jueves, 23 de septiembre de 2010

Cuernos de dinosaurios para atraer a las hembras


Investigadores de la Universidad de Utah, en Estados Unidos, han localizado dos nuevas especies de dinosaurios cornudos en el monumento nacional Grand Staircase-Escalante, una formación rocosa al sur de este estado. Ambos saurópodos habitaron en el llamado 'continente perdido' de Laramide, formado cuando un mar poco profundo inundó la región central de Norteamérica, aislando las porciones del este y el oeste del continente durante millones en el último período cretáceo.
Justificar a ambos lados
Los dinosaurios, familiares cercanos del 'Triceratops', fueron descubiertos por un equipo dirigido por Scott Sampson y Mark Loewen. El más grande tiene un cráneo que mide 2,3 metros de longitud y es de la especie 'Uthaceratops gettyi', en honor de Mike Getty, responsable de Paleontología en el Museo de Historia Natural de Utah que lo descubrió.

Además de un cuerno grande sobre la nariz, 'Utahceratops' tiene otros dos cuernos cortos a ambos lados de los ojos, similares a los de los bisontes modernos, según publican en la revista 'PLoS ONE'. "Es como un rinoceronte gigante con una cabeza ridículamente grande", apunta Loewen.

15 cuernos en la cabeza

La otra especie nueva es el 'Kosmoceratops richardsoni', en alusión a sus cuernos y a Scott Richardson, el voluntario que descubrió dos cráneos de este animal. 'Kosmoceratops' también luce cuernos a la altura de los ojos, aunque más largos y puntiagudos que el otro dinosaurio. Lo curioso es que tiene un total de 15 cuernos (sobre la nariz, otro sobre cada ojo, otro par en el hueso de cada mejilla y hasta una decena alrededor de toda la cabeza, lo que le convierte en el dinosaurio más adornado que se conoce. " El 'Kosmoceratops' es uno de los animales más asombrosos que se conocen", asegura Sampson.

Se ha especulado mucho con la función de estos cuernos en los dinosaurios, si bien la teoría dominante apunta a que su función era, fundamentalmente, garantizar el éxito reproductivo. Según asegura Sampson, como armas para apartar a los depredadores, habrían sido muy malas. Sin embargo, sí habrían servido para intimidar a rivales del mismo sexo o atraer a los del sexo contrario.

Los fósiles se descubrieron en un paraje que es el monumento nacional más grande de todo Estados Unidos, con 770.000 hectáreas de extensión. Durante la mayor parte del Cretácico tardío, el mar inundó las partes bajas de las plataformas continentales, lo que hizo que en Norteamérica surgiera un mar caliente que dividió las tierras del este y el oeste, llamadas Appalachia y Laramide, respectivamente. De la primera se sabe poco, pero en lo que fue Laramide hay un gran registro fósil de dinosaurios, en una franja que va desde Alaska a México.

Mundo caliente

Por aquel entonces, el mundo era mucho más caliente que el actual, así que los 'Utahceratops' y los 'Kosmoceratops' vivieron en un ambiente cenagoso subtropical, a unos 100 kilómetros del mar. Fue en los años 60 cuando los paleontólogos detectaron que había los mismos grupos de dinosaurios en esta tierra emergida, pero con especies diferentes en el norte y el sur.

Este 'provincialismo' de los dinosaurios era desconcertante, sobre todo al comparar los gigantescos cuerpos de la mayoría de los dinosaurios con las diminutas dimensiones de los de Laramide. Actualmente, hay sólo cinco grandes mamíferos en África, pero hace 76 millones de años pudo haber más de dos docenas de dinosaurios gigantes que vivieran en un pedazo de tierra emergía muy pequeño.

Para Loewen era una incógnita cómo podían convivir en un espacio tan diminuto. Una posibilidad es que hubiera mucho alimento y otra que comieran poco (como los cocodrilos de la actualidad). Fuera cual fuera la razón de su elevada población, lo que parece claro es que había alguna barrera entre Utah y Colorado que limitaba el intercambio de especies, como una cordillera, y por ello eran diferentes.

Los nuevos fósiles están ayudando a entender cómo se desarrolló su historia. En los últimos 10 años, se han desenterrado en la zona más de una docena de dinosaurios. Además de 'Utahceratops' y de 'Kosmoceratops', la colección incluye otros herbívoros, algunos hadrosaurios con pico de pato, anquilosaurios, grandes carnívoros y otros parientes del 'Tiranosaurio rex'. También han recuperado plantas, rastros del insecto, almejas, peces, anfibios y lagartos que ofrecen una mirada completa del primitivo ecosistema.

Fuente: elmundo.es

viernes, 17 de septiembre de 2010

El ave más grande que jamás surcó los cielos,la "Pelagornis chilensis' de casi 6 metros.



... hace unos seis millones de años, convivieron con varias especies de aves de gran tamaño. Entre ellas, destaca la recién descubierta Pelagornis chilensis, cuya envergadura ósea de más de cinco metros la convierte en el ave voladora "con el mayor esqueleto" de la historia, según explica a Público el paleontólogo del Instituto de Investigación de Senckenberg (Alemania) responsable de la investigación, Gerald Mayr.

El fósil fue descubierto en el yacimiento de Bahía Inglesa al norte de Chile y contenía el 70% del esqueleto, según el artículo publicado en Journal of Vertebrate Paleontology. La extensión de sus alas alcanza los 5,2 metros, aunque "sus huesos son muy finos y ligeros", aclara Mayr. Por ello, a pesar de su gran envergadura, su peso sólo oscilaba entre los 16 kilos y los 29 kilos. Esta estimación "no está muy por encima de la masa de las aves vivas más pesadas" que se han descubierto, afirma.


Dudas en el podio

Otras dos especies de aves prehistóricas han sido caracterizadas con envergaduras superiores a la del chilensis. No obstante, según Mayr, estas cifras son "algo especulativas y desmesuradas". Esto se debe a que la envergadura total de un ave se establece en función de sus plumas, por lo que es imposible determinarla con exactitud en función de un registro fósil.

"Hemos sido muy conservadores en nuestras estimaciones", añade el paleontólogo, ya que sus finos huesos "no habrían soportado el peso de un gran plumaje". Según los investigadores, "las plumas principales del chilensis sólo pudieron llegar a medir unos 40 centímetros".

A pesar de su gran tamaño, Mayr no duda en afirmar que el chilensis "era capaz de volar grandes distancias". Otro rasgo característico de la especie radica en su singular pico, ya que sus restos revelan la presencia de prolongaciones en su mandíbula que utilizaba a modo de falsos dientes. Este es un rasgo común en la familia de los pelagornítidos, dentro de la que se ha incluido al chilensis.

La falsa dentadura de esta ave marina le servía para cazar "presas escurridizas como los calamares", opina Mayr. Según el científico, el chilensis nadaba rozando la superficie del mar con la parte inferior de su mandíbula sumergida en el agua hasta que enganchaba una presa.

Mayr afirma que el gran tamaño de esta especie se debe a un rasgo evolutivo para evitar la competencia con otras aves. No obstante, esta característica también tiene sus desventajas. Las crías del chilensis debían emplear más tiempo en su desarrollo, lo que las hacía más susceptible frente a sus posibles depredadores.

Funete: publico.es / imagenes: 1 AFP 2. El mundo

domingo, 12 de septiembre de 2010

El gran (y jorobado) dinosaurio español

Reconstrucción del dinosaurio carnívoro 'concavenator', cuyo esqueleto fósil se ha descubierto en Las Hoyas (Cuenca).- RAÚL MARTÍN

Un dinosaurio de un género y una especie completamente desconocidos hasta el momento siempre es un descubrimiento que causa sensación en la paleontología mundial. Ahora un ejemplar de buen tamaño, carnívoro y con una extraña joroba, ha sido descubierto en Cuenca, en el yacimiento de Las Hoyas. Vivió hace 125 millones de años y es el dinosaurio más completo que se ha encontrado en España, afirman los investigadores. Con sus seis metros de largo, el nuevo ejemplar conquense, un animal adulto, era cuatro veces mayor que los ágiles y temibles velocirráptores que salían en la película Parque Jurásico. Y este es mucho más antiguo.

El esqueleto fósil se presenta hoy en lugar destacado en la prestigiosa revista Nature con un artículo firmado por los tres científicos españoles que lo han encontrado y estudiado (Francisco Ortega, Fernando Escaso y José Luis Sanz).

El dinosaurio, carnívoro, ha sido bautizado científicamente Concavenator corcovatus y apodado Pepito pese a ser un animal adulto. El propio nombre oficial, que significa Cazador jorobado de Cuenca, aporta datos interesantes sobre el animal: "Era un depredador, que cazaría sin hacer ascos a la carroña que se encontrase, como los leones actuales", explica Sanz, especialista español en dinosaurios reconocido internacionalmente.

Francisco Escaso, Francisco Ortega y José Luis Sanz (de izquierda a derecha) estudian el fósil del concavenator Pepito.- UAM / UNEDRAÚL MARTÍN

En cuanto a lo de jorobado, es un rasgo peculiar y sorprendente del concavenator, porque no se conoce en ningún otro dinosaurio, aunque algunos de estos animales prehistóricos tenían una estructura dorsal que podría tener una función termorreguladora, como un radiador. En el caso de Pepito los científicos no saben para qué le servía la joroba.

Fósil del nuevo dinosaurio carnívoro 'Concavenator'- SANTIAGO TORRALBA

El nuevo dinosaurio español destaca no solo por su novedad, su tamaño y su excelente conservación, sino porque aporta información inesperada sobre la historia de este tipo de animales del Cretácico inferior. Pertenece a los carcadorontosaurios, una familia de dinosaurios que se consideraba hasta hace no mucho original del hemisferio Sur. El hallazgo de un ejemplar de esta familia en el Reino Unido hace unos años y, ahora, el muy completo fósil de Las Hoyas, ambos muy primitivos y en el hemisferio Norte, exige rectificar la idea que se tenía de su trayectoria evolutiva y geográfica.

Otra peculiaridad de este dinosaurio son unos bultos que se distinguen en el hueso del antebrazo, que son similares a los que sirven de punto de inserción de las plumas remeras en las aves actuales. Está claro que Pepito no volaba, pero "la presencia de los pequeños bultos en la ulna [equivalente al cúbito de los humanos] de concavenator indica que este dinosaurio conquense ya tenía estructuras en la piel que constituyen un estadio ancestral de las plumas de las aves", explican los científicos.

No hay que olvidar que, como han demostrado los fósiles hallados en Las Hoyas desde hace unos años -y, paralelamente, en yacimientos de China-, los dinosaurios no se extinguieron hace 65 millones de años (probablemente como consecuencia del impacto de un gran meteorito en la Tierra), sino que algunos de ellos, los voladores, lograron sobrevivir y acabaron siendo los pájaros actuales.

Pepito apareció hace ya varios años y supuso desde el primer momento una sorpresa para los paleontólogos, pero han tardado bastante tiempo en recuperar y conservar los huesos fósiles de las planchas de roca en que estaban incrustados. "Es un trabajo minucioso, con instrumentos como los de dentista, para ir retirando la roca sin llegar a tocar el fósil", explica Sanz.

De esta operación se han encargado sobre todo Ortega y Escaso (de la UNED), en el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha, en Cuenca, donde ahora está el ejemplar. El esqueleto está aplastado y acostado hacia su lado izquierdo y la roca en que reposa estaba fragmentada en varias losas, por lo que su reconstrucción fue, lo primero, "como montar un rompecabezas en tres dimensiones", recuerda Sanz, catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid. "Al principio pensamos que podría ser un reptil marino, un gran cocodrilo, o un dinosaurio", añade.

Los restos del concavenator destacan por su excelente estado de conservación, una característica que resulta singular en las condiciones del yacimiento de las Hoyas, poco favorables a la preservación de esqueletos grandes. Pepito, para suerte de los científicos, se ha conservado sin esos problemas y se aprecian en sus huesos detalles de las escamas de las patas y de la cola.

Fuente: elpais.com