martes, 25 de diciembre de 2012

La mayor muestra de arte Paleolítico en Madrid





El presidente de la Comunidad, Ignacio González, ha inaugurado, en el Museo Arqueológico Regional la mayor y más ambiciosa muestra de arte Paleolítico europeo organizada nunca y que expone las primeras muestras artísticas del ser humano. Arte sin artistas. Una mirada al Paleolítico reúne más de 140 piezas, en su mayoría originales, de hasta 42.000 años en el Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares hasta el 7 de abril.


Las piezas fueron encontradas en los yacimientos más importantes de este periodo, como Altamira, La Madeleine (Francia), Atapuerca o Mas D’Azil. Con la muestra, el Gobierno regional invita al público a reflexionar sobre el origen del arte y las principales realizaciones plásticas de unos seres humanos anónimos que habitaron en el Paleolítico Superior y que comenzaron a dibujar, pintar, esculpir, grabar y modelar la propia historia.

González, acompañado por la consejera de Empleo, Turismo y Cultura, Ana Isabel Mariño, y por el alcalde de Alcalá de Henares, Javier Bello, ha explicado que la muestra rinde homenaje al anonimato de esas personas que han legado una herencia plástica, donde técnica y oficio, se ponen al servicio de esa función primigenia del arte consistente en enseñar, conmover y complacer, en este caso, con fines rituales, mágicos o religiosos.

Piezas mostradas

Según ha destacado el presidente regional, entre las piezas mostradas están la Colección de Grabados de Laussel y su extraordinaria Venus del Cuerno, que es la primera vez que sale del Museo de Aquitania (Burdeos). También resaltan joyas del Paleolítico, que difícilmente podrán volver a ser exhibidas fuera de sus lugares de origen, como el hacha bifaz de piedra de Atapuerca, llamada ‘Excalibur’.

La exposición, comisariada por el profesor de Prehistoria en la UNED, Sergio Ripoll, está organizada en diez unidades temáticas. A través de ellas se descubre el medio físico en el que se desenvolvió la vida artística, sus útiles y técnicas, los motivos que se representaban, la materialización de su expresividad plástica en cuevas o al aire libre, el significado de sus símbolos así como la trayectoria de la investigación de este


Fuentes: cronicanorte.es

jueves, 13 de diciembre de 2012

Hallan en China las pulgas «gigantes» del Jurásico


El equipo de André Nel, entomólogo del Museo de Historia Natural de París, encontró nueve fósiles en las provincias chinas de Daohugou, Mongolia Interior y Liaoning, que datan de dos épocas diferentes, el Jurásico medio (hace 165 millones de años) y del Cretácico inferior (entre 145 y 99 millones de años).

En una época en la que la Tierra estaba habitada por dinosaurios y grandes reptiles, el hallazgo prueba que el tamaño de las pulgas también era visiblemente mayor: el cuerpo de las hembras podía medir entre 14 y 20,6 milímetros y el de los machos entre 8 y 14,7 milímetros.

Estas dimensiones contrastan con las de las pulgas actuales, que oscilan entre 0,8 y 5 milímetros, y miden de media 3,5 milímetros.

Los restos encontrados, tanto de hembras como de machos, muestran que tenían un abdomen largo y ancho, una cabeza relativamente pequeña, patas largas y una antena pequeña y compacta, pero carecían de alas.

Su rasgo más sorprendente es su boca (con forma de sifón alargado), con la que perforaban la piel de sus anfitriones, más larga en las hembras que en los machos y visiblemente menor que la de las pulgas de hoy en día.

Conservan también algunos rasgos primitivos, en particular unas patas traseras no aptas para saltar.

Estas características sugieren a los investigadores que las pulgas gigantes evolucionaron a partir de la mosca escorpión, una especie alada que habitó en el Cretácico inferior, que tenía una boca similar para alimentarse del néctar de las flores y que se extinguió con la aparición de insectos modernos como los mosquitos o las hormigas.

"La boca y los genitales de las moscas escorpión macho son muy similares a los de las pulgas gigantes, lo que apoya la teoría de que ambas especies están relacionadas y que las pulgas gigantes son moscas escorpiones que evolucionaron para alimentarse de sangre", explicó Nel a Efe.

Con motivo de esa adaptación, las pulgas perdieron sus alas y disminuyó el tamaño de su antena y de sus ojos.

El descubrimiento ha aportado también nueva información sobre la evolución en la elección de sus víctimas ya que, en un primer momento, estos parásitos podrían haberse alimentado de la sangre de dinosaurios con plumas y con posterioridad pasaron a los mamíferos y las aves.

"El gran tamaño de estas pulgas en comparación con las modernas indica que en un primer momento no debieron alimentarse de pequeños mamíferos, sino de grandes dinosaurios con plumas", indicó Nel.

"A medida que estos grandes dinosaurios se extinguieron, desaparecieron también las pulgas gigantes, mientras que las modernas se desarrollaron probablemente durante el Cretácico tardío, a la par que los mamíferos", añadió el investigador.

Sin embargo, el motivo de que su tamaño se redujese tanto permanece sin resolver.

"Quizá adaptarse para poder saltar fue una mejor solución evolutiva que tener un cuerpo grande", especuló Nel.

El hallazgo de estos fósiles es poco frecuente, ya que los restos de ectoparásitos, insectos que viven sobre la piel de sus víctimas y entre los que figuran las pulgas y piojos, son poco abundantes y difíciles de encontrar, lo que dificulta la investigación de sus orígenes en la era mesozoica.


Fuente:  EFE

jueves, 6 de diciembre de 2012

Hallan restos del dinosaurio que vivió hace 245 millones de años

Los científicos del Museo de Historia Natural de Londres, de la Universidad de Washington, en Seattle, y de la Universidad de Berkeley, en California, hallaron los restos del Nyasasaurus parringtoni, una nueva especie que pobló la Tierra entre 10 y 15 millones de años antes que los dinosaurios que hasta ahora se creían eran los más viejos. El descubrimiento fue dado a conocer en la revista especializada Biology Letters. Según los paleontólogos, el animal caminaba en dos patas, medía entre 2 y 3 metros de largo, incluyendo una larga cola, y pesaba entre 20 y 60 kilogramos.

 El hallazgo indica que pasaron varios millones de años entre los primeros dinosaurios y aquellos que llegaron a dominar la Tierra. “Cubre la brecha entre los que creíamos hasta ahora eran los dinosaurios más viejos y sus parientes más cercanos” , declaró uno de los autores de la investigación, Paul Barrett, paleontólogo del Museo de Historia Natural de Londres. “Había una brecha enorme en los récords de fósiles donde dinosaurios deberían haber estado presentes, y este fósil claramente cubre esa ausencia” , agregó.

Sin embargo, el equipo de investigadores no puede estar completamente seguro que el Nyasasaurus parringtoni sea el dinosaurio más viejo del planeta, debido a que el esqueleto del animal estaba incompleto: sólo se halló un hueso del brazo exterior y seis vértebras.

La evolución temprana de los dinosaurios es difícil de desentrañar debido a que una rica variedad de reptiles estaban proliferando en ese período. De hecho, muchos investigadores hablan de posibles evoluciones paralelas, evoluciones independientes con muchas de las características que se les suponen a los dinosaurios. De todos modos, los investigadores descubrieron algunas características que sin dudas pertenecen a un dinosaurio, en especial la llamada “cresta deltopectoral elongada” , que servía como ancla para los poderosos músculos pectorales.

Sterling Nesbitt, otro de los autores del reporte, y experto de la Universidad de Washington, en Seattle, había encabezado el equipo de paleontólogos que en 2010 reportó haber hallado el dinosaurio más viejo del planeta, un miembro de la familia de los silesauros. Pero ahora perece que esas criaturas compartieron la parte más austral del supercontinente Pangaea, actualmente Sudamérica, Africa, Antártida y Australia, con los Nyasasaurus parringtoni. “Parece que esas criaturas compartían muchas características con el Nyasasaurus parringtoni. Esos animales eran los primeros de este grupo que posteriormente acabarían en los primeros dinosaurios.

El nuevo hallazgo podría ser el momento en el que ambas clases se separaron la una de la otra” , agregó. Barret finalizó el reporte explicando la importancia del hallazgo. Una noticia que indicaría que es posible cerrar la brecha evolutiva, mostrando que los dinosaurios no comenzaron a dominar la Tierra en sus inicios de la forma que lo hicieron más adelante. “Con este estudio empujamos el origen de los dinosaurios más atrás en el tiempo, a una época en que muchos grupos de reptiles estaban evolucionando. Los dinosaurios comenzaron como un grupo muy significativo de reptiles y al cabo de un tiempo en su historia, de repente explotaron y asumieron el control como las criaturas dominantes en vida durante casi 100 millones de años” , concluyó.



Fuente : elcomercio.com

martes, 27 de noviembre de 2012

Científicos argentinos hallan restos de pingüino gigante en la Antártica

Científicos argentinos descubrieron en la Antártica fósiles de un pingüino gigante, de 34 millones de años de antiguedad y dos metros de altura, el más grande encontrado hasta el momento en su especie, informó el martes el Museo local de La Plata en su página web.

"Paleontólogos del Museo de Ciencias Naturales de La Plata (capital de la  provincia de Buenos Aires) participaron en el descubrimiento de los restos fósiles de un pingüino gigante de 34 millones de años", señala la página de la  reconocida institución platense, ubicada a unos 50 km al sur de Buenos Aires.

Se precisó que el hallazgo, realizado por un grupo de científicos  encabezado por Marcelo Reguero, director de la campaña paleontológica del  Instituto Antártico Argentino (IAA), "tuvo lugar en la Antártida y permite un  estudio más intensivo y complejo sobre estos antecesores de los pingüinos  modernos".

"Se trata del pingüino más grande que se conoce hasta el momento, en cuanto a la altura y masa corporal", explicó Carolina Acosta, investigadora de la  División Paleontología Vertebrados del museo platense.

Los estudios realizados sobre los fósiles determinaron que estos animales medían unos dos metros de altura, agregó, en declaraciones a la prensa.

Según Acosta, la especie de mayor tamaño conocida hasta la actualidad era  el pingüino Emperador, con 1,20 metros de altura.

La experta mencionó que el objetivo de la campaña antártica del próximo  verano será "buscar nuevos esqueletos para continuar con la investigación", así  como "información para conocer cómo eran sus movimientos y acerca de su  anatomía".

Anteriores ejemplares encontrados y que vivieron hace millones de años, mostraban que tenían diferente plumaje del blanco y negro de los pingüinos  actuales, pues lucían plumas de color marrón rojizo y gris.

Fuente: latercera.com

Un nuevo estudio concluye que el ave gigante Diatryma era herbívora.





Un equipo de investigadores de Washington (E.E.U.U.) ha estudiado icnitas del pájaro gigante Diatryma, descubiertas en 2009. Estudios anteriores han sugerido que el animal era un depredador carnívoro o carroñero, pero el nuevo estudio apoya la teoría de que en realidad era herbívoro.

El ave no voladora Diatryma medía unos 2 metros de altura y tenía una enorme cabeza con un pico grande.

El estudio, publicado en la revista Paleontology, ha analizado un conjunto de huellas del Eoceno Inferior, que forman parte de la Formación Chuckanut en el noroeste de Washington.

El equipo llegó a la conclusión de que los rastros muestran claramente que los animales no tenían garras largas, sino más bien las uñas cortas. Según los investigadores este es un argumento en contra de que la ave cogiera a sus presas y utilizara las garras para mantenerlos cerca.

Los primeros paleontólogos que estudiaron los fósiles de Diatryma concluyeron que el pájaro gigante era un depredador debido a su tamaño, la enorme cabeza y el pico grande. Además, los primeros restos de Diatryma que se encuentraron en los EE.UU. estaban junto a fósiles de minúsculos caballos y otros pequéños mamíferos pequeños, lo que para algunos científicos significaba que estos debían haber sido presas de las aves.

Sin embargo, Diatryma también tenía patas relativamente cortas, lo que lleva a otros a sugerir que no podía correr lo suficientemente rápido para capturar a sus presas, por lo que era un herbívoro.

Un análisis más detallado ha mostrado que el ave no tenía un gancho en el extremo de su pico, una característica que se encuentra en todas las rapaces que les ayuda a sostener la presa.

La conclusión del nuevo estudio de que el animal no tenía garras añade fuerza a la hipótesis de que su dieta era herbívora. Para ellos un escenario más probable sería que el Diatryma utilizara su pico para comer follaje, frutos y semillas de los bosques subtropicales en los que vivía.

Fuente: BBC.

viernes, 17 de agosto de 2012

El hombre moderno conserva el genoma neandertal porque tuvieron un ancestro común


Todos los homo sapiens del planeta -todos excepto los africanos- compartimos un 2% de genoma neandertal. Ahora, una nueva investigación pone en duda que se haya producido hibridación entre especies. Científicos de la Universidad de Cambridge reconocen las similitudes genéticas, pero creen que pueden explicarse, simplemente, por un ancestro común. Sus conclusiones aparecen en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS).

La evidencia genética indica que los euroasiáticos comparten con los neandertales entre el 1% y el 4% de su ADN, algo que no ocurre en el caso de los africanos. Estudios anteriores habían concluido que esta diferencia podía explicarse porque la hibridación ocurrió cuando los humanos modernos salieron de África y se mezclaron con los neandertales que ya habitaban en Europa.

Sin embargo, el nuevo estudio ha proporcionado una explicación alternativa para las similitudes genéticas. Los científicos descubrieron que un ancestro común, sin ningún tipo de hibridación, explica estas similitudes genéticas. En otras palabras, según los investigadores, no se produjo ningún tipo de ingreso reciente de ADN neandertal en los humanos modernos. Ya venía de antes.

«Nuestro trabajo demuestra claramente que los patrones vistos en la actualidad en el genoma del neandertal no son excepcionales, sino que concuerdan con nuestras expectativas de lo que podríamos ver sin la hibridación. Si sucedió algún cruce -es difícil decir que nunca ocurrió- habría sido mucho más escaso de lo que se dice», afirma Andrea Manica, responsable del estudio.

Neandertales y humanos modernos compartieron un ancestro común que se cree se extendió por África y Europa hace medio millón de años. De la misma forma que existen poblaciones muy diferentes actualmente en Europa, las poblaciones de ese ancestro común no estaban completamente mezcladas a través de los continentes, pero las que se encontraban más cerca posiblemente tenían más similitudes genéticas que las que estaban lejos.

Después, de 350.000 a 300.000 años atrás, los grupos europeo y africano se separaron. El europeo se convirtió en neandertal, y el africano en homo sapiens. Sin embargo, porque las poblaciones dentro de cada continente no estaban libres de mezcla, la población de humanos modernos en África que estaba más cerca de Europa habría retenido más ADN ancestral (en concreto, variantes genéticas) que también compartían con los neandertales.

Sobre esta base, los científicos crearon un modelo para determinar si las similitudes genéticas entre humanos modernos y neandertales, que habían sido atribuidas a la hibridación, podrían deberse a la proximidad de los humanos modernos en el norte de África (que más tarde poblarían Europa) con los neandertales. Los científicos concluyeron que cuando los seres humanos modernos se expandieron fuera de África hace 60.000 o 70.000 años, trajeron esa similitud genética con ellos, por lo que los europeos y los asiáticos son más similares a los neandertales que los africanos. 

Fuente:  homoysapiens.com/

miércoles, 13 de junio de 2012

Descubren en Castellón restos fósiles del último marsupial europeo

 
Científico españoles han descubierto en la Cuenca Ribesalbes-Alcora (Castellón) los restos fósiles de 'Amphiperatherium frequens', considerado el último marsupial europeo, extinguido hace 14 millones de años.

   El trabajo, publicado en la revista 'Comptes Rendus Palevol', presenta la primera descripción de restos fósiles en España de este marsupial del que sólo se habían documentado restos en Europa Central, donde, según han explicado los expertos, las condiciones ambientales durante el periodo Mioceno --en el que se data esta especie-- eran más húmedas.

   Precisamente, la región de Ribesalbes-Alcora es una de las regiones más húmedas de la Península Ibérica, aunque no tanto como las otras localidades europeas donde se han localizado restos de Amphiperatherium. Los científicos han indicado que estas condiciones climáticas explicarían la presencia de este marsupial en los yacimientos de Castellón, así como el hecho de que sea más escasa que en los yacimientos europeos más al norte.

   Los restos de 'Amphiperatherium frequens' son 9 piezas de entre unas 200, cantidad que supone una parte muy pequeña de los fósiles que se han recuperado, según los científicos.

   Gran parte de los restos de 'Amphiperatherium frequens' documentados en Europa se encuentran en yacimientos de hace entre 17 y 15 millones de años, coincidiendo con el Óptimo Climático del Mioceno medio, cuando Europa tenía un clima mucho más cálido y húmedo que el actual. La extinción de esta especie, hace unos 14 millones de años, coincide con el cambio climático que trajo temperaturas más frías y cambios en la vegetación.

   Los marsupiales, grupo de mamíferos al que pertenecen los canguros o los koalas, y que actualmente sólo se encuentran en Australia y algunas regiones de América, vivieron también en África, Asia y Europa hace millones de años.

   El trabajo está firmado por los investigadores Marc Furió del Instituto Catalán de Paleontología  Miquel Crusafont; Francisco J. Ruiz-Sánchez, Vicente D. Crespo y Plinio Montoya, de la Universidad de Valencia, y Matthijs Freudenthal, de la Universidad de Granada.

Fuente:  europapress.es

viernes, 8 de junio de 2012

Muere en Sudáfrica el gran paleoantropólogo Phillip Tobias


Autoridad mundial en materia de la evolución humana y estudio de fósiles de homínidos, murió el jueves a los 86 años en Johannesburgo, anunció la Universidad de Witwatersrand

El paleoantropólogo sudafricano Phillip Tobias, autoridad mundial en materia de la evolución humana y estudio de fósiles de homínidos, murió el jueves a los 86 años de edad en Johannesburgo, anunció la Universidad de Witwatersrand.

Oficialmente jubilado desde 1993 pero todavía muy activo, Philipp Tobias fue uno de los pioneros de los estudios en sitios con presencia de homínidos fósiles, en especial las grutas de Sterkfontein (noroeste de Johannesburgo), catalogadas en el patrimonio de la UNESCO.

En este lugar se descubrió el "Little foot", el más antiguo y completo de los esqueletos de australopitecos jamás descubierto y cuya datación lo hace remontarse a más de 4 millones de años.

Nacido en Durban el 14 de octubre de 1925, Tobias conservó hasta el fin de su vida la curiosidad intacta e ilimitada por la genética, la historia y la teología.

Hombre de ciencia, Philipp Tobias era admirado por sus estudiantes y también apreciado por sus cualidades humanas y su talento de pedagogo.

En 2002, animó una serie televisiva de éxito sobre la genética, la anatomía y la primatología.

Estudiante de medicina en 1944, Phillip Tobias se orientó hacia la genética, enseñó fisiología e historia antes de especializarse en antropología, genética humana, anatomía dental y evolución.

En colaboración con Louis Leakey (1903-1972) y John Napier, identificó, describió y dio nombre a la especie Homo habilis, anunciada en la revista Nature en 1964, y ancestro del Homo sapiens sapiens.

Estas investigaciones se llevaron a cabo sin el más mínimo apoyo de las autoridades del apartheid, por lo que fueron años "muy difíciles", dijo en una entrevista a la AFP en 2006.

Tobias ironizó discretamente sobre quienes eligieron combatir el régimen nacionalista y racista sudafricano desde el extranjero, mientras él prefirió hacerlo desde el interior.

El paleoantropólogo encabezó en nombre de Sudáfrica las negociaciones con Francia para repatriar en 2002 los restos de la "Venus hotentote", una mujer de origen bushmen, llamada Saartje Bartmann, que fue llevada a inicios del siglo XIX a Europa como objeto de curiosidad etnológico y sexual, y disecada tras su muerte por el Museo del Hombre en París.

Fuente: http://www.elnuevodiario.com

miércoles, 6 de junio de 2012

La evolución de las aves acabó con el reino de los insectos gigantes


Un ala fósil de un insecto gigante, que mide nada menos que 19,5 centímetros - Foto: Foto: WOLFGANG ZESSIN/UC SANTA CRUZ

Los insectos gigantes que reinaron en la Tierra cuando la atmófera era rica en oxígeno fueron reduciendo su tamaño, para ganar en maniobrabilidad, hace alrededor de 150 millones de años.

Los insectos alcanzaron su mayor tamaño hace 300 millones de años, durante el Carbonífero y el Pérmico. Aquel fue el reinado de las libélulas depredadoras gigantes, con una envergadura de hasta 70 centímetros. La teoría más aceptada atribuye su gran tamaño a altas concentraciones de oxígeno en la atmósfera (más del 30 por ciento, comparado con el 21 por ciento actual), lo que permitió a los insectos gigantes tomar suficiente oxígeno a través de sus pequeñas vías respiratorias.

Matthew Clapham, profesor de Ciencias Terrestres y Planetarias en la Universidad de California, en Santa Cruz, y el estudiante Jered Karr, compilaron un conjunto de datos enorme sobre la longitud de las alas de insectos fósiles y, a continuación, analizaron el tamaño de los insectos en relación con los niveles de oxígeno, en los cientos de millones de años de evolución de los insectos.

"El tamaño de los insectos prehistóricos se relaciona con la cantidad de oxígeno existente en un período de 200 millones de años", afirma Clapham, quien añade que, "entonces, al final del Jurásico, y principios del período Cretácico, hace unos 150 millones de años, el oxígeno aumentó pero el tamaño del insecto disminuyó -lo cual coincide muy notablemente con la evolución de las aves".

Con las aves rapaces presentes, la necesidad de maniobra se convirtió en una fuerza impulsora en la evolución de los insectos voladores, lo que favoreció un menor tamaño corporal. Los hallazgos se basan en un análisis bastante sencillo, afirma Clapham, aunque obtener los datos fue una tarea laboriosa. Los científicos recopilaron datos de más de 10.500 fósiles de insectos. Para registrar las concentraciones de oxígeno atmosférico a través del tiempo, los investigadores se basaron en el modelo atmosférico "Geocarbsulf".

El estudio proporciona poca evidencia sobre el efecto en el tamaño de los insectos de los pterosaurios, reptiles voladores que evolucionaron en el Triásico, hace unos 230 millones de años. Había insectos más grandes en el Triásico que en el Jurásico, después de que los pterosaurios aparecieran. Sin embargo, una brecha de 20 millones de años en el registro fósil de insectos hace que sea difícil saber cuándo cambió el tamaño del insecto.

Otra transición en el tamaño del insecto ocurrió más recientemente, al final del período Cretácico, hace entre 90 y 65 millones de años. Sin embargo, una vez más, la escasez de fósiles hace que sea difícil realizar un seguimiento de la disminución del tamaño de los insectos durante este período, y varios factores podrían ser los responsables -como la continua especialización de las aves, la evolución de los murciélagos, y una extinción masiva al final del Cretácico. Clapham concluye que es una combinación de factores ecológicos y ambientales la que determina el tamaño del cuerpo de los organismos.

En la imagen, se muestra un ala fósil de un insecto gigante, que mide nada menos que 19,5 centímetros, aunque se calcula que hubo insectos con alas de 30 centímetros.

Fuente: http://www.larazon.es

El cráneo de las pájaros modernas corresponde al de dinosaurios jóvenes

El cráneo de las pájaros modernas corresponde al de dinosaurios jóvenes

La forma del cráneo aviario es un tipo adulta de los cráneos juveniles de los Terópodos, un amplio grupo de dinosaurios bípedos y carnívoros. Así lo asegura un estudio firmado por un cuadro internacional de científicos en el que participan paleontólogos de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).

Un estudio divulgado en la revista Nature comprueba que el cráneo de las pájaros modernas surgió a través de una secuencia de episodios asociados al acortamiento de las trayectorias de progreso en dinosaurios carnívoros (terópodos). Este fenómeno, recordado como pedomorfosis, involucra que la forma del cráneo aviario es —en términos generales— un tipo adulta de los cráneos juveniles de sus ancestros dinosaurianos.

Para arribar a esta conclusión, un cuadro multidisciplinar de científicos utilizó una serie de técnicas digitales y estadísticas de medición de la forma prestigiadas como técnicas de morfometría geométrica. Gracias a estas técnicas fue factible comparar la muestra más enteramente completa recogida hasta la fecha de embriones juveniles y adultos de dinosaurios, tanto fósiles como actuales —considerando a las pájaros como dinosaurios frescos—.

El estudio comprueba que aspectos físicos de las pájaros modernas tan familiarizados como el tamaño corporal reducido, los descomunales ojos y los intelectos globosos (encefalizados), son el resultado de como minimo cuatro episodios sucesivos de acortamiento en el progreso normal (desde el estado de embrión al estado adulto) de sus ancestros los terópodos.

Esto explica que los dinosaurios más primitivos tuvieran secuencias de progreso más largas que la de sus descendientes; acortamiento en tiempo de progreso que es enormemente evidente en las pájaros.

Cuatro etapas de transformació

Jesús Marugán, de la Unidad de Paleontología de la UAM y firmante del artículo, explica que el inicialmente de los cuatro episodios de acortamiento en el progreso de los Terópodos subraya un giro en la morfología general del cráneo: “Más cuadrangular en las especies más basales o primigenias, como el arcosauromorfo Euparkeria, hacia morfologías craneales con cráneos más ligeros y estrechos, como el tiranosaurido Guanlong”.

“La segunda etapa es ya el principio de la disminución de la secuencia de progreso asociada a un acortamiento de la cara: el emblemático Archaeopteryx, el género de pájaros más primitivo que conocemos. Al mismo tiempo de la disminución enérgica del tamaño corporal, a partir de esta etapa aparecerían los rasgos más distintivos de las pájaros: su pico, la cefalización y el progreso de las órbitas”, añade el investigador.

Como constata el artículo, son precisamente estos rasgos que se van acentuando sucesivamente hacia las pájaros modernas (reducción en talla y progreso cefálico) los que fueron decisivos en el procedimiento evolutivo que configuró el control mecánico y neuronal ineludible para perfeccionar el vuelo.

Para los investigadores este hallazgo no solamente es otra evidencia paleobiológica de que las pájaros son dinosaurios. Como resaltan, es así mismo “una demostración de que las claves para desentramar la naturaleza de los componentes evolutivos radican en estudios integrados, comparando especies extintas con sus especies descendientes vivas que habitan hoy el planeta”.

Desarrollo y transformación

La conexión entre las alteraciones en la secuencia del progreso (desarrollo embrionario) y el surgimiento de originalidades evolutivas en el tiempo, es un hecho largamente aceptado en biología. Esta conexión entre progreso y transformación queda divinamente enmarcada en la frase: “Ontogenia recapitula Filogenia”, iniciativa por el filósofo y biólogo alemán Ernst Haeckel en 1892, y conocida como “teoría de la recapitulación”.

Esta teoría sostiene que el progreso embrionario de cada especie (ontogenia) refleja la historia evolutiva de esta especie (filogenia); o, lo que es lo mismo: que cada uno de los etapas que el individuo de una especie atraviesa a lo largo de su progreso embrionario representa una de las formas adultas que apareció en su historia evolutiva.

Además de especialistas de la Unidad de Paleontología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), el cuadro de investigación que firma el estudio abarca a embriólogos de la Universidad de Harvard (EE UU) y a paleontólogos de las universidades de Texas y Nueva York y del Museo Americano de Historia Natural (EE UU).

Fuente: http://www.pysnnoticias.com

martes, 5 de junio de 2012

El día que casi todo murió en la Tierra


¿Recuerda aquella vez que el 90% de la vida en la Tierra fue eliminada? Yo tampoco…. pero fue algo bueno, porque de lo contrario, ninguno de nosotros estaría aquí. Sin embargo, la extinción de finales del Pérmico -también conocida como la Gran Mortandad- fue en gran medida una crisis real para la vida en la Tierra hace 252 millones de años. Esto hace que la extinción KT de los dinosaurios parezca un día agradable en comparación, y es, literalmente, el evento más catastrófico que sabe alguna vez ha sucedido sobre la vida terrenal. Por suerte para nosotros (y para casi todas las especies que han surgido desde entonces) la situación finalmente se solucionó. Pero, ¿cuánto tiempo llevará que se repita?

La extinción del Pérmico fue una tormenta perfecta de eventos geológicos que dieron lugar a la desaparición de más del 90% de la vida en la Tierra; tanto en tierra como en los océanos. O mejor dicho, Oceáno,  ya que en ese momento la masa terrestre de la Tierra se habían reunido en un enorme continente  denominado Pangaea  y por lo tanto solo existía un océano, conocido como Panthalassa. Una combinación de mayor actividad volcánica, calentamiento global, lluvia ácida, acidificación del océano y anoxia, sumado a la pérdida de hábitats marinos poco profundos (debido a la gran continente único) estableció una serie de extinciones que casi dejo la pizarra biológica de nuestro planeta limpia.

Exactamente por qué se produjo el evento y cómo volvió la Tierra a un estado en el que la vida podría prosperar una vez más está siendo debatido por los científicos, pero ahora se ha estimado que el proceso de recuperación tomó alrededor de 10 millones de años.

La investigación realizada por el Doctor Zhong-Qiang Chen, de la Universidad China de Geociencias en Wuhan, y el profesor Michael Benton de la Universidad de Bristol, Reino Unido, muestra los repetidos fracasos en las condiciones en la Tierra durante un periodo de 5 a 6 millones de años después de la primera ola de extinciones. Parece que cada que la vida comenzaba a recuperarse dentro de un nicho ecológico, una nueva ola de calamidades ambientales se avecinaba.

“La vida parecía estar volviendo a la normalidad cuando la crisis golpeaba  y volvía a colocarlo todo como al principio”, dijo el profesor Benton. “Las crisis de carbono se repitieron muchas veces y, finalmente, las condiciones volvieron a la normalidad después de cinco millones de años más o menos.”

No fue hasta que la severidad de las crisis disminuyó gradualmente que la vida pudo comenzar a recuperarse y reconstruir los ecosistemas de la Tierra. Nuevas formas de vida aparecieron, aprovechando nichos abiertos como punto de apoyo en un mundo nuevo. Fue entonces cuando muchos de los ecosistemas que vemos hoy hicieron su aparición, y abrieron la puerta para el surgimiento de las más famosas criaturas prehistóricas: los dinosaurios.

“El evento había vuelto a establecer la evolución”, dice  Benton. “Sin embargo, las causas de la muerte (el calentamiento global, la lluvia ácida, la acidificación de los océanos) son algo extrañamente familiar para nosotros hoy  en día. Tal vez podamos aprender algo de estos eventos antiguos. “


El equipo de investigación publicó un artículo en el 27 de mayo en la revista Nature Geoscience
Más información directamente desde la Universidad de Bristol
Autor: Jason Major
Enlace original: When everyrhing on Earth died


Fuente:http://es.paperblog.com

sábado, 26 de mayo de 2012

Así aprendieron a caminar los vertebrados


 Un equipo de investigadores británicos del Royal Veterinary College y de la Universidad de Cambridge publican hoy en Nature un estudio que muestra cómo los primeros vertebrados lograron salir del mar para empezar a moverse en tierra firme hace casi 400 millones de años. Un hito que llevó después al desarrollo de toda clase de especies terrestres, incluída la nuestra.


Hace 360 millones de años, en el Devónico, la Tierra era muy diferente de la que conocemos hoy. Dos supercontinentes, Gondwana y Euroamérica, se apiñaban en un solo hemisferio dejando al océano todo el resto del planeta. Mucho tiempo después esas dos masas de tierra se unirían para formar Pangea, el supercontinente único que hace unos 200 millones de años, terminó por "romperse" en los cinco continentes actuales.

Tampoco la vida, en aquél tiempo lejano, se parecía a la que podemos ver hoy a nuestro alrededor. La inmensa mayor parte de las especies vivas no eran terrestres, sino marinas. Los continentes estaban dominados por enormes escorpiones, ciempiés, ácaros y libélulas de casi un metro de longitud, dueños absolutos de los bosques y otros recursos vegetales que empezaban a extenderse como un manto sobre las tierras emergidas.

A finales del Devónico, además, la vida misma en la Tierra se vio sometida a una de las pruebas más duras de toda su historia. En apenas un puñado de millones de años, el 85% de todas las especies vivas desaparecieron en una de las mayores extinciones que se conocen. La vida en el mar, la más extendida, se llevó la peor parte en una catástrofe cuyo origen sigue siendo incierto, aunque se cree que, igual que sucedió en otros periodos de extinción masiva, la causa pudo ser el impacto de un gran meteorito.

Sin embargo, hace 360 millones de años, a finales del Devónico, se produjo un hecho de la máxima importancia. Algunos vertebrados marinos, los tetrápodos, empezaron a asomar fuera del agua y a arrastrarse torpemente por tierrafirme. Ellos fueron los pioneros y los precursores de todos los vertebrados que, con el paso del tiempo, se fueron desarrollando por todo el planeta, terminando con la era de los grandes artrópodos.

Por supuesto, en el periodo de transición entre el agua y la tierra, aquellas criaturas tuvieron por fuerza que adaptarse a unas condiciones absolutamente diferentes. Moverse por el agua no es lo mismo que hacerlo en tierra, y requiere de profundas adaptaciones anatómicas.

Cómo lograban desplazarse aquellos primeros anfibios ha constituido, hasta ahora, un misterio de difícil solución. Pero el estudio dirigido por Stepanie E. Pierce y el profesor John R. Hutchinson, del Royal Veterinary College, y por Jennifer A. Clack, de la Universidad de Cambridge, ha conseguido por fin arrojar luz sobre la cuestión.

Los investigadores analizaron la capacidad de movimientos de las extremidades de Ichthyostega, quizá el primero de los vertebrados capaz de desplazarse en tierra firme, y han conseguido realizar una reconstrucción tridimensional del esqueleto completo de este animal, que vivió a finales del Devónico, hace 360 millones de años.

En palabras de Stepanie Pierce, "Nos ha llevado tres años de intenso trabajo, y con un material fósil muy difícil, pero por fin hemos conseguido ver cómo se mantenía unido el esqueleto de un Ichthyostega y cómo debió de moverse el animal. Resulta muy excitante, ya que nos permite examinar al detalle cómo los antiguos vertebrados llevaron a cabo la monumental transición que es necesaria para pasar de nadar a caminar"

Para probar cómo "funcionaban" las extremidades de Ichthyostega, el equipo de investigadores escaneó decenas de fósiles procedentes de diversos especímenes y "separó" digitalmente los huesos de la roca que los rodeaba. Después, cada hueso fue colocado exactamente en el lugar de la anatomía correspondiente y manipulado para comprobar cuál era su auténtico rango de movimientos.

En palabras de Clack, "nuestra reconstrucción demuestra que la vieja idea, la que se ve en los libros y en los museos, de que Ichthhyostega se parecía y se movía como una salamandra grande, es incorrecta".

Comparando los datos obtenidos en su simulación con los movimientos reales de cinco especies actuales (salamandras, cocodrilos, ornitorrincos, focas y nutrias), los científicos se dieron cuenta de que tanto los hombros como las articulaciones de las caderas de Ichthyostega limitaban extraordinariamente su posibilidad de movimiento, lo que significa que el animal no debió de caminar por tierra de una forma habitual. El estudio, además, reveló que las patas traseras de Ichthyostega eran incapaces de rotar a lo largo de su eje mayor, algo crítico para la locomoción de los actuales animales terrestres.

Este hecho implica que estos primeros animales terrestres no eran capaces de caminar bien usando sus cuatro patas, y que se desplazaban quizá de la misma forma en que lo hacen las focas actuales: es decir, usando sus dos extremidades delanteras como si fueran muletas para impulsar el resto del cuerpo. Las patas traseras, probablemente sólo cumplían funciones de apoyo y equilibrio del resto del cuerpo.
 
Según los investigadores, tuvo que pasar mucho tiempo para que las extremidades traseras de Ichthyostega adquirieran la capacidad de rotación (algo que, sorprendentemente, sí que tienen las aletas de muchos peces) y pudieran, por lo tanto, ser utilizadas para caminar como lo hacen los anfibios actuales.

El siguiente paso será realizar modelos similares con el resto del esqueleto de esta extraordinaria criatura, para llevar así a cabo análisis biomecánicos mucho más detallados y responder, de paso, a nuevas y acuciantes preguntas. Por ejemplo, ¿Cómo evolucionó la capacidad de los vertebrados para correr?








Fuente: abc.es

miércoles, 23 de mayo de 2012

Hallan restos de gigantesco perezoso en río Uruguay

Prehistoria. Un pescador fue quien lo halló y lo entregó al museo histórico de Soriano

Un pescador de Nuevo Berlín, halló en aguas del río Uruguay, un hueso perteneciente a un Glosoterio extinguido hace unos 15 mil años. Un gigantesco habitante de la prehistoria uruguaya que causó sorpresa al pescador y ahora es materia de estudio.

Este tipo de perezosos gigantes, de gran tamaño y hábitos terrestres, estuvo emparentado con la especie Megatherium (o Megatério), del género Paramylodon que habitó América del Norte.

"El Glossotherium habitó las tierras de América del Sur, en el Pleistoceno que comenzó hace aproximadamente 2,5 millones de años y se extinguió hacia el final de éste, hace unos 12.000 años", explicó Aparicio Arcaus, responsable del museo Berro de la Intendencia de Soriano, que funciona en instalaciones del Castillo Mauá.

El cambio climático y la posible caza humana, redujeron drásticamente su presencia en estas tierras hasta su desaparición en el Holoceno (época más reciente del período cuaternario), refirió el historiador.

Arcaus consultó con técnicos del Museo de Historia Nacional, que llegaron a la conclusión que se trata de un húmero de Glosoterio, animal básicamente herbívoro que llegó a medir cuatro metros de largo y dos de altura.

Perteneciente al grupo de Xenarthro, poseía una composición corpulenta, de cabeza grande y cola larga y pesada. Con pies largos y garras envueltas, se ha comprobado recientemente que podía cavar cuevas e invernar en ellas.

Si bien no es la primera vez que aparecen piezas de este tipo, no hay más que recordar los hallazgos que se vienen estudiando en la zona del Sauce, donde también encontraron huesos de perezosos y también de Megaterios. Un pasado remoto que comienza a emerger en distintos puntos del país.

Pero ligado al descubrimiento está la persona que no sólo halló la pieza, sino que también se preocupó de preservar el hallazgo al intuir su alto valor histórico. No era un estudioso del tema, ni un educador. Nada de eso. Se trata de un modesto pescador artesanal que, incluso, llegó a rechazar dinero y prefirió entregar los restos al museo a cargo de la Intendencia de Soriano.

Luis Alberto Engle fue el pescador que, en Nuevo Berlín, encontró el hueso mientras recogía sus redes de pesca en el río Uruguay.

"Como todos los días fui con mi compañero a levantar el trasmallo (arte de pesca de tres redes) y pensé que los grampines se habían atracado, pero al hacer un poco de fuerza recogí con sorpresa esta pieza ósea de siete kilogramos", contó Engle a El País.

Dijo que le retiró algunas conchitas y caracoles que estaban adheridos al hueso. Desde el museo Berro le pidieron que lo conservara en la misma agua de río tal como fue encontrado.

El humilde pescador que vive en una precaria vivienda, contó a El País que no tiene inconvenientes en ceder la pieza para su estudio y negó el ofrecimiento de dinero a cambio de ella. "En los años que tengo como pescador nunca vi cosa igual. Me negué a cambiarla por dos mil pesos, como me ofrecieron, porque sé que tiene algún valor histórico", explicó.

Aparicio Arcaus explicó que este tipo de hallazgos "forman parte de nuestro patrimonio y a través de estas piezas se recupera información sobre la forma de vida de animales que vivieron en estos suelos".

El técnico mercedario dijo que aunque el vecino no done la pieza al museo, "es bueno que la entregue en préstamo a gente que sabe de esto, para que se estudie y luego el conocimiento sea socializado".
Un gigante perezoso

El Glossotherium (del griego "bestia lengua") pertenece al extinto género de los perezosos gigantes que habitaron América del Sur. Este gigante de hábitos herbívoros de alimentación, se extinguió hace unos 15.000 años, se cree que debido al cambio climático, o puede que también debido a los primeros cazadores humanos. Uno de los fósiles más antiguos se descubrió en el interior de Argentina.

Fuente: El País Digital

jueves, 17 de mayo de 2012

Dinosaurios tenían artritis

 Una mandíbula de dos metros de un pliosaurio presentó indicios de esta enfermedad degenerativa, se cree fue consecuencia del proceso de envejecimiento del animal

 
El animal jurásico era capaz de desgarrar, con su mandíbula, otros dinosaurios y reptiles marinos. (Foto: Tomada de la Universidad de Bristol )

Científicos de la Universidad de Bristol, Inglaterra, descubrieron indicios de que la artritis, una enfermedad degenerativa de las articulaciones, ya existía en animales hace 150 millones de años.

Tras estudiar una mandíbula fósil de un pliosaurio, un reptil marino de ocho metros de largo con una cabeza similar a la de los cocodrilos, se encontraron señales de la enfermedad degenerativa que había provocado el desplazamiento anormal del maxilar inferior.

Hasta ahora no se había descrito algo parecido en animales del Jurásico, aseguró BBC Mundo.

La mandíbula media cerca de dos metros, con dientes de 20 cm, y era capaz de desgarrar a otros dinosaurios y reptiles marinos. Los huesos fueron hallados en Westbury, al suroeste de Inglaterra y pertenecen al Museo de Bristol.

Judyth Sassoon, investigadora que hizo el descubrimiento, concluyó que el pliosaurio debió vivir con la mandíbula torcida durante una largo tiempo, gracias a las marcas dejadas, al morder, por los dientes de la mandíbula superior.

Hasta ahora se cree que la mandíbula perteneció a una hembra que desarrollo la enfermedad como parte del proceso de envejecimiento. El tamaño del fósil y los huesos soldados del cráneo indican que era un animal maduro.

También se encontraron señales de una fractura en la mandíbula del animal que nunca sanó. Esto sugiere que los huesos se debilitaron y se quebraron, lo que pudo llevar a la muerte al pliosaurio.

Este tipo de enfermedades degenerativas se puede observar en la actualidad en cocodrilos y ballenas, pudiendo sobrevivir durante varios años.

Fuente:eluniversal.com.mx

Hallan los insectos polinizadores más antiguos conocidos hasta hoy

Hace 110 millones de años, en plena era de dinosaurios, un grupo de insectos que transportaba polen quedó atrapado en gotas de resina. Eran cuatro hembras de tisanópteros -o trips-, con el cuerpo recubierto de granos de polen, que se han conservado hasta ahora en una pieza de ámbar de Álava. Se trata de la evidencia de polinización más antigua conocida hasta hoy, y la única del Mesozoico (hace entre 250 y 65 millones de años).

Los expertos Enrique Peñalver y Eduardo Barrón, del Instituto Geológico y Minero de España (IGME); Xavier Delclòs, del departamento de Estratigrafía, Paleontología y Geociencias Marinas de la Universidad de Barcelona (UB); y Carmen Soriano, del Laboratorio Europeo de Radiación Sincrotrón, entre otros, presentan este nuevo hallazgo: cuatro hembras de tisanópteros conservadas en ámbar de Álava desde hace entre 105 y 110 millones de años, con el cuerpo cubierto de polen de gimnospermas.

El fósil principal se digitalizó con holotomografía de sincrotrón en Grenoble (Francia) para conocer la distribución de los granos de polen en el cuerpo, de manera que se generó una película que permitía apreciar en tres dimensiones este diminuto fósil y el polen que transportaba.
Pelos con pequeños anillos seriados

Según el estudio que se publica en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), una de las hembras quedó atrapada en la resina cuando transportaba 140 granos, mientras que otra transportaba 137 granos. Estos insectos, de menos de dos milímetros de longitud, presentan en su cuerpo unos pelos con pequeños anillos seriados, que no se habían visto nunca antes, que facilitan la recogida y transporte del polen. Estos pelos son similares a los pelos plumosos del cuerpo de las abejas, que realizan la misma función.

Los investigadores también han encontrado machos, pero sin estos pelos y sin polen. Los insectos se han descrito dentro de un nuevo género cuyo nombre, Gymnopollisthrips, hace referencia a las gimnospermas, al polen y a los trips. A partir del conjunto de fósiles, los expertos han descrito dos especies, G. minor y G. maior.

Este género extinto, Gymnopollisthrips, pertenece a una familia que existe actualmente, la Melanthripidae. Todos los datos, incluido el de la cantidad de granos transportados por cada hembra, indican que los Gymnopollisthrips eran un eficiente polinizador, a la altura de los polinizadores de angiospermas actuales más eficientes.

Las plantas necesitan intercambiar el polen para reproducirse, y los insectos son la vía más eficiente. En la actualidad, existen unas 200.000 especies de animales polinizadores, la mayoría de ellos insectos.

La polinización por insectos ?especialmente mariposas, abejas y moscas? es un proceso que siempre se asocia a las plantas con flores (angiospermas), de las que actualmente hay más de 240.000 especies. Los tisanópteros son unos insectos diminutos, considerados polinizadores poco eficientes durante mucho tiempo, que se alimentan generalmente de tejidos vegetales y polen ?normalmente de angiospermas.
¿Qué tipo de polen transportaban los insectos?

La polinización de gimnospermas por parte de insectos es un fenómeno muy raro. Las gimnospermas actuales, como los pinos, los abetos, las araucarias y las cicas, polinizan a través del viento, que transporta el polen al azar. Hace 110 millones de años, en pleno Cretácico (hace entre 135 y 65 millones de años), los bosques estaban constituidos principalmente por gimnospermas, y las angiospermas eran una minoría.

En ese periodo, las gimnospermas resiníferas produjeron mucha cantidad de resina, que ahora se encuentra fosilizada en forma de ámbar, por ejemplo en las piezas de Álava. El estudio concluye que el polen, perteneciente al grupo Cycadopites, pudo producirlo algún tipo de ginkgo o de cica, que actualmente son grupos relictos.

De los ginkgos, ahora solo sobrevive una especie, el Ginkgo biloba, que se considera un fósil viviente. Los granos de polen de esta especie son muy pequeños, de unas 20 milésimas de milímetro, y debían de tener una superficie con cierta capacidad adherente, según se desprende de los agrupamientos observados en el ámbar. Estos dos rasgos son característicos del polen que precisa de los insectos para dispersarse a otras flores.

Por otra parte, se conocen cicas polinizadas por escarabajos y trips. El único caso conocido de un género de trips que poliniza exclusivamente un grupo de cicas se da en Australia. Pero el hallazgo en ámbar español no está relacionado con estos casos australianos, aunque parezca lo contrario.
La polinización de los insectos del Cretácico

Según los expertos, los pelos anillados para recolectar y transportar el polen no surgieron por una presión de selección evolutiva para la polinización. Respecto a los insectos, la polinización que producían debía de ser accidental, aunque el proceso sí debía de implicar cierta presión selectiva para la planta. El beneficio para los trips únicamente se puede comprender si transportaban polen para alimentar a sus larvas.

Eso sugiere que estas nuevas especies debieron de formar colonias con cierta sociabilidad. Este fenómeno, desde la subsociabilidad hasta la verdadera sociabilidad, se ha descrito en algunas especies de trips actuales. No obstante, los fósiles en ámbar encontrados en el norte de España no aportan ningún dato más sobre las posibles características de las colonias.

Aun así, es más probable que las larvas habitasen en los órganos ovulíferos de algún tipo de ginkgo, donde podrían congregarse y hallar un medio protegido. En los yacimientos españoles de ámbar de esa época se encuentran muchos restos de hojas y órganos ovulíferos de un tipo de ginkgo extinto.
Una revolución en los ecosistemas terrestres

La evolución conjunta de las angiospermas y los insectos supuso un gran éxito y determinó el desplazamiento de las gimnospermas debido a una intensa competencia. Esta revolución en los ecosistemas terrestres estaba en sus inicios cuando se produjo la resina que originó el ámbar en España.

Únicamente el ámbar puede mostrar un comportamiento conservado con tanto detalle tras millones de años, como es esta secuencia del proceso de polinización por insectos.

Este hallazgo indica que los trips pudieron constituir uno de los primeros grupos de insectos polinizadores de la historia geológica, mucho antes de que algunos de ellos pasaran a ser polinizadores de las angiospermas.

Los ejemplares del nuevo estudio publicado en el PNAS pertenecen a la colección del Museo de Ciencias Naturales de Álava. Su investigación ha sido posible gracias al apoyo de la Diputación Foral de Álava y a la financiación de un proyecto de I+D del Ministerio de Economía y Competitividad.

Fuente: http://ecodiario.eleconomista.es

viernes, 11 de mayo de 2012

La mano humana se asemeja a la de los primeros homínidos


Restos del pulgar de un simio fósil de Castell de Barberà. La fila superior son diferentes vistas de una falange distal parcial. La fila inferior son las de una falange proximal. Imagen: Sergio Almécija / ICP.

Un nuevo estudio ha descubierto que tener un pulgar largo es una condición primitiva. Los primeros homínidos ya tenían un pulgar relativamente largo, como el de los humanos. En cambio, los simios actuales (que son más grandes que los fósiles) son los que han evolucionado más en este aspecto, al alargar la mano y reducir la longitud del pulgar para poder colgarse de los árboles.

A partir de nuevos restos del pulgar de un simio fósil del yacimiento de Castell de Barberà (Barcelona), los investigadores del Instituto Catalán de Paleontología (ICP) Sergio Almécija (actualmente en el Museo Americano de Historia Natural), David M. Alba y Salvador Moyà-Solà publican una investigación que compara la morfología de la mano de los humanos con la de los grandes simios actuales, y con la de diferentes especies de simios fósiles.

El trabajo, que se publica esta semana en la edición on line del American Journal of Physical Anthropology, se centra en el dedo pulgar, y concluye que tener una mano ligeramente corta con un pulgar relativamente largo es una característica primitiva que ya estaba presente en los simios extintos.

Tener un pulgar largo no estaría directamente relacionado con la evolución de una motricidad fina de las manos, como la que caracteriza a los humanos, sino a la capacidad de los simios fósiles de poder agarrarse a las ramas de los árboles de forma segura mientras caminaban.

No fue hasta más tarde que los simios desarrollaron adaptaciones para la ortogradía (la posición erecta del tronco) que permitió a algunos desplazarse colgándose de las ramas de los árboles (desarrollando manos largas con pulgares cortos) y a los ancestros de los humanos desarrollar el bipedismo. Gracias al hecho de caminar sobre las extremidades inferiores, las manos fueron liberadas en cuanto a la locomoción, y los humanos pudieron sacar el máximo provecho del pulgar para manipular objetos.

El pulgar largo es una adaptación primitiva

En general, los primates presentan unas manos para adaptaciones basadas en la locomoción y en la manipulación. En algunos casos, el pulgar no juega un papel importante en los desplazamientos, pero siempre cobra importancia en las actividades de manipulación. Esto hizo pensar durante mucho tiempo que el largo pulgar de los humanos era una adaptación evolutiva ligada a la capacidad de hacer cosas con las manos.

Sin embrago, el estudio muestra que tener un pulgar largo es una condición primitiva. Los simios fósiles del Mioceno (los primeros homínidos) hace entre 10 y 13 millones de años ya tenían un pulgar relativamente largo, como el de los humanos. En cambio, parece ser que los simios actuales (que son más grandes que los fósiles) son los que han evolucionado más en este aspecto, al alargar la mano y reducir la longitud del pulgar para poder suspenderse bajo las ramas.

Referencia

Almécija, S., Alba, D.M. & Moyà-Solà, S. (2012). "The Thumb of Miocene Apes: New Insights From Castell de Barbera (Catalonia, Spain)". American Journal of Physical Anthropology.
DOI: 10.1002/ajpa.22071

Fuente: tendencias21.net

Los dinosaurios nos fascinan porque dominaron la Tierra antes que nosotros´

José Luis Sanz en la exposición ´Tyrannosaurus rex´ del Parque de las Ciencias. L.O

El paleontólogo y divulgador José Luis Sanz ha inaugurado los actos de celebración del aniversario del Parque de las Ciencias

J.C.CHAMORRO "Los dinosaurios nos fascinan porque representan el linaje de animales que dominaron la Tierra antes que nosotros". Según el paleontólogo y divulgador José Luis Sanz esta es una de las razones por las que estos reptiles que habitaron el planeta durante 160 millones de años despiertan tanto interés y generan tanta inquietud por conocer más sobre su larga estancia en el planeta. Pero, ¿cómo sabemos todo lo que sabemos de ellos? Sanz ha contestado a esta pregunta ante las más de 500 personas de todas las edades que han asistido a la conferencia, con la que ha arrancado el 17º aniversario del Parque de las Ciencias.

La respuesta está en la gran variedad de registros fósiles que los dinosaurios han dejado en las rocas sedimentarias del Mesozoico: "A través de los diferentes documentos fósiles que existen -huesos, huevos y nidos, coprolitos (excrementos), icnitas (huellas fósiles), gastrolitos y contenido digestivo, marcas de depredación y tejidos y estructuras no esqueléticas- podemos conocer cómo eran y cómo vivían, qué tamaño tenían, sus patrones de comportamiento e incluso a la velocidad a la que se desplazaban", explica el paleontólogo.

Una información que cada es más amplia y exhaustiva gracias a la aplicación de nuevas tecnologías. En este sentido, Sanz ha destacado dos: la utilización de los sistemas de escaneado en rayos X y las tecnologías de realidad aumentada adaptada a la paleontología que permiten reconstruir los esqueletos, determinar la musculatura e incluso saber cuál era su peso aproximado.

En los últimos meses también se han producido descubrimientos que nos ayudan a profundizar aún más en el conocimiento de estos animales. Entre ellos, José Luis Sanz se ha referido a las últimas publicaciones científicas sobre el color del plumaje de tres especies de dinosaurios. Un hallazgo que se ha producido a partir del análisis de los melanosomas que han conservado en el sistema tegumentario (órgano que sirve de protección externa al cuerpo de los animales, con varias capas y anejos como glándulas, escamas, pelo y plumas).

Gracias al desarrollo de la paleontología y de la dinosaurología -la disciplina que estudia este grupo de especies- en España se han descubierto más de una decena de dinosaurios. La mayor parte de los restos fósiles se han encontrado en Aragón, Castilla la Mancha, Valencia, Cataluña y Castilla León. Sanz es el autor del descubrimiento del primer dinosaurio que se nombró en España: el Aragosaurus. Este hallazgo se produjo en 1984 y, desde entonces, esta disciplina "ha experimentado una gran evolución en España con aportaciones científicas muy importantes que desvelan cada vez más datos sobre una de las especies que más fascinan al ser humano".

La evolución de esta disciplina depende en gran medida del "clamor popular y de la fascinación que despiertan estos reptiles en todos los públicos" y para ello es imprescindible contar con la colaboración de los museos que son los que "generan opinión e inquietud científica en los ciudadanos", ha aseverado. Así, se ha referido al valor que tienen propuestas como la exposición ´Tyrannosaurus rex´ que aúnan la fascinación y el rigor científico para que todos los públicos "conozcan mejor a los dinosaurios y valoren la importancia de esta ciencia básica", ha añadido.

José Luis Sanz es Catedrático de Paleontología de la Universidad Autónoma de Madrid, miembro Correspondiente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Director técnico del Museo Paleontológico de Elche y miembro del consejo científico del Institut Català de Paleontologia (2007 en adelante). También es de numerosos artículos y autor de libros sobre dinosaurios como ´Mitología de los dinosaurios´, ´Dinosaurios, los señores del pasado´ y ´Cazadores de dragones´, entre otros.

Jornada de Puertas Abiertas. Con esta actividad arranca el 17º aniversario del museo que tendrá como eje central la Jornada de Puertas Abiertas este sábado 12 de mayo. La XV Feria de la Ciencia, el concurso fotográfico amateur bajo el lema ´Compartir la ciencia´, música, magia, más de 40 demostraciones científicas realizadas por estudiantes y docentes de toda Andalucía y un programa especial en torno a la botánica son algunas de las propuestas para celebrar el cumpleaños del Parque de las Ciencias. Las puertas del recinto educativo y cultural estarán abiertas de 10.00 a 19.00 horas.

Fuente:laopiniondegranada.es

martes, 8 de mayo de 2012

Hallado el cocodrilo primitivo más grande de la Tierra



Fósil del cráneo del 'Crocodylus thorbjarnarsoni'. | C. Bronchu

Un cocodrilo, tan grande que podía tragarse seres humanos con sólo abrir la boca, habitó hace entre dos y cuatro millones de años en África del Este, compartiendo su entorno con los primeros ancestros de nuestra especie. Llegaba a medir unos nueve metros, bastante más que el más grande que se conocía, lo que le convierte, de momento, en el arcosaurio de mayor tamaño que ha habitado la Tierra.

El hallazgo de los restos de este espectacular ejemplar ha sido publicado por el paleontólogo Christopher Brochu, profesor asociado en la Universidad de Iowa (Estados Unidos), en la revista 'Journal of Vertebrate Paleontology' . "Pudo haber excedido los 8,3 metros de longitud, cuando el cocodrilo del Nilo más grande conocido medía 6, 4 metros y la mayoría son mucho más pequeños", señala Brochu en declaraciones a ELMUNDO.es.

Los fósiles de ese ejemplar se encontraron en un yacimiento en Kenia, no lejos de donde habitan ahora los temibles cocodrilos del Nilo. Fueron hallados hace tiempo, pero fue hace tres años, durante una visita al Museo Nacional de este país africano, cuando el investigador los 'reencontró', descubriendo que era una nueva especie, que no está emparentada con los actuales y es mucho más grande.

Brochu recuerda que estos restos no están lejos de enclaves donde se han encontrado fósiles de homínidos, antepasados de los humanos, por lo que cree que probablemente estos últimos formaban parte de su alimentación. "No hemos encontrado evidencias de esos encuentros, no hay huesos de 'Homo' con mordiscos de estos cocodrilos, pero estos saurios comen todo lo que pueden tragar, y los ancestros humanos de aquel momento no medían ni metro y medio", recuerda Brochu.
Devoradores de humanos

Aún hoy, los cocodrilos son animales peligrosos. En muchos países africanos son comunes esos encuentros, que en ocasiones acaban en graves accidentes en los cauces de ríos y lagos. Hace dos millones de años, también los homínidos se acercaban a beber a sus orillas, o en busca de otros animales para comer. Para Brochu, incluso "puedieron influirles en su forma de entender el mundo".


Comparativa del tamaño del cocodrilo primitivo, los ancestros humanos y nuestra especie. |Chris Brochu

A este gigante del Pleistoceno le bautizó como 'Crocodylus thorbjarnarsoni', en recuerdo de un compañero, John Thorbjarnarson, experto en cocodrilos, que murió de malaria en África hace unos años, mientras investigaba sobre estos animales.

El paleontólogo americano asegura que en la colección de fósiles que se conservan en Nairobi puede haber muchas sorpresas como ésta. La cabeza de cocodrilo que a él le llamó la atención era gigantesca. Necesitó cuatro hombres para levantarla. Y, sin embargo, nadie se había dado cuenta de que se trataba de una especie desconocida hasta ahora. "Se necesita un ojo agudo para darse cuenta de que es algo nuevo", reconoce.

Y Brochu lo tiene porque no es su primer descubrimiento en África del Este. Hace ahora dos años, también encontró otro cocodrilo devorador de humanos, en este caso un ejemplar con cuernos, al que bautizó como 'Crocodylus anthropophagus'. Había vivido en Tanzania.

Brochu no cree que su nuevo que 'C. thorbjarnarsoni' sea un pariente cercano de los actuales cocodrilos africanos, a los que considera una especie bastante joven, en lugar de ser el fósil viviente que algunos defienden. "Realmente no conocemos su origen, pero sabemos que aparecieron después de que estos gigantes desaparecieran; lo que estos fósiles dicen es que los cocodrilos actuales son mucho más recientes de lo que se pensaba", concluye.

Según el investigador "los detalles anatómicos demuestran que la nueva especie no estaba estrechamente vinculada a ningún cocodrilo africano, por lo que serán más recientes".

Fuente: elmundo.es

viernes, 20 de abril de 2012

El día que nos pusimos en pie


Ánxel Vence Perito en ciencias casi ocultas como la paleoantropología, el profesor Charles Musiba ha llegado a la convicción de que el ser más o menos humano se puso en pie por primera vez en Tanzania, hace de esto unos 3.700.000 años. Musiba, un tanzano que ejerce la docencia en Estados Unidos, basa su hipótesis en las pisadas que alguien dejó en el suelo del lugar de Laetoli por esa época y que la lava de un volcán ha preservado hasta hoy. Quizá no sirva de mucho, pero estamos a punto de conocer la fecha en la que nuestra especie echó a andar sobre los dos pies.

Musiba quiere montar un museo y acaso obtener unas subvenciones a cuenta del hallazgo, aunque lo importante es que las huellas encontradas en Laetoli sean anteriores a Lucy, la homínida hasta ahora considerada nuestra más antigua ascendiente. Si se confirmasen las sospechas del investigador tanzano, la humanidad habría dado sus primeros pasos en posición erecta unos 500.000 años antes de lo que se pensaba.

Mucho tiempo parece ése si se tiene en cuenta que los hombres luchaban hace apenas siglo y pico por mantenerse en posición erguida frente a otros individuos de su misma especie empeñados en sojuzgarlos. Tal se deduce, al menos, de la estrofa «Arriba, parias de la Tierra; en pie, famélica legión» con la que los revolucionarios del XIX trataban de galvanizar a los proletarios para que rompiesen las cadenas de la servidumbre. No es que los currantes de la época anduviesen en posición canina, naturalmente; pero no resulta menos verdad que trabajaban en condiciones de humillación lo bastante graves como para que el hecho de ponerse en pie fuese algo más que una simple metáfora. Algo que, por desventura, vuelve a suceder hoy.

Por parecidas razones, sostiene Musiba que también fueron la dureza de la vida y las extenuantes condiciones laborales del Paleolítico las que obligaron a los homínidos de entonces a levantarse del suelo. El cambio climático ejercía ya en aquella época sus efectos, de tal modo que nuestros antepasados los primates tuvieron que adaptarse a vivir en un terreno escaso de árboles a los que subirse para huir de las fieras. «La dureza de la vida en Laetoli nos puso en pie», concluye Musiba.

La hipótesis del profesor tanzano no es sino una aplicación de la teoría de la adaptación de las especies popularizada en su día por otro Charles más famoso, de apellido Darwin. De acuerdo con las teorías darwinistas, las especies no sólo se diversifican por mera adaptación al medio ambiente, sino que van mudando también sus características para enfrentarse a un entorno hostil. Más o menos eso es lo que habría forzado a los recontratatarabuelos de nuestra estirpe a ponerse en pie: ya fuese para transportar herramientas con los brazos, ya para forjar utensilios y armas, ya para otear el horizonte desde una mayor altura.

Cualquiera que fuese el motivo -y Musiba da algunos muy razonables-, lo cierto es que la capacidad para andar con las dos extremidades inferiores no es en modo alguno exclusiva del ser humano. También se sostienen sobre dos patas las gallinas, los veloces avestruces y los pajarillos del bosque, sin olvidar a los ya extintos dinosaurios del Jurásico. Y, a diferencia de nuestra especie, no han adquirido la enojosa costumbre de disparar sobre las demás, sean bípedas o cuadrúpedas. Aunque eso no pertenezca al dominio de la paleoantropología en el que se mueve felizmente el profesor Musiba.

Fuente: lne.es

Descubren los huevos de dinosaurio más grandes del mundo


Realizando excavaciones un grupo de obreros en Chechenia encontró alrededor de 40 huevos de disonaurio fosilizados

Un equipo de obreros y geólogos en Rusia han anunciado el descubrimiento en la región de Chechenia de un promedio de 40 huevos de dinosaurio fosalizados que serían los mas grandes del mundo.

“Hemos encontrado unos 40 huevos hasta ahora, pero todavía pueden haber muchos más debajo de la tierra”,dijo Said-Emin Dzhabrailov, geólogo en la Universidad del Estado Checheno, según informó Reuters.

El hallazgo se dio cuando un grupo de trabajadores estaba picando una ladera para construir un camino, cerca de la frontera con Georgia, en las montañas del Caúcaso. Inmediatamente los geólogos se dieron cuenta de que las formas lisas y ovaladas, de consistencia similiar a la piedra y que miden más de 25 centímetros podían ser fósiles de huevos de dinosaurio.

Dzhabrailov señaló que es necesario que se realicen estudios paleontológicos para determinar la especie de dinosaurio que los habría puesto.

El gobierno regional de Chechenia, en búsqueda de limpiar su violenta reputación de la región, está estudiando la posibilidad de convertir el lugar en zona de reserva y atraer turistas.

Fuente: vanguardia.com.mx

Hallan fósiles prehistóricos a sólo 40 km de la Capital Argentina

Investigadores. Más de 300 fósiles de animales fueron hallados

Desde un gliptodonte bebé (un animal prehistórico, primo lejano de la “mulita”) hasta una manada completa de mastodontes. Fósiles de caballos, guanacos, ciervos, tortugas, comadrejas. Más de 300 fósiles de animales prehistóricos fueron descubiertos ayer. Lo asombroso es que el hallazgo se produjo en dos canteras de Marcos Paz, a sólo 40 kilómetros de la Ciudad.

“Se trata de un descubrimiento de gran valor científico”, dijo a Clarín el investigador Leopoldo Soiblezon, director del trabajo, docente de la Universidad Nacional de La Plata e investigador del CONICET. “Hemos encontrado una fauna completa en una zona que hasta ahora no tenía registro fósil. Esto abre puertas para nuevas investigaciones”.

Las piezas tendrían hasta 32 mil años y fueron halladas en apenas 1.000 metros cuadrados. La investigación comenzó hace casi 3 años e involucró a docentes, alumnos y vecinos de Marcos Paz. “Acostumbrados a encontrar menos animales en extensiones de al menos 100 kilómetros cuadrados, el hallazgo llamó la atención por la abundancia y la calidad de conservación”, dijo David Piazza, responsable de Paleontología de Marcos Paz.

Los investigadores sostienen que en el lugar debió existir una depresión del relieve que provocó la acumulación de gran cantidad de fósiles, como puede ser el recodo de un río, que arrastró los restos hacia un mismo lugar. La acidez del terreno y el fango en el que quedaron enterrados pudo influir en la conservación de los restos.

También encontraron vizcachas, aves, anfibios y peces, mastodontes que medían cuatro metros del suelo al lomo y perezosos de la misma longitud. El hallazgo más importante fue un cráneo y una mandíbula de Macrauquenia, un mamífero gigante que no dejó parientes actuales.

Fuente:clarin.com

Los dinosaurios desaparecieron por ser ovíparos


Científicos de la Universidad de Zurich han llevado a cabo un nuevo estudio acerca de la extinción de los dinosaurios que determina que desaparecieron antes de la caída del meteorito, hace 65 millones de años, y como consecuencia de su reproducción a través de huevos.

Este trabajo, publicado en 'Biology Letters', determina, a través de un modelo matemático, que el tamaño del bebé fue el factor decisivo en su desaparición. Así, mientras otros mamíferos iban evolucionando y sus crías eran cada vez más grandes, los dinosaurios continuaban teniendo crías relativamente pequeñas (por las limitaciones físicas de los huevos) que acababan sucumbiendo antes especies más grandes.

Concretamente, los expertos indican que había crías de dinosaurio que salían del huevo con apenas 10 kilogramos de peso. Mientras, ya existían especies con crías por encima de hasta 30 toneladas, con las que tenían que competir por encontrar alimento.

En este sentido, el autor principal del estudio, Michael Clauss, ha apuntado que "hay de espacio en el ecosistema para especies pequeñas" pero no cuando se trata "de crías de animales de gran tamaño". A su juicio, el problema es que una especie que "reinó" durante millones de años y "no puede transformarse de repente en una de las pequeñas del ecosistema" y "acaba desapareciendo como grupo".

En cuanto a por qué los mamíferos no sucumbieron a una extinción, los científicos han señalado que "no tenían las mismas limitaciones de tamaño", además, mamaban de sus madres, lo que siempre les protegía hasta cierta edad a la hora de luchar por el alimento.

Además, han apuntado que después de la caída del meteorito "el poder alimentarse de la leche de sus madres les permitió hacer frente a la nueva vida después de la catástrofe medioambiental y evolucionar hacia nuevas especies".

Esta teoría se une a las muchas que existen sobre la desaparición de los dinosaurios. Desde hace siglos, los científicos discrepan sobre si los reptiles murieron antes o después de que un meteorito se estrellara contra la Tierra en lo que se conoce como el impacto del Cretácico-Terciario.

Fuente: europapress.es

jueves, 12 de abril de 2012

El hallazgo en Uruguay de un fósil único revela el potencial de una zona

El fósil de un 'mesosaurus', un reptil acuático (AFP, Pablo Porciuncula)

El hallazgo en el centroeste de Uruguay del embrión de reptil más antiguo del mundo, de unos 280 millones de años, por parte de un equipo científico internacional revela el potencial de una zona que los paleontólogos ahora buscan proteger.

El descubrimiento -publicado en marzo por la revista británica Historical Biology y difundido la semana pasada por el CNRS, centro nacional francés de investigación científica, que apoyó la investigación- implica tres hitos, destacó la paleontóloga uruguaya Graciela Piñeiro, responsable del equipo que reúne a investigadores de Argentina, Brasil y Canadá.

"Tenemos un embrión casi completo de un reptil muy primitivo que tiene unos 280 millones de años de antigüedad, que está totalmente arrollado, envuelto en una membrana o cáscara blanda", explicó Piñeiro.

Es "el embrión de reptil más antiguo conocido", indica, mientras muestra una pequeña roca con la huella de un embrión fósil de apenas 12 ó 13 centímetros de largo. Se trata de la "evidencia de reproducción en reptiles más antigua que se conoce y la única que llena un vacío de información de más de 90 millones de años, de los primeros pasos de los reptiles en la Tierra", explicó.

En segundo lugar, como el embrión ya estaba formado y con todas las armas para sobrevivir, pero envuelto en esa cáscara, "hoy sabemos que algunos podrían haberse reproducido reteniendo el embrión dentro del oviducto materno y después poniendo un huevo que tenía un embrión que iba a eclosionar en unas horas o pocos días", añadió.

Finalmente, el hallazgo de otros 26 embriones fósiles -en estos casos en fragmentos esparcidos alrededor de la madre- alienta la hipótesis de que haya habido un cuidado parental de los huevos y de los juveniles, lo que representaría el caso de cuidado parental más antiguo conocido en reptiles, sostuvo Piñeiro, especializada en la fauna del Paleozoico Superior de Uruguay.

Estos reptiles acuáticos de aproximadamente un metro de largo y denominados mesosaurios vivieron hace 280 millones de años en lo que hoy es Uruguay, Brasil, el sur de Paraguay y Sudáfrica, antes de que que los continentes se separaran.

Vivían en un ambiente de lagunas hipersalinas con poco oxígeno y se alimentaban de crustáceos denominados 'Pygocefalomorpha', lo que les permitía su importante dentadura.

Los afloramientos principales donde se realizaron los hallazgos son dos, uno en el límite entre Cerro Largo y Tacuarembó (centroeste) y otro en un establecimiento rural particular, en un cerro que se excavó para construir una represa.

La primera exploración en la zona fue en 1996, pero fue a partir del año 2000 cuando se empezaron a encontrar "cosas importantes", reveló Piñeiro. Desde entonces, han acumulado más de 2.000 piezas, que incluyen "algunos esqueletos bastante completos".

El problema mayor con el que se encontraron los científicos es que uno de los afloramientos está en una antigua cantera, por lo que se trabaja sobre los escombros de rocas que fueron cortadas por máquinas, al igual que los fósiles. "Estamos trabajando con los escombros que quedaron después de la explotación de una cantera, pero tenemos todo el afloramiento para investigar. Y lo queremos hacer de una manera cuidadosa, porque son animales pequeñitos", explicó Piñeiro.

Respaldada por la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), que financió el proyecto, Piñeiro presentará un petitorio ante la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) para proteger la zona, con el argumento además "de lo que significa como patrimonio cultural estos afloramientos donde se han encontrado estos materiales que han posicionado a Uruguay en una posición muy alta en el terreno científico".

Una de las principales preocupaciones es que "estas rocas están en un proyecto (gubernamental) de explotar los esquistos", un tipo de roca con mucha materia orgánica y donde se forma el denominado "shale gas", una forma de gas natural, indicó.

"El potencial de los hallazgos es muy alto, es muy factible encontrar materiales muy importantes allí", destacó la paleontóloga, que confía en que el descubrimiento ayude a obtener más financiamiento para profundizar las investigaciones. "Queremos trabajar el afloramiento in situ, contratar una maquinaria adecuada y tener mucha gente colaborando", explicó.

Por ahora, ya han incorporado al equipo dos nuevos investigadores para abocarse a trabajos sobre la biología del grupo y los nuevos interrogantes que surgieron con el hallazgo.

Fuente: AFP

miércoles, 11 de abril de 2012

Descubren en Patagonia huevos de un enigmático dinosaurio


Un equipo de investigación argentino-sueco ha informado del hallazgo en la Patagonia de un reservorio de 70 millones de años con huesos y huevos fosilizados únicos, procedentes de un enigmático dinosaurio con forma de ave.

"Lo que hace el descubrimiento único son los dos huevos conservados cerca de los huesos articulados de su extremidad posterior. Esta es la primera vez que los huevos se encuentran en las proximidades de los restos óseos de un dinosaurio alvarezsaurido", dice el doctor Martin Kundrat, experto en dinosaurios del grupo del profesor Erik Ahlberg, de la Universidad de Uppsala.

La primera expedición conjunta argentino-sueca se llevó a cabo en diciembre de 2010 e incluyó también a Fernando Novas, F. Agnolin F. y J. Powell, del Museo Argentino de Ciencias Naturales.

Este dinosaurio representa el último sobreviviente de su tipo de Gondwana, la masa de tierra del sur en la Era Mesozoica. La criatura pertenece a uno de los grupos más misteriosos de los dinosaurios, los Alvarezsauridos, y es uno de los miembros más grandes --2,6 metros-- de esta familia. Primero fue descubierto por el doctor Powell, pero ahora se ha descrito y ha sido denominado Bonapartenykus Ultimus en honor del doctor José Bonaparte, quien descubrió el alvarezsaurido por primera vez en 1991 en la Patagonia.

"Esto demuestra que los alvarezsáuridos persistieron en América del Sur hasta el Cretácico más reciente", dice Martin Kundrat.

Los dos huevos que se encuentran junto con los huesos podrían haber estado dentro de los oviductos de las hembras Bonapartenykus cuando los animales perecieron. En las cáscaras aparecen otros numerosos fragmentos que pueden ser calcita de la capa de la cáscara interior, lo que sugiere que al menos algunos de los huevos se incubaron y contenían embriones en una etapa avanzada de su desarrollo.

Martin Kundrat analizó las cáscaras de huevo y se encontró que no pertenecen a ninguna categoría conocida de la microestructura de la cáscara del huevo basado en la taxonomía. Durante la inspección de las muestras utilizando el microscopio electrónico de barrido también se observaron objetos fosilizados en el interior del conducto de las cáscaras de huevo. Resultó ser la primera evidencia de contaminación por hongos en los huevos de dinosaurio, dice el experto sueco.

Los Alvarezsauridos eran pequeños (entre 0,5 y 2,5 metros) dinosaurios bípedos con plumas, hallados en Asia, América del Norte y del Sur. Tenían un cráneo similar a las aves, diminutos dientes, típicos antebrazos robustos, pero abreviados considerablemente, y desarrollaron digitos manuales con masivas falanges incluyendo una enorme garra.

Fuente: europapress.es