miércoles, 31 de diciembre de 2014

Icnología: tras las huellas de la vida


Traza de domicilio en forma de galería.

Mediante el análisis de las huellas o “trazas”, esta disciplina es capaz de conocer el comportamiento de los organismos que las producen y las características del ambiente en el pasado prehistórico. Es que, el grupo de investigación del Laboratorio de Geología Andina del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC-CONICET) centra sus estudios en los animales que habitaron mares y océanos hace cientos de millones de años.

En diálogo con la Agencia CTyS, el doctor en Geología e investigador superior del CONICET, Eduardo Olivero, explica que “las trazas fósiles tienen la enorme ventaja de dejar en las rocas sedimentarias un registro de organismos que normalmente no dejan registros fósiles”, puesto que, a diferencia de los dinosaurios u otros invertebrados con caparazones, estos organismos de cuerpo blando carecían de huesos duros o caparazones y conchillas.

A fines del Precámbrico, antes del Paleozoico, los mares y océanos estaban dominados por organismos multicelulares variados. Las trazas que dejaron cuando se desplazaban fueron cubiertas por el sedimento. Posteriormente, quedaron preservadas en la roca y permanecieron intactas por millones de años.

De esta manera, existen trazas que reflejan diferentes comportamientos. Por ejemplo, existieron organismos que ingresaron al sedimento marino para hacer su domicilio, entonces, los registros encontrados fueron llamados “trazas de domicilio”; otro para buscar alimento que dejaron “trazas de alimentación”.

“Las trazas de domicilio son especies de galerías o estructuras que alojaban al organismo de cuerpo blando. En tanto, existieron organismos que penetraron en el sedimento para buscar alimento que están adheridos a partículas como limo o arcilla. Allí, el organismo ingiere esas partículas sedimentarias que tienen adheridas bacterias y otras sustancias orgánicas nutritivas y luego las excretan de una manera particular, lo que indica que el organismo estaba comiendo”, resalta Olivero.

Como dato curioso, existieron organismos que se dedicaron a la agricultura en las profundidades más oscuras del océano. “Hacían un sistema de galerías en el interior del sedimento, donde no hay oxígeno, bombeaban sulfato del agua de mar y adentro había bacterias que degradan ese sulfato. Entonces, cultivaban bacterias para alimentarse”, cuenta el investigador y agrega: “estas trazas particulares de agricultura, permitieron reconocer depósitos marinos profundos del Terciario en Tierra del Fuego, que son únicos para la Argentina para esta edad”.

El análisis del comportamiento no es el único objeto de estudio de la icnología, sino que además, su potencial permite conocer cómo era el ambiente en el cual vivían los organismos. “Las trazas de los crustáceos son dominantes en ambientes costeros. Entonces, si encontramos trazas de crustáceos en rocas sedimentarias del pasado geológico podemos inferir que los sedimentos que alojan estas trazas se depositaron en un ambiente costero”, aclara Isabel López Cabrera, profesional de CADIC-CONICET, que colabora en las investigaciones.

De hecho, la icnología es una de las disciplinas paleombientales que logró determinar el límite entre la extensa era del Precámbrico, que se inicia hacia los 4.500 millones de años, y la era del Paleozoico, que comienza hacia los 540 millones de años, y que se define sobre la sobre la base de una traza fósil. “Porque esa traza fósil solo pudo haber sido hecha por un metazoario complejo. Marca una diferencia enorme entre un organismo unicelular, como es la vida dominante en el Precámbrico, y la vida multicelular organizada que es característica del Paleozoico”, concluye el geólogo.

Fuente: elcordillerano.com.ar

lunes, 29 de diciembre de 2014

Científico encuentra por accidente fósiles de un animal marino prehistórico



Mientras caminaba por la orilla de la isla de Wrangel, en el Mar de Siberia, Andrey Tyuryakov descubrió bajo sus pies un hueso fosilizado que perteneció a uno de los reptiles prehistóricos más grandes que se han documentado.


Andrey Tyuryakov, científico del Instituto de Investigación de la Antártida y el Ártico, en San Petersburgo, estaba buscando setas cuando se topó con un fósil de un 'monstruo marino' de 200 millones de antigüedad.

Las pruebas preliminares mostraron que se trataba de dos huesos fosilizados de un plesiosaurio, un dinosaurio descrito a menudo como un monstruo marino gigante. Se trataba de una de las criaturas más temibles que vagaban por los océanos hace 200 millones de años.

"En realidad, soy un gran aficionado a las setas. Estábamos en el camino de regreso a nuestro campamento cuando vi la piedra. Era grande y decidí parar y mirar un poco más de cerca", comentó Tyuryakov, que llegó a la isla con sus colegas para estudiar la población de osos polares.

Fuente:  http://informe21.com

Un cangrejo tropical de 110 millones de años alumbra el puzzle evolutivo



Un investigador de la Universidad de Alberta (Canadá) ha encontrado el fósil de un crustáceo de 110 millones de años, que es pieza ensencial para completar el puzzle de la evolución. 

 El descubrimiento en la tropical Colombia de Telamonocarcinus Antiquus, el cangrejo más antiguo encontrado de su género, proporciona información crítica que cambia el paradigma de la hipótesis previamente aceptada del origen de alta latitud en el Período Cretácico tardio, a un origen neotropical de latitud más baja en el Cretacíco temprano, varios milloness de años antes de lo que se pensaba.



"Estos fósiles indican que los braquiuros eran más diversos y estaban más extendidos durante el Cretácico temprano de lo que sabíamos con anterioridad, y que sus ancestros deben arraigarse en el primer Cretácico, o incluso el Jurásico", dice el investigador Javier Luque, que ha publicado su hallazgo en la revista Paleontology. 

 Como resultado de millones de años de evolución, los cangrejos son los más evolucionados de todos los crustáceos, lo que representa casi 10.000 especies entre fósiles y existentes, y posee gran diversidad morfológica. 

Dado que los trópicos son hoy uno de los ambientes de mayor diversidad biológica de la Tierra, su registro fósil proporciona una ventana única a la diversidad más allá de la vida, y oportunidades para comprender mejor su papel en la evolución de los distintos organismos a través del tiempo.

Sin embargo, los registros fósiles de los trópicos son escasos, especialmente para los crustáceos, debido a la espesa vegetación y la cobertura del suelo, así como la falta de científicos que trabajan activamente en las áreas.



"Aunque los cangrejos son abundantes en el registro fósil desde el Cretácico superior, sobre todo en latitudes más altas, no sabemos casi nada acerca de su historial en el Cretácico Temprano, especialmente desde latitudes más bajas, como los trópicos", explica Luque. "Esta falta de conocimiento sesga nuestra comprensión de la evolución temprana del grupo, y cómo sus primeros antecesores en el árbol de cangrejo de la vida se relacionan con los existentes".
 

Fuente: europapress.es



viernes, 26 de diciembre de 2014

Científicos descubren en Chile fósil de Pudú de más de 13.300 años




Es una sola vértebra de poco más de 3,1 centímetros de largo lo que se encontró en el sitio paleontológico de Pilauco (Osorno), que tras ser estudiada y comparada con otros materiales se pudo identificar como el primer registro fósil de Pudú hecho en Sudamérica. El hallazgo contribuye a reconstruir la prehistoria de la zona sur chilena y conocer más acerca de la llegada y distribución del Pudú. Este hallazgo permite revelar información valiosa acerca de las condiciones transitorias de la vegetación chilena durante época del Pleistoceno (2,5 millones de años a 11.000 años aproximadamente antes del presente), porque el Pudú vive en zonas muy específicas hoy altamente reducidas: bosque cerrado de baja altura.


Paleontólogos de la Universidad Austral de Chile, realizaron el estudio que dio con el primer y único registro de este emblemático ciervo del sur de Chile.

Es una sola vértebra de poco más de 3,1 centímetros de largo lo que se encontró en el sitio paleontológico de Pilauco (Osorno), que tras ser estudiada y comparada con otros materiales se pudo identificar como el primer registro fósil de Pudú hecho en Sudamérica. El hallazgo  contribuye a reconstruir la prehistoria de la zona sur chilena y conocer más acerca de la llegada y distribución del Pudú, sobre la base de los más de 13.300 años en los que fue datado el fósil.

Diminuto trozo de prehistoria


El fósil fue llevado al laboratorio de Paleontología de la Universidad Austral de Chile (UACh) en Valdivia, lugar desde donde se trabajó en su identificación, tarea que a ojos de Erwin González, autor de la publicación científica, fue lo más difícil.

“Lo más complejo fue realizar la determinación taxonómica, debido a que, en el caso de los ciervos (como también en otros grupos), las vértebras no han sido tradicionalmente señaladas como diagnósticas. Sin embargo, al comparar con otras especies de Sudamérica, la diferencias de tamaño y morfológicas eran evidentes”, señaló González.

En este sentido, el autor debió primero generar la información sobre la anatomía de las vértebras en ciervos actuales, de los que, pese a ser animales muy conocidos, esta parte de sus esqueletos no habían sido suficientemente descritas en la literatura como para distinguir la morfología de las diversas especies. Sólo entonces se pudo comparar el fósil y se logró establecer que se trataba de la tercera vértebra cervical de un Pudú adulto de más de 13 mil años, lo cual constituye el primer y único registro antiguo de estos animales en América del Sur.
 
Este hallazgo permite revelar información valiosa acerca de las condiciones transitorias de la vegetación chilena durante época del Pleistoceno (2,5 millones de años a 11.000 años aproximadamente antes del presente), porque el Pudú vive en zonas muy específicas hoy altamente reducidas: bosque cerrado de baja altura. Además, al tratarse de una especie que no está extinta, se pueden establecer otro tipo de relaciones integrando información desde la ecología actual y comportamiento de estos mamíferos.

“Debido a que es un animal emblemático para la conservación de especies en Chile, este hallazgo nos anima a seguir estudiando otros enfoques como la filogeografía (disciplina que estudia la distribución espacial de linajes de genes utilizando como ejes el tiempo y el espacio), sobre todo cuando hoy en día existen tecnologías para la extracción de material hereditario fósil”, agregó Erwin González.

 

 Los Pudú en Sudamérica

 


En Chile sólo hay tres especies nativas de ciervos, de las cuales todas están bajo protección: el Huemul, la Taruca y el Pudú (Pudu puda), este último considerado el ciervo más pequeño del mundo. Estos animales llegaron al continente sudamericano durante la época del Plioceno tardío (3,6 a 2,5 millones de años) desde América del Norte, cruzando el recientemente formado Istmo de Panamá, junto con la megafauna: Gonfoterios, caballo americano, entre otros.

Se cree que los Pudús podrían haber utilizado un bosque cerrado de baja altitud trasandino como un corredor migratorio, sobreviviendo hasta la fecha por lo dócil de su comportamiento, sus adaptaciones morfológicas y capacidades digestivas, elementos que le brindaron una ventaja en ambientes altamente fragmentados por episodios glaciales, corriendo una suerte distinta a otros animales de la “Era de Hielo”, como los Gonfoterios, también presentes en el sitio paleontológico Pilauco.

Pese a lo mucho que se ha podido conocer desde una pequeña vertebra, González plantea que aún hay interrogantes que sería interesante responder, y es por esta razón que éste y otros hallazgos se mantienen en estudio en el Laboratorio de Paleontología en la Facultad de Ciencias de la Universidad Austral de Chile, a la espera de que nuevos especialistas se sumen a esta área de investigación.

En este sentido, se hace presente que “hay un análisis genético que señala que Pudu puda, especie de Pudú del sur de Chile, se separó hace 500 mil años en dos poblaciones debido a un período interglaciar. Las poblaciones corresponden a una continental y otra chilota. Debido a esto, varios autores han planteado que antes de este interglacial existió un puente terrestre de grandes proporciones entre Chiloé y el continente, lo que posibilitó el acceso de estos animales a la isla. Si tuviéramos el ADN del fósil de Pilauco, quizás podríamos determinar si hubo o no reingresos de poblaciones de Pudú chilote hacia el continente”, manifestó González, haciendo referencia a nuevos planteamientos que surgen a medida que se va reconstruyendo el paisaje en el cual vivían estos animales.

Fuente: elmostrador.cl

Un grupo de paleontólogos extrae un cuello entero de dinosaurio en el Pallars Jussà


  
Un equipo de investigadores del Institut Català de Paleontología Miquel Crusafont (ICP) y de la Universidad de Zaragoza ha extraído del yacimiento de Orcau (Pallars Jussà) los restos de uno de los dinosaurios más grandes encontrados hasta ahora en el Pirineo. En concreto, se trata de un cuello íntegro que pertenecía a un gran tiranosaurio de más de 20 metros de largo y que pesaba unas 13 toneladas, y que vivió en esta zona hace 68 millones de años. Los restos hallados miden cinco metros de longitud y pesan cerca de 2.500 kilos e incluyen siete u ocho vértebras de la zona del cuello y las primeras costillas del ejemplar.

A pesar de las enormes dimensiones y peso de la pieza, la operación de extracción y traslado se desarrolló sin complicaciones. Los trabajos duraron cinco horas y fue necesario utilizar una potente retroexcavadora, ya que primero se tuvo que abrir un camino para poder acceder al lugar en el que se encontraba el fósil y, posteriormente, cargarlo en el remolque que lo trasladó hasta la localidad más cercana de Isona i Conca Dellà (Pallars Jussà).

Los paleontólogos destacan la importancia del fósil, hallado en 1954, para conocer a esta especie. Para ellos, era interesante extraer el bloque entero porque las vértebras se encuentran en conexión anatómica, es decir, dispuestas tal como estaban en el animal en vida, un hecho bastante excepcional en los restos de dinosaurios que se encuentran en el Pirineo, a menudo formadas por piezas aisladas y dispersas. Àngel Galobart, jefe del grupo de investigación del Mezoico del ICP, manifestó el gran interés científico, divulgativo e histórico, que tiene el hallazgo. "La extracción de esta pieza ha sido la culminación de unos trabajos de excavación que comenzamos hace casi 60 años", afirma. El museo de la Conca Dellà alojará la pieza una vez haya sido estudiada y restaurada. 
Fuente:  elperiodico.com

miércoles, 14 de mayo de 2014

Hallan en Argentina un nuevo dinosaurio diplodócido con poderosa “cola de látigo”

Según se publica en el último número de la revista Plos ONE, paleontólogos argentinos han descubierto restos de un diplodócido (como también se conoce a los brontosaurios, término caído un poco en desuso en la comunidad científica) en la zona de Bajada Colorada, en la Patagonia Norte.                


                                                               Recreación artística obra de Jorge A. González

La familia de los brontosaurios es uno de los iconos de la Prehistoria, dinosaurios de una veintena de metros con interminables cuellos y largas colas que hemos visto en cientos de dibujos y entre cuyas mastodónticas patas pasaban sobre una moto los protagonistas de Parque Jurásico. Por sus dimensiones son de los animales más conocidos y carismáticos junto con el temido Tiranosaurio Rex o los peculiares Triceratops.

 Si han llegado a ser tan representativos los enormes diplodocus o los apatosaurios es gracias a que el filántropo Andrew Carnegie distribuyó el siglo pasado numerosos esqueletos completos a los principales museos del mundo. En Norteamérica abundan los restos de brontosaurios, que vivieron en el Jurásico Superior –hace entre 144 y 200 millones de años-  y también se ha hallado restos en España y en África. Sin embargo, no había constancia de su presencia en América del Sur.

 Según se publica en el último número de la revista Plos ONE, paleontólogos argentinos han descubierto restos de un diplodócido (como también se conoce a los brontosaurios, término caído un poco en desuso en la comunidad científica) en la zona de Bajada Colorada, en la Patagonia Norte. Este dinosaurio es considerado como el último representante de esta familia encontrado hasta la fecha y el primero hallado en la mitad sur del continente americano. “Es imposible asegurar que fue el último espécimen en extinguirse, pero sí sabemos que es último diplodócido que vivió del que tenemos registro”, afirma a EFE Futuro Pablo Ariel Gallina, autor principal del artículo, que trabaja en el Área de Paleontología de la Fundación de Historia Natural “Félix de Azara” (CEBBAD, CONICET), de la Universidad Maimónides de Buenos Aires (Argentina).

El nuevo dinosaurio ha sido bautizado como Lainkupal laticauda. En idioma mapudungún o mapuche “Leinkupal” significa “familia que desaparece” ya que el hallazgo corresponde al último representante de la familia de los diplodócidos; y “laticauda”, que en latín significa “cola ancha”, hace referencia a esta característica tan particular de este dinosaurio. “Existen dos diferencias fundamentales con otros brontosaurios. Una es el ancho relativo de las vertebras de la base de la cola, lo que nos dice que este dinosaurio poseía una importante musculatura caudal que le permitía realizar movimiento laterales con mucha más precisión y fuerza que otros diplodócidos.

 Ya se ha propuesto previamente que los diplodócidos poseían una larga cola con importante musculatura que le permitía realizar movimientos en forma de látigo como herramienta defensiva. Esta condición está mucho más desarrollada en este nuevo diplodócido (ver recreación artística). La otra diferencia es el tamaño total de este dinosaurio que no supera los 9 metros de largo, frente al resto de los diplodócidos que superan ampliamente los 20 metros de longitud”, explica Gallina a esta agencia de noticias.

Fuertes músculos


                                                               Árbol genealógico obra de Carlos Papolio

El secreto de la letal cola del Lainkupal reside en que, además de ancha, estaba neumatizada, es decir, que posee cavidades donde alojaba sacos con aire e insertaba fuertes músculos que le permitían dar esos poderosos coletazos laterales, de un modo aún más marcado que el de otros dinosaurios similares.

Aunque no había pruebas hasta ahora de que esas tierras argentinas hubieran sido escenario de la vida de un diplodócido, “sí sabíamos –comentan los autores- de algunos de sus parientes lejanos. Por ejemplo, los rebaquisáuridos con sus hocicos anchos y los dicreosáuridos con sus lomos espinosos, los parientes más cercanos de los diplodócidos”.

Durante el Jurásico los dinosaurios saurópodos alcanzaron tamaños colosales en todo el globo, pero en forma independiente. Su distribución geográfica estaba influenciada por el clima, particularmente por el vasto desierto extendido entre Sudamérica y África: el desierto de Gondwana Central. Este ambiente habría aislado a las faunas del sur de Gondwana de aquellas de más al norte desde el Jurásico. La región de la que proceden los fósiles patagónicos de principios del Cretácico era parte de una faja subtropical seca con inviernos húmedos, extendida entre los 30° y 40° de latitud. Su correspondiente en el hemisferio norte abarcaba el centro de Norteamérica y la franja europea inundada por el mar de Tethys.


Valoración
      
               
                              Afloramientos de la Formación Bajada Colorada desde el sitio fosilífero (foto de los autores).

“Una de las mayores satisfacciones de un paleontólogo es identificar en los fósiles algo que contradice, matiza o amplía lo ya conocido ya que, como en el resto de las disciplinas científicas, esto produce como resultado que, automáticamente, todos nos volvemos un poquito más sabios y conocemos mejor la historia de la vida en el planeta”, afirma Francisco Ortega, del Grupo de Biología Evolutiva de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Educación a Distancia  tras conocer el trabajo de sus colegas argentinos.

“Muchos de los aficionados a la paleontología de dinosaurios –continúa Ortega- serán capaces de relacionar algunos de los saurópodos diplodócidos más populares, como Diplodocus o Apatosaurus, con los yacimientos del Jurásico Superior  (hace unos 150 millones de años) de América del Norte.

Probablemente muchos menos tengan en mente que estos diplodócidos también vivieron en ese momento en Europa y África, pero muy pocos no profesionales serían conscientes de su ausencia en América del Sur y de lo relevante que esto era para explicar la historia evolutiva del grupo.

 Bueno, pues ya no es necesario que piensen en ello tras el anuncio de Pablo Gallina y colaboradores de que han identificado en el Cretácico Inferior los restos del primer dinosaurio saurópodo diplodócido conocido en América del Sur. Esto extiende el registro conocido del grupo en dos direcciones. Por una parte, lo sitúa en un territorio que no tenía porque serle extraño: hay diplodócidos en territorios vecinos y no son raros los parientes cercanos del grupo en América del Sur.

Pero, por otra parte, nos muestra por primera vez que los diplodócidos, y en este caso formas muy cercanas al propio Diplodocus, fueron capaces de sobrevivir en Patagonia a la desaparición de todos sus parientes cercanos en el resto del mundo. Demos, por tanto, la bienvenida a Leinkupal laticauda, el diplodócido que sobrevivió en Patagonia a sus parientes más cercanos y que hoy nos desvela está pequeña parte de la historia del planeta”.


Fuente: efefuturo.com

"Pinocho rex", un nuevo tiranosaurio de nariz alargada descubierto en China

                            

                                       "Pinocho rex", un nuevo tiranosaurio de nariz alargada descubierto en China

"Pinocho rex", un nuevo tipo de tiranosaurio de 66 millones de años y nariz alargada, ha sido descubierto en una excavación en el sur de China por científicos de la Universidad escocesa de Edimburgo, informó hoy esa institución.

Se trata de un feroz carnívoro de nueve metros y una tonelada de peso, primo del temible "tiranosaurio rex", cuyo hocico era un 35 por ciento más alargado que otros dinosaurios de su tamaño y que vivió en Asia durante el periodo cretácico (desde hace 144 millones de años hasta hace 65 millones de años).

Su esqueleto fue encontrado intacto y muy bien conservado por un grupo de obreros en una calle en construcción cerca de la ciudad de Ganzhou, al sur de China.ç

"Tenía la sonrisa con dientes del 'tiranosaurio rex', pero su hocico era largo y delgado, con una hilera de cuernos en la parte superior", explicó Steve Brusatte, de la Universidad de Edimburgo.

"Podría haber parecido un poco cómico, pero hubiera sido tan mortal como cualquier otro tiranosaurio y tal vez incluso un poco más rápido y sigiloso", añadió el investigador, quien decidió apodarlo "pinocho" por su nariz aunque su nombre oficial es "Qianzhousaurus sinensis".

Sus dientes más delgados y el esqueleto más ligero ha llevado a los científicos a deducir que "pinocho rex" cazaba criaturas más pequeñas, como lagartos y dinosaurios con plumas.

Sin embargo, los investigadores no saben todavía por qué tenía la nariz tan alargada, aunque intuyen que debía tener una forma distinta de cazar.

"La imagen icónica de los tiranosaurios es el 'tiranosaurio rex', el más grande, el más sanguinario de todos. Pero esta nueva especie era más ligera, menos musculosa. Rompe los moldes. Quizá tenía una mordedura más rápida y cazaba de otra manera", afirmó Brusatte.

Los científicos de la Universidad de Edimburgo sostienen que varios tipos de tiranosaurios vivieron en Asia durante el periodo cretácico, como el "tarbosaurus", un carnívoro de trece metros que tenía una mandíbula tan fuerte que era capaz de machacar los huesos de grandes herbívoros.

Fuente: EFE

lunes, 12 de mayo de 2014

Completan un esqueleto de Ceratosaurus portugués


Un equipo de investigadores hispano-luso, del que forma parte la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), ha identificado nuevos restos óseos de un ejemplar de dinosaurio 'Ceratosaurus' en Portugal. Con este descubrimiento se completa un esqueleto que se había identificado en el año 2000 por investigadores del Museo de Lourinha (Portugal).

   Según han explicado los expertos, hace catorce años, el Museo de Lourinha identificó los huesos, hallados en la región costera de Torres Vedra, como los restos de esta especie carnívora. Años después, sería un aficionado a la arqueología el hallaba en la misma región otros huesos. Pero no ha sido hasta ahora, cuando este particular ha decidido donar sus huesos al museo, que se ha sabido que los restos son parte del mismo animal.

   Gracias a la unión de estos dos hallazgos se ha podido obtener el "registro más completo de un 'Ceratosaurio' en la península ibérica", según ha explicado uno de los científicos de este estudio, Francisco Ortega. Además, la suma de todos los fósiles, que datan del Jurásico Superior -hace unos 140 millones de años-, representa el registro más completo del género fuera de América del Norte.

   Los resultados de la investigación, publicada en la revista 'Historical Biology', muestran las diferencias que existen entre los ejemplares portugueses y las formas norteamericanas de 'Ceratosaurus', como por ejemplo la fusión de los huesos de la tibia y el tobillo.

EL SALTO EVOLUTIVO EN EL ATLÁNTICO NORTE

   El 'Ceratosaurus' fue un carnívoro bípedo, bastante primitivo en la historia evolutiva de los dinosaurios terópodos. Los ejemplares adultos podían alcanzar hasta seis metros de longitud y pesar cerca de media tonelada. "Su abundancia en el registro norteamericano ha hecho que este terópodo, provisto de un pequeño cuerno en la parte anterior del rostro, sea uno de los dinosaurios más populares para el público", ha destacado Ortega.

   El nuevo trabajo da pistas sobre cómo hace más de 150 millones de años la aper
tura del Atlántico Norte marcó la evolución de esa especie, al diferenciarse y extenderse un mismo ejemplar jurásico en lo que hoy son dos continentes con miles de kilómetros de distancia.

   "El estudio proporciona nuevas pruebas de que la distribución de 'Ceratosaurus' incluía no solo el territorio que corresponde actualmente a América del Norte sino también Europa", ha subrayado Elisabete Malafaia, autora principal del trabajo.

   En este sentido, en las últimas décadas se viene reconociendo una gran semejanza entre determinados grupos de dinosaurios del Jurásico Superior del oeste norteamericano y los dinosaurios de la península ibérica, en especial, los de la cuenca lusitánica portuguesa.

Fuente: europapress.es

miércoles, 9 de abril de 2014

Descubren la causante del fin de los dinosaurios


Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) afirman haber encontrado evidencia que explica la mayor extinción de la vida en la Tierra producida en el período Pérmico-Triásico. De acuerdo a los científicos, este súbito final se produjo a causa de unos microrganismos que emiten metano y alteraron el clima, generando condiciones catastróficas para la vida.


Dado que se trata de una situación extrema de la situación que vivimos hoy, los científicos advierten un inminente riesgo para la humanidad. Los estadounidenses aseguran que el daño que en su momento generaron los microrganismos a través del metano, hoy se están generando a raíz de la acción humana, dando lugar al cambio climático en el que ya estamos inmersos.

¿Qué trajo el fin de la era de los dinosaurios?

Estos microrganismos, conocidos como microbios Methanosarcina, producen el gas metano, uno de los causantes del efecto invernadero y es el principal componente del gas natural (97% de concentración de metano). Si bien para poder observarse es necesario un microscopio, estas pequeñas partículas parecen ser la causante de lo que hasta ahora se adjudicaba a una lluvia de asteroides o explosiones volcánicas.

Los investigadores afirman que las evidencias son contundentes y abundantes, y estiman que en esa época se generó una explosión repentina de Methanorsacina en los océanos, y esto generó la liberación masiva de metano, lo que afectó letalmente el clima y el pH de los mares. Para generar esta liberación masiva, la Methanorsacina se alimentó del carbono orgánico y del níquel, generado por el gran número de volcanes del planeta, para su eclosión.
Las evidencias son de 3 tipos: geoquímica (aumento exponencial del dióxido de carbono en los océanos), genética (alteraciones de la Methanosarcina que les permitió producir metano mediante la acumulación de carbono orgánico) y el exceso de níquel depositada en los sedimentos en esa época.

El análisis de la genética microbiana
Los sucesos pudieron comprobarse gracias al análisis genómico de la Methanosarcina. Estos microrganismos lograron encontrar una manera muy rápida de crear metano que se debió a la transferencia de genes de otro microbio a finales del Pérmico.


Fue gracias a transferencia que los microbios pudieron expandirse rápidamente y consumieron así también la reserva de carbono orgánico presente en los sedimentos orgánicos. Sin embargo, si no hubiesen contado con la cuantiosa reserva de nutrientes minerales, tal explosión de metano jamás se hubiese producido, aseguran los científicos.


El níquel fue ese mineral, cuya abundancia pudo demostrarse a través del análisis de sedimentos en China y que ha generado un aumento drástico tras las erupciones de Siberia, generando el combustible para la explosión.

Mal augurio para la raza humana

Este proceso ha llevado a la explosión del metano a causa de los microbios, generando así un incremento de niveles de CO2 en los océanos y causando la acidificación del agua, es similar a la que hoy podría ocasionar el cambio climático producido por el hombre.


Estiman además que las emisiones de CO2 no reguladas a causa de la actividad humana está llevando a una alteración de la acidez de las aguas, lo que podría dar lugar a la extinción de los ecosistemas que hoy se conocen. De acuerdo con el grado de acidificación que hoy tenemos,  el Programa Internacional Geosfera-Biosfera estima que de seguir aumento esto llevaría a la desaparición del 30% de las especies marinas en 75 años.


Fuente: http://noticias.universia.es

Hallan fósil similar a un camarón de hace 520 millones de años


Científicos encontraron un fósil de una criatura similar a un camarón que vivió hace 520 millones de años con un corazón y vasos sanguíneos exquisitamente preservados, que representan el sistema cardiovascular más antiguo que se conoce.

Llamada ‘Fuxianhuia protensa’, la criatura era un artrópodo primitivo, un grupo de invertebrados con esqueletos externos que incluye a crustáceos como cangrejos, langostas y camarones así como a insectos, arañas y ciempiés.

El asombroso fósil, descubierto en la provincia de Yunnan, en el sudoeste de China, data de la "explosión cámbrica", un momento crucial en la historia de la vida en la Tierra, hace más de 500 millones de años, cuando aparecieron por primera vez los principales grupos de animales.

"Es un caso extremadamente raro e inusual que este sistema de órganos tan delicado pueda conservarse en uno de los fósiles más antiguos y con detalles exquisitos", dijo la paleontóloga Xiaoya Ma, del Museo de Historia Natural de Londres, una de las investigadoras del estudio publicado en la revista “Nature Communications”.

Las partes blandas del cuerpo del animal tienden a decaer después de la muerte, lo que significa que los fósiles normalmente conservan las partes duras como huesos, dientes y conchas. "Sin embargo, bajo circunstancias muy excepcionales, tejidos blandos y sistemas de órganos también se pueden conservar en fósiles", dijo Ma.

En el caso del ‘Fuxianhuia protensa’, el fósil muestra un corazón tubular en el medio del cuerpo y con un rico y elaborado sistema de vasos sanguíneos que iba hasta los ojos, antenas, cerebro y piernas del animal.

El sistema cardiovascular, que incluye el corazón y los vasos sanguíneos, es un órgano importante que permite que la sangre circule alrededor del cuerpo así como el reparto de oxígeno y nutrientes. La mayoría de los animales tienen este sistema, aunque otros sin cuerpo real como las medusas o los gusanos planos carecen de él.

PARECIDO CON ESPECIES ACTUALES

Este descubrimiento arroja nueva luz sobre la evolución de la organización del cuerpo de los animales y muestra que incluso las primeras criaturas se parecen a sus parientes vivos en la actualidad, dijeron los investigadores.

“Esto muestra que hace ya unos 520 millones de años se había desarrollado un sistema de este tipo con una complejidad considerable, especialmente con respecto a la rica vascularización en la cabeza”, dijo el neurocientífico de la Universidad de Arizona Nicholas Strausfeld, otro de los investigadores.
“Esto sugiere que el cerebro de estas especies requería un buen suministro de oxígeno para su funcionamiento", agregó.

El ‘Fuxianhuia protensa’ medía hasta aproximadamente 11 centímetros de largo, estaba cubierto por un exoesqueleto, poseía numerosos pares de patas y tenía una "cabeza escudo" similar a las que pueden verse en los camarones.

Tenía pares de antenas y ojos que podían rotar para permitirle ver en distintas direcciones, dijeron los científicos. Abundante en mares pocos profundos, probablemente nadaba y caminaba por el fondo marino, dijeron. No está claro si fue un depredador activo o un carroñero.



Fuente: http://elcomercio.pe

martes, 25 de marzo de 2014

Demuestran la utilidad de los fósiles para analizar fenómenos cíclicos de hace millones de años


Una investigación realizada en la Universidad de Granada ha demostrado que los fenómenos cíclicos que afectan al medio ambiente, como los cambios en el clima, en la dinámica atmósfera-océano e incluso las perturbaciones orbitales de los planetas, existen desde hace cientos de millones de años y pueden ser estudiados mediante el análisis de fósiles.

Así lo atestiguan los datos paleontológicos analizados, que han permitido caracterizar cambios paleo-ambientales cíclicos de escala variable, con una duración que fluctúa desde menos de un día hasta millones de años, según informa en un comunicado la Universidad de Granada.

Este trabajo, realizado por Francisco J. Rodríguez-Tovar, catedrático de Estratigrafía y Paleontología de la Universidad de Granada, ha analizado cómo el registro fósil puede ser utilizado como una herramienta clave para caracterizar esos fenómenos cíclicos de diferente escala temporal.

Los resultados de esta investigación han sido publicados en la prestigiosa revista Annual Reviews of Earth and Planetary Sciences, la segunda revista en la categoría de Geosciences, Multidisciplinary en el ranking del Journal Citation Reports, tras Nature Geosciences, con un índice de impacto cercano a 9. Nunca antes ningún científico español había logrado publicar en ella.

Según apunta el doctor Rodríguez-Tovar, se trata de fenómenos cíclicos de escala variable, desde menores al día a superiores al millón de años, con diferente manifestación en el registro fósil.
Respecto de los que poseen una duración entre menos de un día y el año, "se trata de fenómenos de escala ecológica fundamentalmente asociados a variaciones mareales y solares, que quedaron registrados en los modelos de crecimiento de organismos como los bivalvos o corales. Así, encontramos evidencias de ellos en fósiles que datan del Paleozoico, hace más de 500 millones de años", apunta el investigador de la UGR.

PERIODO GLACIAL

En su artículo, el catedrático ha estudiado, asimismo, fenómenos cíclicos cuya duración osciló entre el año y los 10.000 años, como los asociados al fenómeno del Niño (fenómeno climático cíclico que provoca el calentamiento de las aguas sudamericanas), los conocidos como ciclos Dansgaard-Oeschger o los eventos Heinrich.

Estos últimos tuvieron lugar durante el último periodo glacial y determinaron variaciones en la abundancia, distribución y diversidad de poblaciones y especies marinas y terrestres.

También ha analizado fenómenos cíclicos entre los 10.000 años y el millón de años, fundamentalmente asociados a cambios climáticos determinados por variaciones orbitales (ciclos de Milankovitch), que son registrados en los patrones evolutivos de determinadas especies, dando lugar incluso a su extinción.

Por último, el investigador ha estudiado cambios cíclicos con una duración superior al millón de años, acaecidos a lo largo del Fanerozoico, cuya interpretación está asociada a fenómenos extraterrestres (impactos meteoríticos, como el ocurrido durante el límite Cretácico/Terciario, hace unos 65 millones de años) o terrestres, como el vulcanismo de gran escala.

"Estos cambios se relacionan con extinciones periódicas mayores, que afectaron a un alto porcentaje de la biota, ya que en la mayoría de los casos se extinguieron más del 65 por ciento de los organismos vivientes", destaca Rodríguez-Tovar.


Fuente: EuropaPress

viernes, 14 de marzo de 2014

Hallan nuevos fósiles de mega dinosaurios carnívoros en Teruel


Paleontólogos de la Fundación Dinópolis de Teruel y de la Universidad de Colorado Denver (EEUU) han identificado nuevos fósiles de mega dinosaurios carnívoros. Se trata de un rastro con grandes huellas tridáctilas que casi alcanzan los 60 cm de longitud y de un gran diente procedentes de los yacimientos turolenses de El Castellar y de Formiche Alto respectivamente. Ambos hallazgos se enmarcan en sedimentos de la Formación Villar del Arzobispo (Titoniense-Berriasiense, tránsito Jurásico-Cretácico, con unos 145 millones de años de antigüedad)

Las huellas tridáctilas localizadas en el yacimiento El Castellar poseen características únicas en comparación con otras huellas producidas por grandes terópodos en cualquier parte del mundo. Por este motivo, en el estudio científico se define un nuevo tipo de huellas: Iberosauripus grandis ("pie del lagarto ibérico grande"). Además, los investigadores dividen las huellas de grandes terópodos del Jurásico Superior de Europa, Norteamérica y Asia en dos grupos distintos, cuyos productores fueron probablemente terópodos alosáuridos y megalosáuridos.

Por otro lado, el nuevo diente procedente de Formiche Alto se atribuye a un dinosaurio terópodo megalosáurido, como otros tres grandes dientes de Riodeva y Galve (Teruel) y de Alpuente (Valencia). Estos dinosaurios pudieron llegar a alcanzar los 12 metros de longitud y poseían dientes de hasta 10 cm de corona.

Gracias al análisis de dichos rastros de icnitas y dientes, los investigadores han concluido que las faunas de dinosaurios del tránsito Jurásico-Cretácico en esta parte de España incluyen, al menos, dos tipos de dinosaurios mega-carnívoros de gran tamaño. Además, la presión depredadora de estos terópodos pudo ser una de las causas decisivas para estimular el crecimiento hasta tamaños gigantescos de algunos dinosaurios comedores de plantas. Es el caso del saurópodo Turiasaurus Riodevensis (conocido como 'El Gigante Europeo') que alcanzó 30 metros de longitud y que también fue encontrado en la provincia de Teruel; concretamente en Riodeva.

El resultado de la investigación sobre estos fósiles se ha publicado en la prestigiosa revista científica 'Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology' y responde al trabajo realizado por un equipo de paleontólogos de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis (Museo Aragonés de Paleontología) y de la Universidad de Colorado Denver: Alberto Cobos, Martin G. Lockley, Francisco Gascó, Rafael Royo-Torres y Luis Alcalá.

Yacimiento El Castellar

Este yacimiento fue declarado Bien de Interés Cultural (Conjunto de Interés Cultural-Zona Paleontológica) por el Gobierno de Aragón en el año 2004, promoviendo su investigación y conservación.

Con la definición del Iberosauripus grandis ("pie del lagarto ibérico grande") el yacimiento El Castellar se convierte en un referente de la icnología europea, ya que en él se han definido hasta el momento dos nuevos tipos de huellas de dinosaurios.

A las mencionadas huellas de carnívoros se suman las de Deltapodus ibericus ("pie triangular de Iberia"). Estas pisadas fueron producidas por estegosaurios; dinosaurios cuadrúpedos y comedores de plantas que estaban caracterizados por poseer dos filas de placas y/o espinas desde el cuello hasta el final de la cola. Estas huellas también fueron definidas por científicos de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis en esta misma revista científica (en el año 2010), convirtiendo a El Castellar en uno de los escasos yacimientos del mundo en el que se han identificado huellas de estegosaurios.

Fuente:  heraldo.es

martes, 18 de febrero de 2014

La extinción del Pérmico ocurrió en un suspiro geológico





La extinción masiva más grande en la historia de la vida animal ocurrió hace unos 252 millones años, acabando con más del 96 por ciento de las especies marinas y el 70 por ciento de la vida en la tierra, incluyendo los insectos más grandes que se sabe han habitado la Tierra.

   Múltiples teorías han intentado explicar la causa de lo que ahora se conoce como la extinción de finales del Pérmico, incluyendo un impacto de asteroide, erupciones volcánicas masivas, o una cascada catastrófica de acontecimientos ambientales. Pero la determinación exacyta de la causa de esta extinción exige mejores medidas de la duración de este periodo de extinción.

   Ahora, los investigadores del MIT (Instituto de Tecnología de Massachussets) han determinado que la extinción de finales del Pérmico se produjo en unos 60.000 años, más o menos 48.000 años, lo que viene a ser prácticamente instantánea desde el punto de vista geológico. La nueva escala de tiempo se basa en técnicas de datación más precisas, e indica que la más grave extinción en la historia pudo haber ocurrido más de 10 veces más rápido de lo que los científicos habían pensado previamente.

   "Hemos determinado la extinción en una duración de tiempo absoluto", dice Sam Bowring, profesor de Ciencias Terrestres y Planetarias del MIT", explicó. ¿Cómo acabas con un 96 por ciento de todo lo que vivió en los océanos en unas decenas de miles de años? Podría ser que una extinción excepcional requiera una explicación excepcional, añadió.

   Además de establecer la duración de la extinción, Bowring y un colega del Instituto Nanjing de Geología y Paleontología también encontraron que 10.000 años antes de desencadenarse la mortandad , los océanos experimentaron un pulso liviano de carbono, lo que probablemente refleja una adición masiva de dióxido de carbono a la atmósfera. Este cambio dramático puede haber llevado a una acidificación del océano generalizada y al aumento de la temperatura del mar en 10 grados centígrados o más, matando a la mayoría de la vida marina.

   Pero ¿qué provocó el aumento en el dióxido de carbono? La teoría que prevalece para los geólogos y paleontólogos tiene que ver con daños extensos y duraderos debido a erupciones volcánicas en una región de Rusia cuyas colinas escalonadas son el resultado de repetidas erupciones de magma. Para determinar si estas erupciones provocaron un masivo incremento en el dióxido de carbono oceánico, Bowring está utilizando técnicas de datación similar para establecer un calendario para las erupciones volcánicas del período Pérmico que se estima habría cubierto más de cinco millones de kilómetros cúbicos.

   "Está claro que lo que desencadenó la extinción debió haber actuado con gran rapidez ", dice Burgess , autor principal de un artículo que informa de los resultados en la revista Proceedings, "lo suficientemente rápido como para desestabilizar la biosfera antes de que la mayoría de los la vida vegetal y animal tenga un tiempo de adaptación en un esfuerzo por sobrevivir".

   En 2006 , Bowring realizó un viaje a Meishan, China, una región cuyas formaciones de roca tienen evidencias de la extinción de finales del Pérmico; geocronólogos y paleontólogos han acudido a la zona para buscar pistas en sus capas de roca sedimentaria . En particular, los científicos se han centrado en una sección de roca que se cree que delinea el final del Pérmico y el inicio del Triásico, con base en pruebas tales como el número de fósiles encontrados en las capas de roca circundante.

   Después de analizar las rocas en el laboratorio, su equipo informó en 2011 de que el fin del Pérmico probablemente duró menos de 200.000 años. Sin embargo, este período de tiempo todavía no era lo suficientemente preciso como para permitir sacar conclusiones acerca de lo que causó la extinción.

   Ahora, el equipo ha revisado sus estimaciones utilizando técnicas de datación más precisas sobre la base de una mejor comprensión de las incertidumbres en las mediciones de escala de tiempo.

   Con este conocimiento, Bowring y sus colegas volvieron a analizar muestras de roca recolectadas de cinco camas de ceniza volcánica en el límite del Pérmico y el Triásico. Los investigadores pulverizaron rocas y separaron cristales de circón diminutos que contienen una mezcla de uranio y plomo. Se aisló entonces el uranio del plomo, y se midieron las proporciones de ambos isótopos para determinar la edad de cada muestra de roca.

ERUPCIONES MASIVAS

   A partir de sus mediciones, los investigadores determinaron un modelo mucho más preciso para la extinción de finales del Pérmico , que ahora parece haber durado unos 60.000 años - con una incertidumbre de 48.000 años - y fue precedida inmediatamente por un fuerte aumento del dióxido de carbono en los océanos .

   Esta nueva línea de tiempo añade peso a la teoría de que la extinción fue provocada por erupciones volcánicas masivas siberianas que liberaron productos químicos volátiles como el dióxido de carbono a la atmósfera y los océanos. Con una línea de tiempo de extinción tan corto, Bowring dice que es posible que un solo pulso catastrófico de actividad magmática desencadenó un colapso casi instantáneo de todos los ecosistemas globales.

   Para confirmar si los volcanes siberianos son de hecho la causa irrefutable de la extinción, Burgess y Bowring planean determinar una línea de tiempo igual de precisa para estas erupciones, y compararla con la nueva línea de tiempo de extinción para ver donde los dos eventos se superponen. Los investigadores investigan áreas adicionales en China para ver si la duración de la extinción puede ser aún determinada con mayor precisión.

Fuente: europapress.es