miércoles, 30 de junio de 2010

La huella del mordisco más antiguo de un mamífero


Marcas de un mordisco en el hueso de un dinosaurio.J. Longrich

Dos paleontólogos de EEUU creen haber encontrado los restos del mordisco más antiguo dado por un mamífero. Se trata de varios huesos de dinosaurios del Cretácico Superior, hace unos 75 millones de años, en los que todavía pueden observarse las cuatro marcas dejadas por los dientes de pequeños mamíferos, hoy extintos, conocidos como multituberculados.

"Los huesos eran una especie de suplemento alimenticio para estos animales", explica Nicholas Longrich, investigador de la Universidad de Yale (EEUU) y coautor del hallazgo, descrito en la revista Paleontology.

Longrich y su colega Michael Ryan, del Museo de Historia Natural de Cleveland (EEUU), han encontrado los huesos en un yacimiento fósil en Alberta (Canadá). Los restos presentan unas características marcas de tan sólo unos milímetros. Todas muestran cuatro incisiones convergentes que, según los expertos, coinciden con la disposición de los incisivos de los multituberculados. Estos animales del tamaño de una ardilla eran muy similares a los roedores de hoy, aunque su dentición aún no estaba tan preparada para roer de forma continuada. Según los expertos, los multituberculados comían los huesos para obtener calcio y sodio.

Los animales dejaron su huella en huesos de dinosaurios similares a triceratops, hadrosaurios, grandes reptiles acuáticos y también mandíbulas de marsupiales. Según el equipo, se trata de las marcas de este tipo más antiguas que se han encontrado hasta el momento. Las incisiones presagian un comportamiento muy común en roedores actuales de la zona donde se encontraron los huesos. De hecho, los investigadores también han hallado huesos de ciervo actual con bocados muy similares a los hallados en los fósiles de dinosaurio.

Fuente: publico.es

jueves, 17 de junio de 2010

Tortugas gigantes terrestres en Corrientes, Argentina


A través de un estudio que tuvo en cuenta registros fósiles, investigadores de la Universidad Nacional del Nordeste lograron determinar la anatomía de tortugas gigantes terrestres que habitaron en la región en el periodo del Pleistoceno.


Las tortugas son un grupo muy particular de reptiles, porque poseen la cabeza, patas y cola incluidas en un caparazón dorsal y plastrón ventral. Curiosamente, el caparazón se origina como expansión de las costillas, esto puede visualizarse en el desarrollo embrionario de ellas. Se aprecia notables diferencias entre las tortugas acuáticas y terrestres; en sistemática paleontológica se utilizan caracteres del cráneo, del caparazón y principalmente del plastrón para determinar familias, géneros y especies.

A través de la paleontología, los investigadores Marcelo de la Fuente y Gerardo Zacarías, de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura (FACENA) de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) pudieron determinar la anatomía de tortugas gigantes terrestres que habitaron en este territorio en tiempos prehistóricos.

No todas son iguales

Las tortugas acuáticas de agua dulce tienen caparazones más aplastados y dedos palmados (membranas entre los dedos); mientras que las marinas un mayor desarrollo en el número de falanges. Las tortugas terrestres tienen caparazones más globosos y con reducción del numero de las falanges en los dedos (generalmente la reducción varía de 3 a 2 falanges) para soportar mejor el peso.

“Este trabajo lo comenzamos en el 2008 cuando se rescataron ejemplares fósiles de una tortuga gigante en Bella Vista y una tortuga acuática de menor tamaño de Santa Lucía, ambas localidades de la provincia de Corrientes. Estos fósiles provienen de sedimentitas de la Formación Toropí, con una edad aproximadamente de entre 50.000 y 35.000 años (Pleistoceno superior)”, señaló a la revista Ciencia y Técnica de la UNNE Gerardo Zacarías.

El investigador mencionó que de la primera localidad ya se habían extraído ejemplares de tortugas gigantes. “El primer ejemplar fue rescatado por los doctores Beatriz Alvarez y Rafael Herbst, pero lamentablemente este fósil fragmentario se perdió de las colecciones paleontológicas del FACENA; el segundo ejemplar un poco más completo pero bastante fragmentario; fue extraído por el grupo de Paleontología de Facena/ CECOAL (Centro de Ecología Aplicada del Litoral), e investigadores del Instituto CICyTTP (Centro De Investigaciones Científicas y Transferencia de Tecnología a la Producción), Entre Ríos. Este ejemplar fue estudiado por Noriega y colaboradores en el año 2000, llegando a la conclusión de que tentativamente corresponde al género Chelonoidis. No se podía confirmar este postulado, por la naturaleza fragmentaria del material”, recordó.

Es así que en el año 2009, Zacarías y de la Fuente, confirman la presencia del género Chelonoidis a partir de un ejemplar más completo exhumado en el 2007 por investigadores del FACENA/ CECOAL e investigadores de la Universidad de La Plata (UNLP). “El carácter que permitió confirmar el género es la particular forma de los escudos pectorales, como ser un estrechamiento medial con una expansión distal”, explicaron los expertos.

A su vez, se recolectaron varios fósiles de Santa Lucía, entre ellos, unas placas desarticuladas de una tortuga acuática, que por la forma particular -escudos córneos presentes en el epiplastrón, como ser escudos gulares triangulares curvados hacia la parte dorsal que contactan plenamente entre sí en la línea media y escudos humerales que tienen forma de paralelogramo, con borde libre convexo y estrechos hacia la línea media- se lo asigna de forma tentativa al género Trachemys.

El género Chelonoidis incluye un grupo de tortugas terrestres neotropicales; actualmente están representadas por las especies Chelonoidis chilensis, a la cual se la conoce como la tortuga chaqueña, o “Chaco Tortoise”, que puede llegar a alcanzar los 30 cm de longitud recta del caparazón.

En Argentina se distribuye en la región fitogeográfica chaqueña, es decir, en las provincias Chaco, Formosa, Santiago del Estero, parte de Santa Fe y Salta. Chelonoidis carbonaria conocida vulgarmente como “tortuga de patas rojas”, puede llegar a medir 60cm de longitud recta del caparazón; vive en zonas abiertas semiáridas como el de una sabana arbolada pero también puede habitar áreas más cerradas como la selva. Las podemos encontrar en Chaco y Misiones, aunque no de manera abundante.

Chelonoidis denticulata, puede llegar a medir 70cm de longitud recta el caparazón, “es la tortuga de patas amarillas”, vive en netamente en selvas amazónicas, no llega hasta nuestro país. Estas tres primeras son continentales, mientras que la tortuga terrestre insular es Chelonoidis nigra conocida como la tortuga Galápagos, es la gigante de las 4, que llega a medir 110cm de longitud recta del caparazón, presenta diferentes razas de acuerdo al ambiente que viven en las distintas islas.

Trachemys es una tortuga acuática que habita actualmente lagunas de cierta profundidad -1.20m-, su distribución en Argentina es en las cuencas del río Paraná, desde la provincia de Corrientes hasta el río de la Plata. Aunque podría haber variaciones en su población.

Consultado respecto a las zonas de la provincia donde las tortugas gigantes habitaron y por qué, Zacarías recordó que a partir de una inferencia ecomorfológica del húmero grácil de una tortuga Gigante Terrestre de BellaVista, estudiada por Noriega y colaboradores en el año 2000, las tortugas gigantes en la Mesopotamia habitaron áreas abiertas de condiciones más frías y áridas que las actuales. “Lo que no se sabe con seguridad, es que si este ambiente era muy árido o con influencia tropical”, dijo.

“Tampoco no se sabe mucho sobre la biología de las tortugas terrestres gigantes porque en Sudamérica los restos relativamente completos de tortugas asignables al género Chelonoidis (sumado a los ejemplares de la provincia de Corrientes) son 9”, acotó el investigador.

Sin embargo, “lo que sí se sabe es que estas tortugas terrestres gigantes continentales fósiles se diferencian de las de las islas Galápagos porque éstas últimas adquirieron el gran tamaño debido a la carencia de depredadores en las islas. El caparazón de estas tortugas es más abierto y de menor espesor; el cual contrasta mucho con las continentales fósiles, dado que su caparazón es menos abierto y de notable espesor debido a que tenían que hacer frente a depredadores tales como lobos de gran porte, felinos conocidos como “tigre de sable” y otros mamíferos carnívoros”, explicó el investigador.

Por otro lado, Trachemys, es una especie actual, y vive en un ambiente de lagunas rodeado por selvas en galería. “Posiblemente esas eran las condiciones en Santa Lucía hace 35 mil años”, infieren los investigadores.

Actualmente, “se sigue trabajando en el tema, pretendiendo ampliar el registro fósil; esclarecer la taxonomía del ejemplar de Tortuga Terrestre Gigante hallado en 2007, este ejemplar podría ser o no una nueva especie del género Chelonoidis; y conocer mejor las condiciones ambientales en el momento en que vivió la Tortuga Terrestre Gigante”, dijo Zacarías.

Muchos años atrás

Mediante estudios previos realizados por los doctores Herbst, Alvarez, Lutz, Zurita, Miño Boilini, de la Fuente, entre otros; se sabe que existieron hace 35 mil años en la provincia de Corrientes, tortugas terrestres gigantes y mamíferos de gran porte, como elefantes, Glyptodontes y Scelidotherinos. Estos animales fueron componentes de la “Megafauna Pleistocena”.

Mediante estos estudios se podría saber más como era el ambiente en ese momento geológico y que cambios naturales se produjeron para que no existiesen más la “Megafauna”.

Estos proyectos tienen como principal objetivo el estudio integral (taxonómico, filogenético, paleobiogeográfico, paleoambiental) de la notable diversidad biológica observada en la región mesopotámica durante la mayor parte del Pleistoceno.

Fuente: misionesonline.net

miércoles, 16 de junio de 2010

Encuentran en Brasil un fósil de un súper depredador del Período Triásico


El fósil fue encontrado por el equipo de Da Silva y Cabreira en el municipio de Dona Francisca, a 260 Km. de Porto Alegre, capital del estado de Río Grande do Sul (sur).

Brasil. Arqueólogos brasileños encontraron un fósil casi completo de un súper depredador del Período Triásico sorprendente por su estado de conservación, informó la Universidad Luterana do Brasil este martes.

El fósil del Prestosuchus chiniquensis, que vivió hace 238 millones de años y es ancestro de los dinosaurios, tiene aproximadamente siete metros de largo y pesa 900 Kg., lo que lo convierte en uno de los hallazgos más importantes de este grupo de reptiles.

"Es algo que jamás podríamos imaginar, es sensacional la calidad de preservación y el tamaño de esos huesos", afirmó el biólogo Lúcio Roberto da Silva, en nota de prensa de la Universidad.

"Este descubrimiento permitirá una mejor comprensión de la anatomía del prestosuchus y favorecerá una reconstrucción más precisa del esqueleto del animal. Este es el único fósil de este grupo en presentar una pata trasera preservada, lo que brindará nuevas informaciones sobre la locomoción de estos increíbles reptiles", explicó el paleontólogo Sergio Furtado Cabreira.

El fósil fue encontrado por el equipo de Da Silva y Cabreira en el municipio de Dona Francisca, a 260 Km. de Porto Alegre, capital del estado de Río Grande do Sul (sur).

Las rocas sedimentarias del lugar de excavación pertenecieron a un lago primitivo, donde los herbívoros se detenían a beber y eran emboscados por este tipo de tecodentes, animales carnívoros que dominaron el Período Triásico (de 250 a 205 millones de años atrás), precisó la Universidad.
Fuente: caio.uy.over-blog.com

Hallan los primeros fósiles en España del "Cangrejo violinista" de hace 4 millones de años


Un grupo de paleontólogos de varias zonas del mundo han localizado en La Antilla (Huelva) las primeras evidencias en España de fósiles de "Uca tangeri" -llamado localmente "Boca" o también popularmente "cangrejo violinista" o "barrilete", cuya antigüedad se cifra en unos cuatro millones de años.

El paleontólogo onubense Fernando Muñiz ha explicado a Efe que el trabajo lo ha coordinado su colega eslovaco Matus Hyny, del Departamento de Geología y Paleontología de la Comenius University en Bratislava, que pudo reconocer restos pertenecientes al género Uca, al que también pertenecen la especie existente en nuestro litoral "Uca tangeri" o "Boca".

Ésta es la primera evidencia fósil que ha permitido además que sus madrigueras o estructuras de bioturbación fosilizadas también hayan podido determinarse, gracias a un trabajo previo realizado por el propio Muñiz y Jordi María de Gibert y Zain Belaústegui, ambos de la Universidad de Barcelona.

Con respecto al material determinado, se trata de varios caparazones y pinzas pertenecientes a unos ejemplares machos.

Por otra parte, estos fósiles de "Boca" hallados en Huelva, junto con las madrigueras también fosilizadas, permiten corroborar datos sobre el medio sedimentario y ecosistema que existía en la localidad hace unos cuatro millones de años, durante el periodo geológico del Plioceno, cuando el litoral de Lepe estaba dominado por un gran estuario.

El hallazgo se realizó durante las Jornadas Internacionales sobre Bioturbación Fósil y Reciente de Crustáceos celebradas en La Antilla (Lepe), que han concluido recientemente, con una valoración muy positiva por parte de los organizadores y participantes, que se han mostrado asimismo muy satisfechos por los trabajos científicos expuestos, conferencias, discusiones y mesas redondas planteadas.

Durante las jornadas, organizadas conjuntamente por el Ayuntamiento de Lepe y las Universidades de Huelva y Barcelona, los científicos debatieron sobre diversos aspectos, como la ecología actual y del pasado de los crustáceos, o líneas de trabajo entre paleontólogos y biólogos, entre otras cuestiones de interés.

Fuente:EFE

jueves, 10 de junio de 2010

Grandes reptiles oceánicos con la sangre caliente


Diente de un ictiosaurio utilizado en el trabajo.| Science

Los grandes reptiles marinos que habitaron en los mares, hace entre 251 y 65 millones de años, eran de sangre caliente, una característica que les permitía vivir a grandes profundidades y desplazarse nadando a largas distancias para capturar sus presas.

Esta es la conclusión a la que ha llegado un equipo de investigadores de la Universidad de Lyon y otras instituciones científicas francesas, que han analizado el isótopo 18 de los dientes fosilizados de tres de los linajes más significativos de aquellos monstruos marinos.

Los científicos, según publican en la revista 'Science', comprobaron que las temperaturas oceánicas en aquella era llegaban a ser muy frías, casi a punto de la congelación. Si los reptiles de entonces hubieran tenido la sangre fría, es decir, que su organismo se hubiera adaptado a la que había a su alrededor, su supervivencia habría sido muy complicada.

Para averiguar cómo funcionaba su organismo eligieron fósiles dentales de tres linajes: los plesiosaurios, los ictiosaurios y los mosasaurios, y compararon sus isótopos de oxígeno con los dientes de peces que viven en el mismo medio ambiente para descartar desviaciones en la temperatura corporal.

El resultado fue que los plesiosaurios y los ictiosaurios tenían una temperatura corporal que oscilaba entre los 35º y los 39º C. No está tan claro si los mosasaurios también mantenían su sangre caliente, aunque es algo que no descartan.

La explicación de esta adaptación evolutiva estaría en que los dos primeros linajes de reptiles marinos iban a la captura de sus presas y tenían que recorrer grandes distancias a una velocidad muy alta, como hacen los atunes, por lo que su metabolismo requería una temperatura alta para estar activo.

En el caso de los mosasaurios, por lo que ya se sabía, eran reptiles que permanecían al acecho cuando salían de caza y, por tanto, solo puntualmente alcanzaban grandes velocidades y en distancias cortas.

Para el catedrático de Paleontología José Luis Sanz, este trabajo "es muy interesante porque confirma las hipótesis que había sobre el comportamiento y el hábitat de estos reptiles marinos".

Todos ellos fueron grandes depredadores de dimensiones gigantescas, como también eran las de sus vecinos terrestres, los dinosaurios.

Fuente:elmundo.es

Paleontólogos de Florida examinan restos de semillas fósiles de Negritos- Talara


Imágenes microscópicas de pólenes fósiles recuperados en el yacimiento Vendimia.
fuente de imagen : Calerizo Prehistoria

Los paleobotánicos Steven Manchester y Fabiany Herrera, del Museo de Historia Natural de Florida (Gainesville, Estados Unidos), estuvieron recientemente en la ciudad de Piura, realizando una clasificación preliminar de semillas fósiles de 45 a 50 millones de años de antigüedad que encontraron en el Distrito de Negritos.

El material fósil está casi íntegramente depositado en el Instituto de Paleontología de la Universidad Nacional de Piura. Sólo una pequeña muestra fue llevada a Estados Unidos, para realizar algunos análisis necesariamente destructivos como secciones para descripción de la estructura a nivel microscópico o análisis bioquímicos.

Jean-Noël Martínez, Director del Instituto de Paleontología de la UNP, afirma que estas semillas fósiles así como los troncos petrificados presentes a proximidad de la ciudad de Negritos sugieren que, hace 45 millones de años, el ambiente de la costa piurana era mas húmedo que en la actualidad y grandes ríos caudalosos desembocaban en el Pacifico como sucede actualmente con los ríos de la cuenca amazónica que desembocan en el Atlántico.

En cuanto a las investigaciones en el Instituto de Paleontología de la UNP, son en su mayoría enfocadas a fósiles vertebrados más recientes ubicados en terrenos correspondientes a ambientes marinos costeros del Mio-Plioceno (entre 15 y 2.6 millones de años de antigüedad) con restos de ballenas, tiburones, cocodrilos... y ambientes continentales del Pleistoceno (entre 2.6 millones de años y 10,000 años) con restos de mamíferos y aves anteriores a la última glaciación.

El 21 de junio llegará a la ciudad de Piura Emily Lindsey, estudiante de doctorado del Dr. Tony Barnosky, de la Universidad de Berkeley (California, Estados Unidos). El proyecto de tesis de Emily es referente a la dinámica de la extinción de la megafauna del Pleistoceno (mastodontes, megaterios, etc.) en el continente americano y el rol relativo del Hombre y de los cambios climáticos en esta extinción. Uno de los yacimientos paleontológicos investigados por Emily es Tanque Loma, en la Península de Santa Elena (Ecuador) y está muy interesada también en el sitio de Pampa La Brea - Distrito de Negritos (Perú).

Fuente:elregionalpiura.com.pe

China: Descubren huesos de dinosaurios de hace 65 millones de años


Arqueólogos chinos descubren fósiles de dinosaurios que se cree datan del periodo Cretáceo.

Los huesos fueron hallados en un campo cerca a la ciudad de Laiyang, al este de la provincia china de Shandong.

La excavación arqueológica de fósiles de dinosaurio la llevan a cabo expertos de la Academia China de Ciencias (CAS) y de un museo, luego de que pobladores de la zona descubrieran fósiles de dinosaurio en un campo el mes pasado.

Laiyang es un importante punto de aparición de fósiles de dinosaurio y una zona de conservación

Fuente: EFE

jueves, 3 de junio de 2010

Nubes volcánicas, homínidos fósiles y musarañas venenosas

Un nuevo estudio publicado por un grupo de investigadores del Institut Català de Paleontología en la revista Journal of Vertebrate Paleontology nos devela los pecularies hábitos alimenticios de una musaraña venenosa que vivió hace cinco millones de años.

Reconstrucción de la musaraña venenosa, Beremendia fissidens. Autor de la reconstrucción: Oscar Sanisidro.


Las nubes de ceniza volcánica representan la imprevisibilidad. Los europeos, a día de hoy, lo tenemos muy presente gracias a los atípicos cambios atmosféricos de los últimos dos meses. Pero los imprevistos provocados por el vulcanismo han afectado a nuestros antepasados desde siempre. También cuando hace casi 2 millones de años, pisaron por primera vez Europa.

Así lo demuestran las capas de ceniza volcánica del yacimiento paleoantropológico de Dmanisi (Georgia). Por aquel entonces, la erupción de un volcán cercano no se traducía en la cancelación de un vuelo, sino en algo más grave: la escasez de alimento en las inmediaciones. Y aunque nos parezca menos evidente en la actualidad, tal y como pasa siempre, estos fenómenos no sólo afectan a los humanos, sino a todos los demás animales de la zona.

Un grupo de paleontólogos ha dado respuesta a cómo se las ingeniaba una musaraña venenosa que vivió en el periodo comprendido entre los 5 millones y 500.000 años atrás, para sobrevivir a las adversidades ambientales. Sus capacidades venenosas fueron descubiertas hace 3 años por investigadores de Atapuerca, pero interpretadas como una adaptación a la caza de grandes presas, tal y como ocurre en muchos de los pequeños animales que poseen glándulas de veneno.

Gracias a los fósiles de Dmanisi (Georgia) y Almenara-Casablanca (Castellón), se ha demostrado que este pequeño mamífero extinto se alimentaba de invertebrados como caracoles o escarabajos. En este contexto, el veneno que producían no era útil como arma letal, sino más bien como anestesiante.

Algunas musarañas actuales utilizan un mecanismo parecido, aunque mucho menos sofisticado, para dormir a sus presas y mantenerlas vivas hasta el momento de ingestión. Esto aseguraba que sus madrigueras siempre contasen con una despensa de "alimentos frescos" en forma de animales paralizados, posibilitando la supervivencia ante la incertidumbre del medio, bien fuera por las inclemencias del tiempo, bien por lluvias de cenizas volcánicas o por cualquier otro fenómeno imprevisto.

Todo un ejemplo a seguir como especie previsora. Quizás como usuarios de las aerolíneas europeas deberíamos plantearnos también 'incorporar' alguna nueva adaptación que nos permita sobrellevar tanta imprevisibilidad, dados los tiempos que corren.

Referencia bibliográfica:

Furió M., Agustín, J., Mouskhelishvili, A., Sanisidro, Ó.& Santos Cubedo, A.2010.The Paleobiology of the extinct venomous Shrew Beremendia (Soricidae, Insectivora, Mammalia) in relation to the Geology and paleoenvironment of Dmanisi (Early Pleistocene, Georgia).Journal of Vertebrate Paleontology, 30 (3): 928-942.



Fuente: Institut Català de Paleontologia /plataformasinc.es

martes, 1 de junio de 2010

Descubren un nuevo género de plantas de hace más de 100 millones de años


hepaticas-y-angiospermas-acuaticas-Foto: Pilar Perla (blogs.heraldo.es)

Científicos de las Universidades de Zaragoza, Vigo, Barcelona y Lyon (Francia) han descubierto un nuevo género de plantas correspondiente al Cretácico Inferior, con una antigüedad de unos 100 millones de años y relacionado con la familia de los nenúfares.

El hallazgo de esta nueva planta, denominada "Ploufolia cerciforme", en homenaje a la localidad turolense de Plou en la que se han encontrado los fósiles, ha sido posible gracias al estudio de los investigadores Luis Miguel Sender (conservador del Museo Paleontológico de la Universidad de Zaragoza), Uxue Villanueva Amadoz y Javier Ferrer.

Según ha informado hoy la Universidad de Zaragoza, la importancia de este hallazgo radica en que los fósiles más primitivos de este tipo de vegetales eran, y sigue siendo hoy en día, escasos y controvertidos.

Los registros fósiles más antiguos de angiospermas o plantas con flores encontrados hasta el momento indican que su origen se remonta a los inicios del periodo Cretácico, hace unos 135 millones de años, aunque su expansión y diversificación tuvo lugar al final del Cretácico Inferior.

Además, sólo unos pocos lugares en todo el mundo poseen yacimientos que conserven fósiles de angiospermas primitivas de este intervalo temporal, entre ellas la provincia de Teruel.

En los últimos años, los descubrimientos efectuados por el Grupo de Paleobotánica del Área y Museo de Paleontología de la Universidad de Zaragoza -perteneciente al Instituto Universitario de Ciencias Ambientales (IUCA)- han supuesto una revolución en el estudio de las plantas fósiles del Cretácico en el suroeste de Europa.

Así, se han encontrado cerca de una treintena de nuevos yacimientos que contienen una gran diversidad de diferentes tipos de plantas fósiles de esta época, incluidas angiospermas primitivas.

Una característica singular de estas plantas es que poseían una serie de glándulas, repartidas de forma regular por los márgenes de sus hojas que, según dicho estudio, les permitirían eliminar el exceso de agua contenido en sus tejidos en un proceso denominado gutación, que hoy en día todavía utilizan algunas plantas como los equisetos y los angiospermas en ambientes cálidos y muy húmedos.

Las características presentes en las hojas fósiles de Plou indican que estarían relacionadas con un orden de plantas actuales denominado Nhymphaeales, al cual pertenecen el nenúfar gigante (Victoria amazónica) y el nenúfar blanco (Nymphaea lotus), planta ornamental que se puede encontrar hoy en día en lagos y estanques de jardines por todo el mundo.

Las plantas fósiles estudiadas consisten en hojas de muy pequeño tamaño (inferiores a un centímetro y medio de longitud) que presentan una alta variedad morfológica, con hojas de contorno redondeado, elíptico, pseudotriangular, pseudotrapezoidal y hasta acorazonado, todas pertenecientes a la misma especie.

Las hojas de Ploufolia cerciforme, junto con una gran variedad de otras plantas fósiles procedentes de diversos yacimientos de la provincia de Teruel, pueden contemplarse en la exposición "Plantas fósiles del Cretácico Aragonés", expuesta en la sala Lucas Mallada del Museo Paleontológico de la Universidad de Zaragoza, que dirige el catedrático Eladio Liñán.

Este hallazgo acaba de ser publicado en el último número de la revista de investigación "Review of Palaeobotany and Palynology".
Fuente: EFE

Paleontólogos descubrieron huellas de dinosaurios de 70 millones de años en Río Negro

El hallazgo tuvo lugar en el Área Protegida Paso Córdoba en la margen sur del Río Negro, a pocos kilómetros de la ciudad de General Roca. Las pisadas pertenecen a la especie de "Hadrosaurios", animales herbívoros que caminaban en dos patas aunque tenían otras dos más pequeñas.

El técnico en paleontología y guardia ambiental Raúl Ortiz fue quien encontró estas huellas que son las primeras de este tipo de hadrosaurios conocidos como "Pico de Pato" en la región patagónica.

Ortiz contó a Télam que encontró las huellas mientras realizaba un trabajo de sedimentología, que es una reconstrucción paleoambiental.

El técnico explicó que su trabajo consiste en estudiar las rocas y sobre esa base se reconstruye el ambiente. "En esa tarea estaba cuando encontré las huellas".

"Hace 70 millones de años la zona de Paso Córdoba era una llanura surcada por ríos y justamente en esa zona se ha preservado un tramo de tres kilómetros de río fosilizado", explicó.

Las huellas pertenecen a la especie de "Hadrosaurios", animales herbívoros que caminaban en dos patas aunque tenían otras dos más pequeñas. "Las cuatro patas las usaban en general para comer, medían unos tres metros de alto y entre tres y cuatro metros de largo", precisó Ortiz.

Como la trompa era parecida a la de un pato, muchos los llaman "Pico de pato", dijo el técnico, quien precisó que "otra característica es que tenían una cola muy desarrollada, muy larga y probablemente la utilizaban para nadar".

Del animal, originario de América del Norte, hay muy pocos registros en la Patagonia.

"La especie ingresó al sur y llegó hasta la Antártida donde hay un registro. Si bien en Río Negro y en Neuquén hay varios hallazgos de huesos, las huellas son las primeras encontradas en la región", aseguró.

A partir del hallazgo se realizarán los trámites legales para proteger las huellas con un cerco perimetral que permita incluso que la gente visite el lugar.

"Después vamos a continuar con los trabajos de investigación porque el lugar es una zona de pisoteo de muchas huellas, no hay una sola o dos. Son rastros de varias que caminan en una dirección y después hemos encontrado otras que vienen en otra dirección y por eso trataremos de descifrar que es lo que sucedió ahí".

Fuente: telam.com.ar