Paleontólogos argentinos hallaron en Río Negro fósiles de una nueva especie de dinosaurio. Se trata de un dinosaurio depredador de seis metros de longitud al que bautizaron como Austroraptor cabazai.
Los especialistas afirman que esta región de América del Sur constituyó el hogar de un linaje de grandes cazadores, cuya historia evolutiva recién comienza a develarse.
Un equipo de paleontólogos argentinos descubrió una nueva especie de dinosaurio que pertenece a la familia de los raptores. Su nueva denominación es Austroraptor cabazai.
Hacia fines de 2002, el paleontólogo Fernando Novas dirigió una exploración financiada por la National Geographic Society a una región llamada Bajo de Santa Rosa, en la provincia argentina de Río Negro.
El Bajo de Santa Rosa es una enorme depresión natural conocida entre los paleontólogos argentinos por su gran riqueza fosilífera. Desde que las primeras expediciones al citado bajo fueran efectuadas en la década de 1920, el sitio ha venido sumando una larga lista de restos de plantas y animales que habitaron esta región de la Patagonia hace 70 millones de años, casi fines de la "Edad de Oro de los Reptiles".
“El Bajo de Santa Rosa, en particular, ha brindado numerosos huesos, dientes y huevos de dinosaurios titanosaurios, herbívoros corpulentos de andar cuadrúpedo, de cuello y cola alargados, así como restos de otro grupo de herbívoros, los hadrosaurios, informalmente llamados ‘dinosaurios pico de pato’ por la forma achatada de su hocico”, afirmó a la Agencia CyTA Novas que es doctor en ciencias naturales e investigador del Conicet del Departamento de Anatomía Comparada del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, en Buenos Aires. Y agregó: “Ante tal abundancia de fósiles, sumado al entusiasmo que me manifestaba Héctor ‘Tito’ Cabaza, fundador del Museo de Ciencias Naturales de Lamarque de aquella provincia, decidí encarar una expedición y probar suerte de encontrar alguna osamenta de mis dinosaurios favoritos: los carnívoros terópodos. Poco se conocía de la región sobre estos animales depredadores, pero mis expectativas fueron ampliamente recompensadas con esa visita al Bajo de Santa Rosa.”
Búsqueda minuciosa
Además de Novas, en la expedición al Bajo de Santa Rosa participaron el técnico Marcelo Isasi, Juan Canale (discípulo de Novas), el fotógrafo Hernán Canutti, el asistente Rafael Manazzone, y "Tito" Cabaza. “Después de transcurridos algunos días de búsqueda infructuosa, descubrimos, en lo alto de un cerro amarillento, un largo hueso, bastante craquelado, que impedía reconocer con certeza de qué tipo de animal se trataba.
No obstante, esa primera evidencia brindaba un dato alentador: la capa externa del hueso era muy delgada y de superficie lisa, lo que demostraba que no se trataba de un pesado titanosaurio, ya conocidos en la zona, sino de un tipo diferente de dinosaurio”, relata Novas.
Más piezas emergieron durante el segundo día de excavación, incluyendo un fémur y una tibia, cada uno de casi 60 centímetros de largo. Al inicio de la excavación no había claridad sobre la especie a la que pertenecían, pero finalmente dieron con una garra de unos 6 centímetros que correspondía a uno de los pies. “En claro contraste con las pezuñas chatas y anchas de un hadrosaurio, esa garra que acabábamos de encontrar era de forma cónica y puntiaguda, develando que aquello que estábamos removiendo, después de 70 millones de años, eran los restos de un dinosaurio depredador”, explica Novas.
Pero ¿a qué grupo de dinosaurios carnívoros pertenecía aquel esqueleto? “Concentré mi atención en la forma de la garra, y para mi enorme sorpresa me percaté que la misma no se correspondía con la de los abelisáuridos, linaje de terópodos cuyos huesos y dientes se los halla con cierta frecuencia en las rocas de Patagonia. Era obvio que estábamos frente a un carnívoro completamente nuevo para la ciencia.”, subraya el paleontólogo.
A medida que la excavación se fue ampliando, se fueron sumando huesos del cráneo, una mandíbula con dientes, varias vértebras del cuello, y más falanges de manos y pies. “La cosecha había resultado exitosa y retornamos a casa con las osamentas de una criatura hasta entonces impensada. En el Museo Argentino de Ciencias Naturales, en Buenos Aires, nos dedicamos a extraer la roca que cubría los huesos, y tan pronto comenzamos su estudio nos dimos cuenta que se trataba de un miembro de la familia de los "raptores".
“Decidí llamar a la nueva criatura Austroraptor cabazai, el dinosaurio rapaz del sur que honra a Cabaza’", indica Novas.
A diferencia de su pariente asiático, Velociraptor de Mongolia, el Austroraptor cabazai era mucho más grande, alcanzando los 6 metros de longitud. La cabeza del raptor austral era baja y alargada, provista con numerosos dientes pequeños y cónicos. “Pero lo que nos sorprendió fueron sus brazos proporcionalmente muy cortos, rasgo que contrasta claramente con el resto de los raptores, de brazos considerablemente más alargados. Desconocemos cuales fueron las presiones de la selección natural que llevaron a la adquisición de estas peculiaridades anatómicas”, recalca Novas. El hallazgo de esta nueva especie, cuyos restos fueron presentados en el Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia en diciembre de 2008, fue descrito en la edición impresa de 2009 de la revista científica Proceedings of the Royal Society.
Diego Pol, investigador del Conicet del Museo Paleontológico Egidio Feruglio, en Chubut, participó en el análisis de los fósiles hallados en el Bajo de Santa Rosa. “A partir del descubrimiento y del estudio del Austroraptor podemos ahora comprender que los dromaeosauridos (una familia de dinosaurios muy relacionados al origen de las aves que incluye al Velociraptor) fueron mucho más diversos que lo que suponíamos con anterioridad”, explica Pol. Y agrega: “Austroraptor pertenece a un grupo de dromaeosauridos del hemisferio sur que hasta ahora eran conocidos por formas de tamaño corporal pequeño. Pero el Austroraptor, que era bípedo, era mucho más grande que sus parientes, llegando a tamaños corporales que duplican los de sus parientes.”
Para Pol este y otros hallazgos hechos en Patagonia en la última década revelan un linaje de parientes del Velociraptor que habitó en el hemisferio sur del cual no se tenía conocimiento con anterioridad. “Esto muestra el potencial que tiene nuestro país en cuanto a la riqueza del registro fósil, y nos indica que todavía queda mucho por descubrir de la vida pasada que habitó en nuestras tierras”, afirma.
“Las nuevas evidencias indican que esta región de América del Sur constituyó el hogar de un linaje de grandes cazadores, cuya historia evolutiva recién comienza a develarse”, concluye Novas.
Los especialistas afirman que esta región de América del Sur constituyó el hogar de un linaje de grandes cazadores, cuya historia evolutiva recién comienza a develarse.
Un equipo de paleontólogos argentinos descubrió una nueva especie de dinosaurio que pertenece a la familia de los raptores. Su nueva denominación es Austroraptor cabazai.
Hacia fines de 2002, el paleontólogo Fernando Novas dirigió una exploración financiada por la National Geographic Society a una región llamada Bajo de Santa Rosa, en la provincia argentina de Río Negro.
El Bajo de Santa Rosa es una enorme depresión natural conocida entre los paleontólogos argentinos por su gran riqueza fosilífera. Desde que las primeras expediciones al citado bajo fueran efectuadas en la década de 1920, el sitio ha venido sumando una larga lista de restos de plantas y animales que habitaron esta región de la Patagonia hace 70 millones de años, casi fines de la "Edad de Oro de los Reptiles".
“El Bajo de Santa Rosa, en particular, ha brindado numerosos huesos, dientes y huevos de dinosaurios titanosaurios, herbívoros corpulentos de andar cuadrúpedo, de cuello y cola alargados, así como restos de otro grupo de herbívoros, los hadrosaurios, informalmente llamados ‘dinosaurios pico de pato’ por la forma achatada de su hocico”, afirmó a la Agencia CyTA Novas que es doctor en ciencias naturales e investigador del Conicet del Departamento de Anatomía Comparada del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, en Buenos Aires. Y agregó: “Ante tal abundancia de fósiles, sumado al entusiasmo que me manifestaba Héctor ‘Tito’ Cabaza, fundador del Museo de Ciencias Naturales de Lamarque de aquella provincia, decidí encarar una expedición y probar suerte de encontrar alguna osamenta de mis dinosaurios favoritos: los carnívoros terópodos. Poco se conocía de la región sobre estos animales depredadores, pero mis expectativas fueron ampliamente recompensadas con esa visita al Bajo de Santa Rosa.”
Búsqueda minuciosa
Además de Novas, en la expedición al Bajo de Santa Rosa participaron el técnico Marcelo Isasi, Juan Canale (discípulo de Novas), el fotógrafo Hernán Canutti, el asistente Rafael Manazzone, y "Tito" Cabaza. “Después de transcurridos algunos días de búsqueda infructuosa, descubrimos, en lo alto de un cerro amarillento, un largo hueso, bastante craquelado, que impedía reconocer con certeza de qué tipo de animal se trataba.
No obstante, esa primera evidencia brindaba un dato alentador: la capa externa del hueso era muy delgada y de superficie lisa, lo que demostraba que no se trataba de un pesado titanosaurio, ya conocidos en la zona, sino de un tipo diferente de dinosaurio”, relata Novas.
Más piezas emergieron durante el segundo día de excavación, incluyendo un fémur y una tibia, cada uno de casi 60 centímetros de largo. Al inicio de la excavación no había claridad sobre la especie a la que pertenecían, pero finalmente dieron con una garra de unos 6 centímetros que correspondía a uno de los pies. “En claro contraste con las pezuñas chatas y anchas de un hadrosaurio, esa garra que acabábamos de encontrar era de forma cónica y puntiaguda, develando que aquello que estábamos removiendo, después de 70 millones de años, eran los restos de un dinosaurio depredador”, explica Novas.
Pero ¿a qué grupo de dinosaurios carnívoros pertenecía aquel esqueleto? “Concentré mi atención en la forma de la garra, y para mi enorme sorpresa me percaté que la misma no se correspondía con la de los abelisáuridos, linaje de terópodos cuyos huesos y dientes se los halla con cierta frecuencia en las rocas de Patagonia. Era obvio que estábamos frente a un carnívoro completamente nuevo para la ciencia.”, subraya el paleontólogo.
A medida que la excavación se fue ampliando, se fueron sumando huesos del cráneo, una mandíbula con dientes, varias vértebras del cuello, y más falanges de manos y pies. “La cosecha había resultado exitosa y retornamos a casa con las osamentas de una criatura hasta entonces impensada. En el Museo Argentino de Ciencias Naturales, en Buenos Aires, nos dedicamos a extraer la roca que cubría los huesos, y tan pronto comenzamos su estudio nos dimos cuenta que se trataba de un miembro de la familia de los "raptores".
“Decidí llamar a la nueva criatura Austroraptor cabazai, el dinosaurio rapaz del sur que honra a Cabaza’", indica Novas.
A diferencia de su pariente asiático, Velociraptor de Mongolia, el Austroraptor cabazai era mucho más grande, alcanzando los 6 metros de longitud. La cabeza del raptor austral era baja y alargada, provista con numerosos dientes pequeños y cónicos. “Pero lo que nos sorprendió fueron sus brazos proporcionalmente muy cortos, rasgo que contrasta claramente con el resto de los raptores, de brazos considerablemente más alargados. Desconocemos cuales fueron las presiones de la selección natural que llevaron a la adquisición de estas peculiaridades anatómicas”, recalca Novas. El hallazgo de esta nueva especie, cuyos restos fueron presentados en el Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia en diciembre de 2008, fue descrito en la edición impresa de 2009 de la revista científica Proceedings of the Royal Society.
Diego Pol, investigador del Conicet del Museo Paleontológico Egidio Feruglio, en Chubut, participó en el análisis de los fósiles hallados en el Bajo de Santa Rosa. “A partir del descubrimiento y del estudio del Austroraptor podemos ahora comprender que los dromaeosauridos (una familia de dinosaurios muy relacionados al origen de las aves que incluye al Velociraptor) fueron mucho más diversos que lo que suponíamos con anterioridad”, explica Pol. Y agrega: “Austroraptor pertenece a un grupo de dromaeosauridos del hemisferio sur que hasta ahora eran conocidos por formas de tamaño corporal pequeño. Pero el Austroraptor, que era bípedo, era mucho más grande que sus parientes, llegando a tamaños corporales que duplican los de sus parientes.”
Para Pol este y otros hallazgos hechos en Patagonia en la última década revelan un linaje de parientes del Velociraptor que habitó en el hemisferio sur del cual no se tenía conocimiento con anterioridad. “Esto muestra el potencial que tiene nuestro país en cuanto a la riqueza del registro fósil, y nos indica que todavía queda mucho por descubrir de la vida pasada que habitó en nuestras tierras”, afirma.
“Las nuevas evidencias indican que esta región de América del Sur constituyó el hogar de un linaje de grandes cazadores, cuya historia evolutiva recién comienza a develarse”, concluye Novas.
Fuente: rafaela.com
imagen: prehistoricpark.blogspot.com
imagen: prehistoricpark.blogspot.com
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