miércoles, 31 de marzo de 2010

Hallan en China restos del más pequeño y veloz dinosaurio, llamado Xixianykus

complementando la informacion entregada ayer sobre Xixianykus


Se trata de un terópodo llamado Xixianykus y apodado "correcaminos". Con una longitud de 50 centímetros de la cabeza a la punta de la cola, este dinosaurio está entre los más pequeños conocidos hasta ahora, según un artículo.

Un equipo internacional de científicos descubrió los restos fósiles de uno de los más pequeños y ágiles dinosaurios, un terópodo llamado Xixianykus y apodado correcaminos, en la provincia de Henen, en China.

Con una longitud de 50 centímetros de la cabeza a la punta de la cola, este dinosaurio está entre los más pequeños conocidos hasta ahora y su tamaño habría favorecido su agilidad para correr y cazar, según un artículo difundido este martes por el sitio especializado LiveScience.

La pequeña criatura se alimentaba principalmente de termitas y hormigas, para lo cual podría haber utilizado una enorme garra, misma que también le habría permitido escapar de los grandes depredadores, indicaron los científicos, al dar cuenta del hallazgo.

El paleontólogo canadiense y coautor del estudio, Corwin Sulllivan, afirmó que las proporciones entre los miembros del Xixianykus se encuentran entre las más extremas (cortas) jamás registradas para un dinosaurio terópodo.

“El fémur del dinosaurio, por ejemplo, es particularmente corto comparado con la parte inferior de la pierna y el pie”, dijo y explicó que ello proporciona una base para estimar su velocidad máxima. “El Xixianykus era un corredor de alta eficiencia”, agregó.

El fósil del correcaminos, el primero de su tipo hallado en China, se encontraba incompleto, pero incluye siete vértebras, el sinsacro, algunas costillas, partes de la cintura pélvica y la mayor parte de la extremidad posterior derecha.

Según los científicos, este dinosaurio vivió en un ambiente cálido, de bosques templados, ríos y lagos, junto a los dinosaurios con pico de pato, hace aproximadamente 89 millones de años atrás.

El correcaminos pertenecía a la familia de los terópodos, que incluye a carnívoros como el Tiranosaurio rex y Velociraptor, aunque sus parientes más cercanos fueron los Alvarezsaurios, de cortos, pero fuertes brazos y una sólo garra en las patas.

Fuente:jornada.unam.mx

martes, 30 de marzo de 2010

Descubren dinosaurio mononykus en la Provincia central china de Jenan

Un grupo de científicos chinos ha descubierto fósiles de una nueva especie de dinosaurios mononykus -un terópodo llamado Xixianykus- en el sitio de yacimientos de huevos del reptil fósil ubicado en Xixia de la Provincia de Henan, centro de China.

Según los científicos del Instituto de Paleontología de Vertebrados y Paleoantropología subordinado a la Academia China de Ciencias, los fósiles del referente dinosaurio de “garra”, con las largas patas traseras y las delanteras cortas y robustas, se encuentran en el yacimiento del crestáceo posterior. El descubrimiento tiene importante significado para conocer el proceso de evolución de la familia de esos reptiles. La foto muestra la imagen tratada del especimen en postura original, considerado por los científicos como el primer de su tipo descubierto en el país.

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Los Alvarezsauridos no fueron parientes de las aves

Mediante una expedición al Desierto del Gobi en la China, un equipo de científicos ha verificado que un grupo de dinosaurios, pese a lucir un aspecto similar al de las aves, fue independiente de éstas.
El descubrimiento extiende el registro fósil de la familia Alvarezsauridae, un raro grupo de dinosaurios parecidos a las aves con una gran garra en la mano, y brazos muy cortos y fuertes, distanciando más de las aves al grupo en el árbol evolutivo.

Hasta ahora, no había prueba directa alguna de que los dinosaurios de este tipo vivieran durante el Jurásico Tardío, hace aproximadamente 160 millones de años.

Esta investigación aporta nuevos datos sobre la poco conocida evolución inicial de las aves en el Jurásico Tardío en China, al descartar a los alvarezsáuridos como los antepasados de los pájaros.

Jonah Choiniere, científico de la Universidad George Washington, ha dado nombre a la especie de dinosaurio recién descubierta: Haplocheirus sollers.

Éste es un fósil de transición, debido a que muestra un paso evolutivo temprano en la manera en que evolucionaron las raras manos de los alvarezsáuridos desde los dinosaurios depredadores anteriores. El fósil también confirma las predicciones de que la familia Alvarezsauridae debió haber evolucionado durante el Jurásico Tardío.

El fósil de la nueva especie contiene varios rasgos característicos que lo vinculan a la familia Alvarezsauridae, en la cual se incluyen especies como el Mononykus.

A pesar de la semejanza entre los esqueletos, la investigación de Choiniere demuestra que la familia Alvarezsauridae evolucionó en forma paralela a las aves.

La nueva especie muestra algunas de las primeras etapas evolutivas en el desarrollo de un brazo corto y fuerte con una sola garra funcional que podría haber sido usada para escarbar en los termiteros.

El esqueleto del espécimen de Haplocheirus sollers, de más de 3 metros de largo y casi completo, fue encontrado conservado en rocas de río en la Región Autónoma de Xinjiang, en el noroeste de China, una región conocida por sus fósiles del Jurásico Tardío.

Fue recolectado durante una serie de expediciones a Xinjiang codirigidas por James Clark de la Universidad George Washington y Xu Xing de la Academia China de Ciencias.

Fuentes: 1. spanish.peopledaily.com.cn 2.amazings.com

lunes, 29 de marzo de 2010

¿Ha entrado la Tierra en la era del Antropoceno?, el evento Hombre se parecera al evento Azolla.

Un inocente helecho provocó uno de los cambios geológicos más importantes en el planeta

Los seres humanos han producido cambios tan inmensos y sin precedentes en el planeta que pueden estar marcando el comienzo de un nuevo período de la historia geológica: el Antropoceno.

Entre las causas figuran la contaminación, el crecimiento demográfico, la urbanización, los viajes y traslados de grupos humanos hacia zonas vírgenes formando nuevas ciudades, la minería y el uso de combustibles fósiles, que han alterado el planeta de una manera considerable.

Este hecho, estiman los expertos, se dejará sentir durante millones de años. El impacto de la humanidad es tan importante que puede dar lugar a la sexta extinción en masa más grande en la historia de la Tierra, con el agregado de miles de nuevas especies de plantas y animales, además de las que ya estaban en vías de desaparición. La idea no es nueva, pero un recién formado grupo de trabajo de expertos ha sido creado para reunir todas las pruebas que apoyen el reconocimiento del Antropoceno como el sucesor de la actual época del Holoceno, en la que nos encontramos oficialmente.

Se espera que dentro de tres años, este caso sea presentado en la Unión Internacional de Ciencias Geológicas, que decidirá si la transición a una nueva época se ha iniciado o no
La nueva era, llamada Antropoceno (del griego «antropo», humano, y «keinos», nuevo) sería el primer período de tiempo geológico creado por la acción directa de una sola especie animal.

Viajando hacia atrás en el tiempo, hace 58 millones de años se estima que terminó el Paleoceno y se dio inicio al Eoceno (del griego «eos”», aurora). Durante este período ocurrió un evento que cambiaría a la Tierra y que se debió también a una sola especie, en este caso de origen vegetal: una planta llamada azolla. La azolla es un helecho de agua fresca que se asocia con una bacteria (la «Cianobacteria anabaena») que tiene una característica sobresaliente: la eficiente fijación del nitrógeno y el carbono. En esta combinación, cada 4.000 metros cuadrados de azolla pueden «atrapar» en un año una tonelada de nitrógeno y seis toneladas de carbono. Cuando se dan condiciones favorables, la azolla crece muy rápido y con 20 horas de sol puede duplicar su biomasa en tres días o menos.

El Evento Azolla

En el Eoceno las condiciones eran muy favorables para la azolla, sobre todo en el Polo Norte donde hacía calor, y además durante el verano estaba expuesta constantemente al sol. El crecimiento de la azolla comenzó a disminuir el dióxido de carbono de la atmósfera.

El registro fósil muestra que en el transcurso de 800 mil años los niveles de CO2 en la atmósfera bajaron de 3.500 partes por millón (ppm) (al principio del Eoceno) hasta 650 ppm. Conocido por los paleontólogos como el Evento Azolla, el cambio atmosférico originado por el crecimiento explosivo de este helecho inició el enfriamiento global que duró hasta el Pleistoceno ("pleisto"=mucho) donde aparecieron y se extinguieron muchas especies de mamíferos gigantes y hasta apareció nuestro antepasado directo, el Homo erectus. Este período, el Pleistoceno finalizó hace aproximadamente 11 mil años, cuando se retiraron los hielos, para dar lugar al Holoceno («holo», todo) con la flora y la fauna que hoy habita nuestro planeta.

Aunque el término Antropoceno ha sido utilizado de manera informal entre los científicos por más de una década, es ahora considerado un término oficial. Un nuevo grupo de trabajo ha sido creado para reunir todas las pruebas que apoyen el reconocimiento del Antropoceno como el sucesor de la actual época del Holoceno. Se espera que dentro de tres años este caso sea presentado en la Unión Internacional de Ciencias Geológicas, que decidirá si la transición a una nueva época se ha iniciado. La teoría ha sido propuesta por un grupo de científicos, como Paul Crutzen, premio Nobel de Química en 1995, en la revista Environmental Science & Technology.

Los expertos llegaron a la siguiente conclusión: «El Antropoceno representa una nueva etapa en la historia tanto de la humanidad como de la Tierra misma, ya que al combinar las fuerzas naturales y las fuerzas humanas, el destino de una está determinando el destino de la otra. Geológicamente, este es un episodio importante en la historia de este planeta».

Una extinción catastróficaEl Dr. Jan Zalasiewicz, de la Universidad de Leicester, coautor del documento, añadió: «Se sugiere que estamos en el tren de producción de una extinción en masa catastrófica capaz de rivalizar con las anteriores cinco grandes pérdidas de especies y organismos durante el pasado geológico de la Tierra».

Hoy la preocupación inmediata es las emisiones de dióxido de carbono que está causando un lento pero incesante calentamiento global. Pero no es la única huella por la que de aquí a varios miles de años los arqueólogos reconocerán al Antropoceno. Además del cambio climático, mucho más brutal que el causado por la azolla, encontrarán miles de millones de toneladas de plásticos y residuos tóxicos. El Antropoceno será una de las épocas geológicas más claramente marcadas y todo parece indicar que puede ser la más corta en la historia de la Tierra. Una época que muchos niegan y se resisten a recibir intentando cada día una nueva actividad que genere conciencia y ponga freno a este suicidio masivo en el que estamos todos embarcados.

Fuente: abc.es

viernes, 26 de marzo de 2010

Descubren el primer fósil de un tiranosaurio en el hemisferio sur

El hallazgo por primera vez en el hemisferio sur de fósiles de un tiranosaurio arroja nueva luz sobre la evolución de estos dinosaurios, los cuales hasta ahora se creía que sólo habían vivido en el norte del planeta, indicó un estudio publicado hoy.


Un hueso de la cadera de estos animales, de 30 centímetros de largo, fue descubierto en Dinosaur Cove en Victoria, sudeste de Australia, un sitio geológico que se remonta al menos a 105 millones de años.

“El hueso sin duda pertenecía a un tiranosaurio, ya que estos dinosaurios carnívoros tienen caderas muy específicas y reconocibles”, dijo Roger Benson, de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido, uno de los autores de este estudio publicado en la revista Science de fecha 26 de marzo.

“Este descubrimiento es muy interesante porque anteriormente sólo se habían encontrado fósiles de tiranosaurios en el hemisferio norte, lo que llevó a los paleontólogos a pensar que nunca habían logrado llegar al sur”, añadió.

“Aunque tenemos un solo hueso, éste prueba que hace 110 millones de años pequeños tiranosaurios como éste podrían haber vivido en cualquier parte del planeta”, dijo Benson.

"Este hallazgo demuestra que los tiranosaurios llegaron al hemisferio sur al principio de su evolución y que podrían encontrarse otros fósiles en África, América del Sur e India”, observó por su parte Paul Barrett, paleontólogo del Museo de Historia Natural de Londres.

Los huesos fosilizados encontrados en Australia pertenecieron a un tiranosaurio de unos tres metros de largo y 80 kilos de peso. El animal debía tener una gran cabeza y brazos cortos, características distintivas de estos dinosaurios.

El nuevo espécimen, llamado “NMV P186069”, era mucho más pequeño que sus descendientes, los enormes Tiranosaurios Rex de 12 metros de largo y cuatro toneladas de peso, que domininaron el ecosistema hace unos 70 millones de años hasta el fin del período Cretácico, que comenzó hace unos 145,5 millones de años y terminó hace 65,5 millones de años).

Su pequeño ancestro australiano vivió 40 millones de años antes, en un tiempo en que el único continente terrestre, conocido como Pangea, empezó a fragmentarse para dar lugar gradualmente al actual mapa del mundo.

Este pequeño tiranosaurio viene de un tiempo en el que Sudamérica, Africa, Antártida y Australia ya se había separado de los continentes del norte, pero aún formaban un bloque entre ellos.

“Todavía nos queda saber más sobre estos primeros tiranosaurios y por qué se extinguieron, dejando lugar sólo para los gigantes T. Rex”, dijo Benson.


Fuente: lanacion.com.py

jueves, 25 de marzo de 2010

Hallazgo que da luz al origen del esqueleto

Investigadores de la Uex, liderados por Iván Cortijo, descubren en un yacimiento de Helechosa de los Montes una nueva especie fósil de Cloudina, uno de los primeros animales que desarrolló esqueleto externo hace 540 millones de años. Los fósiles de Cloudina Carinata preservan su forma tridimensional.


Autor El investigador moralo Iván Cortijo muestra un bloque de El Membrillar donde apareció la nue Foto:SANTI GARCIA



Podría tener una forma de vida similar a la de un coral o un gusano marino, pero aún no ha dado mucho tiempo para detallarlo. Lo que sí está claro es que el grupo de investigación de la Universidad de Extremadura del departamento de Paleontología ha hallado una nueva especie fósil de pequeño tamaño de Cloudina, uno de los primeros animales que desarrolló un esqueleto externo de hace entre 535 y 540 millones de años.

La nueva especie Cloudina Carinata hallada en el yacimiento El Membrillar de la localidad pacense de Helechosa de los Montes es única en el mundo y una de las revistas de paleontología más prestigiosas del mundo, Precambrian Research , ya ha dado cuenta de ello. Además, este hallazgo aporta nuevos datos. "Estos fósiles muestran evidencias de reproducción asexual --que se realiza sin intervención de los dos sexos-- hasta ahora solo descritas en ejemplares de Cloudina hallados en China", explica Iván Cortijo, autor principal del estudio e investigador del grupo que ha descubierto estos fósiles que ahora estudian al detalle. Esta especie supone además uno de los ejemplos más antiguos de reproducción en animales.

El Membrillar, junto a otros yacimientos extremeños en Castañar de Ibor y Villarta de los Montes, es una de las pocas canteras de Europa donde se encuentran restos de Cloudina. En el sur de Estados Unidos y China descubrieron en los 70 los primeros fósiles de esta especie. El director del grupo de investigación Paleontología y Estratigrafía del Neoproterozoico y Paleozoico de la Uex, Teodoro Palacios, encargado del estudio que lidera Cortijo, fue el primero que descubrió en los 80 la presencia de Cloudina en España, precisamente en Extremadura.

Periodo crucial de la vida

Estas nuevas especies fósiles halladas en este yacimiento pacense "tienen una importancia vital porque es el animal con esqueleto externo más antiguo que se conoce a nivel mundial y marca el paso de animales de cuerpo blando a animales de concha. Es el fósil índice para marcar el tránsito del periodo Edicárico (hace entre 630 y 540 millones de años) al Cámbrico (hace 540 millones de año)", explica Cortijo, un periodo crucial, pues aparecieron las primeras especies de animales en una gran explosión evolutiva. "Este hallazgo abre una nueva vía de investigación para explicar como es la evolución de los esqueletos", añade el investigador de Navalmoral de la Mata.

Además, la importancia del descubrimiento radica también en el estado de conservación de los fósiles. "Son únicos en el mundo también porque se conservan en forma tridimensional y expuestos de forma natural en una roca de caliza. Muestran su forma original y numerosos detalles de las conchas".

Cortijo, de 29 años y licenciado en Biología por la Uex, lleva desde el 2006 trabajando en esta línea de investigación que forma parte de su tesis doctoral. Ahora estudia al detalle, con otros tres investigadores entre ello Palacios, Sören Jenses y Mónica Martí, estos fósiles para determinar qué tipo de animal eran y su modo de vida, mientras estudian otros yacimientos. Para Cortijo la tarea que realiza a diario ahora con una beca de investigación del ministerio es un "orgullo". "Poder dedicarme a la paleontología que me ha gustado siempre y obtener estos resultados sobre algo tan desconocido es muy gratificante"

Fuente: elperiodicoextremadura.com

martes, 23 de marzo de 2010

Grandes erupciones dieron paso al dominio de los dinosaurios


La extinción masiva que acabó con los grandes ancestros de los cocodrilos y que permitió la expansión de los dinosaurios del Jurásico se debió probablemente a grandes erupciones volcánicas y al rápido cambio climático resultante, según un estudio de la Universidad de Brown en Providence (Estados Unidos). Los resultados del estudio se publican en la edición digital de la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS).

Hace más de 200 millones de años la Tierra era muy diferente a la actualidad, la mayoría de la tierra firme sobre el planeta estaba integrada en un continente llamado Pangea, no existía el Océano Atlántico y el mundo animal lo controlaban los crurotarsanes, criaturas muy parecidas a los cocodrilos modernos. Sin embargo, la Tierra se encontraba entonces inmersa en un cambio climático que trajo consigo el reinado de los dinosaurios.

Los investigadores, dirigidos por Jessica Whiteside, muestran ahora en su trabajo la posible causa por la que comenzó el dominio de los dinosaurios sobre el de estos grandes cocodrilos ancestrales a finales del Periodo Triásico.

Los científicos construyeron un registro climático que marcaba el límite Triásico-Jurásico al combinar evidencias fósiles de extinciones de plantas y animales con la firma de carbono descubierta en la cera de hojas ancestrales y la madera descubierta en sedimentos de lagos mezclados con basaltos, que marcaban la actividad volcánica.

Los investigadores descubrieron fuertes evidencias que apoyan que las erupciones volcánicas extendidas y masivas condujeron a un pico en el dióxido de carbono atmosférico y de otros gases efecto invernadero que eliminó a la mitad de las especies de plantas y marcaron el final del Triásico, una de las cinco grandes extinciones masivas de la historia de la Tierra.

Los científicos también determinaron a través del registro fósil que la subida abrupta de los gases atmosféricos diezmó a los crurotarsanes, que competían con los primeros dinosaurios durante el Triásico. Gracias a la catástrofe climática, aquellos primeros dinosaurios de pequeño tamaño se liberaron de sus principales competidores y dominaron el mundo animal.

"Lo más importante es que muchas personas han oído hablar de por qué los dinosaurios se extinguieron pero la cuestión de cómo surgieron es mucho más apasionante", apunta Whiteside.

Lo que los científicos saben es que hace más de 200 millones de años el supercontinente Pangea se rompió cuando las placas del norte de América y de África comenzaron su deriva por separado.

A medida que se distanciaban las placas, creándose la cuenca que se convertiría luego en el Océano Atlántico, se producían grietas en esta área que desencadenaron la salida masiva de lava que cubrió más de 9 millones de kilómetros cuadrados, a la que los científicos denominan Provincia Magmática del Atlántico Central. Las erupciones volcánicas duraron alrededor de 600.000 años.

Los investigadores se centraron en las cuencas de las grandes grietas que conserva esta zona magmática para desentrañar qué le paso al clima y a las plantas y animales. Analizaron fósiles y firmas de carbono de dos grandes cuencas ancestrales del noreste de los Estados Unidos y una cuenca en Inglaterra.

En estas localizaciones, los investigadores descubrieron evidencias donde se conservaron entre los flujos de lava los sedimentos fosilizados de lagos que estaban en Pangea antes de la separación de las placas. Los autores dataron los flujos de lava más antiguos en 201,4 millones de años, lo que supone el límite superior en el que comenzó el volcanismo.

En el caso de las plantas, los datos de polen y del registro de carbono mostraron que la mitad de las especies de la flora del Triásico sucumbieron ante el volcanismo que marcó el final del periodo.

En cuanto a los animales, los autores vincularon las marcas de huellas descubiertas antes en rocas de las cuencas estadounidenses para determinar la extinción de los crurotarsanes en el volcanismo masivo que marcó el final del Triásico. Tras los flujos de lava, el "registro fósil para los crurotarsanes desapareció por completo", apunta Whiteside.

Liberados de sus principales competidores, los primeros terópodos que incluyen a los dinosaurios carnívoros, desde los velocirraptores a los tiranosaurius rex, se volvieron los dominantes en el planeta. Sin embargo, los científicos desconocen aún como pudieron adaptarse a la catástrofe climática.

Whiteside concluye que su trabajo no es el primero que establece un vínculo entre volcanismo y la extinción masiva del final del Triásico pero que sin embargo es el único que lo documenta.

Fuente: europapress.es

Descubren el fósil de un dinosaurio antecesor de los gigantes diplodocus


Es una nueva especie de dinosaurio herbívoro que posteriormente evolucionó hasta convertirse en los gigantescos saurópodos de cuello largo, que se alimentaba de plantas y que vivió en el jurásico, cuando los continentes estaban unidos en un solo súpercontinente llamado Pangaea, indicaron científicos de las universidades estadounidenses de Stony Brook y de Utah.

Al esqueleto del dinosaurio sauropodomorfo, descubierto en 2004 en una zona llamada Comb Ridge, le faltan la cabeza, partes del cuello y de la cola.

Los restos fosilizados del animal, al que se le dio el nombre de "Seitaad", fueron hallados bajo unas dunas que formaron parte de un vasto desierto que cubrió la región hace casi 185 millones de años.

El animal medía alrededor de un metro de alto con un largo de entre 3 y 4,5 metros y un peso de entre 70 y 90 kilos. Podía desplazarse sobre dos o cuatro patas.

Los sauropodomorfos como Seitaad tenían largos cuellos, cabezas pequeñas y dientes cuya forma sugiere una dieta casi exclusivamente de vegetales, características que se mantuvieron en los enormes saurópodos que le siguieron en la evolución, según los científicos.

"Aunque los restos de Seitaad quedaron preservados bajo una duna, este antiguo desierto debe haber tenido zonas húmedas que proporcionaron las plantas que sirvieron de alimento a estos pequeños dinosaurios y otros animales", explicó Joseph Sertich, científico de la Universidad Stony Brook.

Mark Loewen, paleontólogo del Museo de Historia Natural de Utah, agregó que existen pruebas geológicas de que en la región hubo lluvias estacionales intensas que proporcionaron humedad y llenaron otros sitios bajos entre las dunas de arena.

Hasta ahora se habían encontrado restos fósiles de ejemplares similares a Seitaad en algunas regiones de lo que son actualmente América del Sur y África meridional.

Según los científicos, el descubrimiento de Seitaad confirma que este grupo de dinosaurios se multiplicó y habitó gran parte del territorio de Pangaea en las etapas iniciales del jurásico, hace entre 175 millones y 200 millones de años.

Fuente: E.F.E.

Uno de los fósiles más extraños del mundo aparece en el centro de Otawa

El fósil, con un trilobite a la izquierda y el plumulitid a la derecha. Debajo, una imagen ampliada del plumulitid y una reconstrucción de su aspecto / Jakob Vinther and David Rudkin


Científicos han descubierto en pleno centro de Ottawa, la capital de Canadá, uno de los fósiles más raros del mundo, el esqueleto complejo de un plumulitid machaeridian, una extraña criatura de 450 millones de años que se asemeja a un gusano de armadura plateada. Se trata de un gusano anélido, el grupo que incluye a las lombrices de tierra y a las sanguijuelas, hoy en día extendido desde lo más profundo de mar a los jardines de los vecindarios. El descubrimiento puede suponer una clave importante para conocer cómo evolucionaron estos organismos tan primitivos.

«Estos nuevos e importantes fósiles se descubren generalmente en zonas alejadas o poco estudiadas del planeta, lo que requiere viajes difíciles y un poco de aventura para llegar a ellos», explica Jakob Vinther, investigador de la Universidad de Yale y autor principal del estudio. Sin embargo, este raro especímen «¡fue encontrado en un lugar que tiene una dirección en el mapa!»: Plumulites canadensis, Albert Street, Ottawa, Canadá K1P1A4, por si alguien quiere enviarle una postal.

La existencia de los extraños restos llegó a oídos de los científicos a través de un coleccionista de fósiles aficionado, que los encontró en un pequeño bloque durante la excavación de un edificio. Los investigadoes se dieron cuenta muy pronto de que no se trataba de un trilobite común, una clase de artrópodos extintos, pero no pudieron confirmarlo hasta pasado un tiempo, cuando los investigadores encontraron fósiles similares en localidades remotas de las montañas de Marruecos.

El plumulitid machaeridian tiene de unas fuertes extremedidades para caminar, dispuestas a modo de cerdas, y un conjunto de placas mineralizadas sobre el dorso. Estas placas eran rígidas, pero se podían mover una respecto a otra proporcionando al animal una armadura de protección muy parecida a la armadura de metal flexible inventada por el ser humano 450 millones de años más tarde. Posiblemente, esta característica le ayudó a sobrevivir.

Fuente: abc.es

miércoles, 17 de marzo de 2010

Provocados por los erizos: cómo los lirios del mar aprendieron a irse a otra parte


En la naturaleza abundan los ejemplos de carreras armamentistas en la evolución. Por ejemplo, ciertos gusanos marinos desarrollaron en su evolución caparazones y espinas duras para evitar ser comidos, pero los cangrejos y peces a su vez desarrollaron pinzas y mandíbulas capaces de trizar las conchas. Aunque tales interacciones son comunes, a menudo es difícil trazar sus orígenes que se remontan en el tiempo de la evolución.

Ahora un estudio del paleontólogo Tomasz Baumiller, de la Universidad de Michigan, y sus colegas determinó que los erizos de mar han estado atacando a los animales marinos conocidos como crinoides por más de 200 millones de años, y sugiere que tales interacciones llevar a un tipo de crinoide –el lirio del mar- a desarrollar la capacidad de escapar arrastrándose sobre el fondo oceánico. El trabajo, que avanza la investigación anterior sobre los lirios y erizos del mar actuales, se publicará esta semana en la versión de Internet de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Con sus largos tallos y brazos sinuosos los lirios del mar se parece mucho a las flores de jardín de nombre similar. Quizá debido a ese parecido los científicos por mucho tiempo han creído que los lirios del mar permanecían arraigados en lugar de moverse como lo hacen sus familiares sin tallo, las estrellas de mar. Pero en los años 1980 Baumiller y su colaborador Charles Messing, del Centro Oceanográfico de la Universidad Nova Southeastern, en Dania Beah, Florida, observaron que los lirios se despojaban de los extremos de sus tallos para librarse de los puntos de anclaje y usaban sus brazos para desplazarse arrastrando sus tallos detrás.

Luego, estudiando cientos de horas de tomas de vídeo durante exploraciones submarinas, los dos investigadores encontraron escenas que ofrecían una explicación de por qué los lirios del mar pueden soltar anclas y zarpar. Los vídeos mostraban erizos de mar merodeando en los jardines de lirios del mar y algunos de estos parecían arrastrarse alejándose de los predadores. En algunas fotografías el fondo del mar en torno a los erizos estaba cubierto con brazos de lirios, como los restos de comida encima de una mesa tras un banquete. Más estudios efectuados por Baumiller, Messing y Richard Mooi, de la Academia de Ciencias de California, encontraron los erizos de mar no sólo devoran los trozos de lirios del mar muertos que encuentran en el fondo del océano sino que además arrancan a tarascones pedazos de sus presas, lo cual da a los lirios del mar razones más que suficientes para despojarse de los extremos de sus tallos, como los lagartos se despojan de sus colas, y mandarse mudar.

Cuando en 2005 se anunciaron estos descubrimientos los investigadores dijeron que el paso siguiente sería el estudio de fósiles de crinoides para determinar cómo y cuándo los lirios del mar desarrollaron la capacidad de librarse de los extremos de sus tallos y de moverse. En la nueva investigación de la cual da cuenta PNAS, eso es lo que han hecho junto con Forest Gahn, de la Universidad Brigham Young, y los colaboradores polacos Mariusz Salamon y Przemyslaw Gorzelak.

Primero los investigadores pusieron erizos de mar en un tanque con brazos desprendidos de crinoides, pedazos de tallos y brazos de crinoide, y crinoides vivos. A cada erizo que se le dio la oportunidad mordisqueó por lo menos a los crinoides, y uno incluso se comió toda una estrella de mar. Este experimento no sólo confirmó que los erizos se alimentan de los crinoides, sino que también reveló que las partes de crinoide que pasan por los erizos sin ser digeridas muestran surcos y hendeduras características que corresponden al tamaño y la forma de los dientes en la “boca” de los erizos.

Para determinar si los erizos se alimentaban de crinoides en el pasado distante los investigadores buscaron el mismo tipo de marcas de dentelladas en más de 2.500 fósiles de tallos de crinoide de Polonia, que datan de mediados del período Triásico, hace unos 225 millones de años. Más de 500 de los fósiles tenían las marcas delatoras.

Estos descubrimientos indican que el desarrollo de la motilidad en los crinoides, como asimismo otras estrategias de escape como la natación activa y la flotación, fueron esimulados por sus interacciones con los predadores. El marco de tiempo es significativo, también, dijo Baumiller, profesor de ciencias geológicas y un curador en el Museo de Paleontología de la UM.

Algunos de los mejores ejemplos de los efectos de interacciones cada vez más intensas entre predadores y presas provienen de la llamada Revolución Marina del Mesozoico, un período en el cual ocurrió un incremento enorme en la diversidad de predadores y sus presas y que comenzó durante la era Mesozoica tardía, hace unos 150 millones de años. Pero el nuevo estudio indica que, al menos en lo que hace a los crinoides y sus predadores, la carrera armamentista comenzó aún antes.

La investigación recibió fondos de la Fundación Nacional de Ciencias, la Sociedad National Geographic, y la Fundación de Ciencia Polaca.

Fuente: umich.edu

El anfibio "Fedexia striegeli" de 300 millones de años que apareció en un aeropuerto


El cráneo bien preservado del anfibio / Museo Carnegie de Historia Natural

Un anfibio carnívoro de extraño aspecto que habitó la Tierra hace 300 millones de años puede representar una de las primeras formas de vida terrestres entre los vertebrados. Se trata de un animal al que han llamado Fedexia striegeli, tan particular como el lugar donde fue hallado, cerca del aeropuerto internacional de Pittsburgh, al oeste de Pensilvania (EE.UU). Precisamente, fue bautizado con ese extraño nombre en honor a la compañía de transportes FedEx, propietaria de los terrenos en los que aparecieron los fósiles. El apellido corresponde al del «padre» de la criatura, Adam Striegel, el científico que la descubrió.

Los investigadores, cuyo trabajo aparece publicado en la revista Annals of Carnegie Museum, creen que este anfibio vivió en un punto de inflexión importante para la vida de los vertebrados en la Tierra. Hasta ese período, la mayoría tenía el agua como hábitat natural, pero entonces el clima del planeta se volvió cada vez más seco y caliente. «Esto redujo el número de entornos acuáticos y obligó a los anfibios a ser más terrestres», explica David Brezinski, paleontólogo del Museo Carnegie de Historia Natural de Pittsburgh y uno de los autores del estudio.


Aspecto del Fedexia striegeli / Museo Carnegie de Historia Natural


Cráneo bien conservadoEl Fedexia striegeli vivió en lo que ahora es Pensilvania unos 100 millones de años antes de que aparecieran por primera vez los mamíferos y 70 antes de que los dinosaurios comenzaran a caminar sobre la Tierra. El clima de la zona entonces era prácticamente tropical. En ese momento, otros animales adoptaron tendencias terrestres, lo que indica que su evolución había comenzado hacía ya tiempo, posiblemente por los cambios en el clima.

Los investigadores creen que Fedexia vivía principalmente en tierra a causa de una serie de características halladas en su bien conservado cráneo de unos 11,5 centímetros de largo. Su apertura nasal estaba dividida en dos partes. La más oculta guardaba una glándula que podía haber aumentado su sentido del olfato o ayudado al cuerpo a eliminar el exceso de sal, funciones útiles para las criaturas terrestres. Además, el anfibio carecía de una serie de ranuras laterales características de los animales acuáticos para detectar vibraciones en el agua, algo completamente inutil en tierra, y tenía huesos fuertes y muy desarrollados, otro signo de que soportaba su peso en tierra.

Fuente: abc.es

Descubren cráter gigante en África

La deforestación en la República Democrática del Congo dejó al descubierto el inmenso agujero, de unos 46 kilómetros de ancho. Podría tratarse del impacto de un asteroide.

La preocupante deforestación que afecta la República Democrática del Congo, ubicada al centro de África, ha dejado al descubierto un gigantesco cráter, de entre 36 y 46 kilómetros de ancho, que podría haberse formado por el impacto de un meteorito.

El inmenso agujero, localizado en la región de Wembo Nyama, es uno de los 25 cráteres más grandes que hay en la Tierra, informa la BBC de Londres. La ubicación de este cráter se dio gracias al satélite TerraMetrics.

Según expertos italianos de la Universidad de Padua, el cráter fue producido por el impacto de un gran asteroide o un cometa durante la Era Mesozoica, a finales del período Jurásico, hace 145 millones de años.

"Soy bastante optimista acerca de que el origen del anillo fue un impacto", dijo el investigador Giovanni Monegato a la mentada cadena británica. Incluso, estimó que el cuerpo celeste que chocó contra la Tierra medía alrededor de 2 kilómetros de ancho.

Fuente: rpp.com

jueves, 4 de marzo de 2010

Nuevas pistas en el crimen masivo de los dinosaurios: fue un único asteroide


Hace 65,5 millones de años, los dinosaurios y el resto de criaturas que habitaban la Tierra alzaron sus cabezas a un tiempo cuando un inmenso asteroide de 15 kilómetros de diámetro cruzó el cielo a gran velocidad e impactó con una fuerza inusitada sobre la actual provincia mexicana de Yucatán.

La energía liberada en el inmenso choque fue mil millones de veces más potente que la bomba atómica de Hiroshima. Fue el comienzo del fin: terremotos de magnitud superior a 11 en el antiguo Golfo de México, colapsos de las plataformas continentales, gigantescos tsunamis... y cambios en la atmósferaque causaron un invierno global.

Los cambios provocados sobre el planeta tras la colisión desencadenaron una gran extinción masiva que afectó al 70% de las especies y terminó con la era de los dinosaurios. Ésta es la teoría más clásica sobre la hecatombe de finales del período Cretácico. Pero, ¿fue realmente así? No todos los científicos la comparten, pero ahora, un nuevo estudio en el que participan investigadores de la Universidad de Zaragoza viene a aportar nuevos datos que refuerzan la hipótesis con evidencias geológicas recabadas en varias partes del mundo.

El estudio, que se publica en la revista Science, es fruto del trabajo durante veinte años de 38 expertos en paleontología, geoquímica, geofísica y sedimentos de Europa, Estados Unidos, México, Canadá y Japón. La hipótesis de la colisión viene de lejos.

Planteada hace ya 30 años, los científicos se hicieron una idea más real de lo sucedido cuando en 1991 se descubrió enterrado bajo el Yucatán el cráter de un impacto de casi 200 kilómetros de diámetro, el de Chicxulub, cuya edad geológica coincide con la época de las extinciones.

Algunas voces se alzaron para mostrarse en desacuerdo con esta teoría, asegurando que los microfósiles del Golfo de México demuestran que el impacto sucedió bastante antes de la extinción, unos 300.000 años antes, así que no pudo provocarla. Entonces nacieron otros estudios alternativos que colocaban el gran «armagedón» prehistórico en otro escenario: una actividad volcánica inusual en la India que originó un enfriamiento global lluvia ácida.

Sedimentos «instantáneos»

Pero los científicos del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón, especializados en el estudio de foraminíferos, fósiles microscópicos que ayudan a datar las rocas sedimentarias marinas que los contienen, han aportado nuevas pistas que refuerzan la hipótesis del asteroide. Aseguran que los sedimientos de Yucatán coinciden exactamente con el evento de la extinción y fueron depositados en «un tiempo geológico instantáneo» como consecuencia de los terremotos y grandes tsunamis producidos por el impacto del asteroide.

Todos los cambios significativos en los ecosistemas de la Tierra se iniciaron en este momento «y, por tanto, el impacto de un gran asteroide en los sedimentos ricos en sulfatos de la antigua plataforma de Yucatán sigue siendo la causa más plausible para explicar la extición en masa», aseguran los autores del estudio.

Preguntados por si su estudio terminará la discusión entre los científicos, los micropaleontólogos españoles señalan que «el 99% de los especialistas apoya la teoría del impacto».

Fuente: abc.es

Deriva Continental, los terremotos de la tierra.

Esta semana Chile fue estremecido por un fuerte terremoto 8,8 el cual genero un sunami con olas de 12 metros de altura, este fenómeno de la naturaleza es un inmenso motor de destrucción, pero también de creación y diversidad como nos muestran las pruebas paleontológicas.





En el periodo entre 1908 y 1912, las teorías de la deriva continental fueron propuestas por el geólogo y meteorólogo alemán Alfred Wegener (1880-1930). Wegener, defendió la teoría de la deriva de los continentes en una época en que los medios tecnológicos para desmostrarla no se habían desarrollado todavía. Fue profesor de meteorología en la Universidad de Graz desde 1924 hasta 1930.

A partir de diversas evidencias, renovó la idea de que todos los continentes estuvieron en un momento dado unidos en una gran área de tierra que él llamo Pangea. Más tarde sostuvo que ese supercontinente habría comenzado a dividirse hace aproximadamente 200 millones de años en dos partes: una norte que él llamo Laurasia, y una sur llamada Gondwana por el geólogo austríaco Eduard Suess.

Las teorías de Wegener, descritas en El origen de los continentes y de los océanos (1915), no fueron corroboradas por los científicos hasta 1960, cuando la investigación oceanográfica reveló el fenómeno conocido como expansión del fondo del mar, atribuida al geólogo norteamericano Harry Hammond Hess. Wegener murió durante una expedición a Groenlandia.

Wegener descubrió que las placas continentales se rompen, se separan y chocan unas con otras. Estas colisiones deforman los sedimentos geosinclinales creando las cordilleras de montañas futuras. Los trabajos geofísicos sobre la densidad de la Tierra y las observaciones de los petrólogos habían mostrado con anterioridad que la corteza terrestre se compone de los materiales bien distintos: el sima, formado por silicio y magnesio, por lo general basáltica y característica de la corteza oceánica; y el sial, de silicio y aluminio, por lo general granítica y característica de la corteza continental.

Wegener creía que las placas continentales sialicas se deslizaban sobre la corteza oceánica simática como hacen los icebergs en el océano. Este razonamiento era falaz, porque la temperatura de fusión del sima es mayor que la del sial. Después los geólogos descubrieron la llamada astenosfera, capa semisolida, situada en el manto terrestre debajo de la corteza, a profundidades entre 50 y 150 km. Primero se conjeturó y luego se demostró sísmicamente que era un material plástico que podía fluir despacio. Para Wegener, las causas de la deriva continental se podían deber a diversas causas como: la fuerza centrifuga de la tierra, el efecto de las mareas y a la fuerza polar, que hacía que los continentes se desplazaran desde los polos al Ecuador.


Pruebas paleontológicas. Se hallaron fósiles de un mismo helecho de hoja caduca en Sudamérica, Sudáfrica, Antártida, India y Australia. Así como fósiles del reptil Lystrosauros en Sudáfrica, India y Antártida, y fósiles de Mesosauros en Brasil y Sudáfrica. Esto indicaba que tanto esta fauna como la flora pertenecían a unas mismas zonas comunes que se irían distanciando con el paso del tiempo, claro está, con el deslizamiento de los continentes.

Pruebas geológicas. Por un lado, el ajuste de los bordes de la plataforma continental entre los continentes africano y sudamericano, esto es, que encajaban el uno con el otro. Por otro lado, la continuación de las cadenas montañosas en el continente sudamericano y en el africano, hoy en día separadas por el océano Atlántico. Y por ultimo, la continuación de las cadenas montañosas europeas y norteamericanas. Actualmente separadas por el océano Atlántico.

Pruebas paleomagnéticas. Se puede saber cuál era la posición de los continentes con respecto a los polos, atendiendo al magnetismo procedente de la composición de sus rocas. De esta forma, observando los trazados magnéticos se llego a la conclusión de que hubo con anterioridad una conglomeración de los continentes actuales.

Pruebas paleoclimáticas. La presencia de un mismo modelo erosivo en distintos continentes, da pie a pensar, que todos ellos permanecieron en el pasado unidos ya que poseían el mismo clima. Por ejemplo, los mismos depósitos morrénicos en Sudáfrica, Sudamérica, India y Australia.

Distribución actual de los seres vivos. Después de la fragmentación de los continentes, se han encontrado especies que poseen características iguales, en determinados continentes, con la única diferencia de que éstas han ido evolucionando según su nuevo entorno. Por ejemplo, el caracol de jardín encontrado tanto en Norteamérica como en Eurasia.

Atendiendo a todo la mencionado anteriormente Wegener trató de defender su teoría de la deriva continental. Indicó que las formaciones rocosas de ambos lados del océano Atlántico -en Brasil y en África occidental- coinciden en edad, tipo, estructura y encajaban. Además, con frecuencia contienen fósiles de criaturas terrestres que no podrían haber nadado de un continente al otro. Estos argumentos paleontológicos estaban entre los más convincentes para muchos especialistas, pero no impresionaban a otros.

Los mejores ejemplos dados por Wegener de las fronteras continentales hendidas estaban a ambos lados del océano Atlántico. De hecho, se comprobó el encaje preciso mediante computadora y el ajuste era casi perfecto. El error medio de estos límites es menor a un grado. Sin embargo, a lo largo de otras márgenes oceánicas, no se encuentra una complementariedad similar: por ejemplo, en el cinturón que circunvala el Pacifico o en el sector de Myanmar (Birmania).

Estos puntos de discrepancia subrayan una característica de los bordes continentales señalada por el geólogo vienés Eduard Suess, hacia 1880. Reconoció un “tipo atlántico”de margen, identificado por le truncado abrupto de antiguas cadenas montañosas y por estructuras hendidas, y un “tipo pacífico”, marcado por montañas dispuestas en cordilleras paralelas, por líneas de volcanes y por terremotos frecuentes. Para muchos geólogos, las costas de tipo pacífico parecen estar localizadas donde los geosinclinales se deforman y se elevan para formar montañas.

Fuente: portalciencia.net

El pariente más antiguo de los dinosaurios

Un hueso de la pata del dinosaurio / R. Smith

Un grupo de paleontólogos ha encontrado una criatura, mitad dinosaurio mitad animal, que ha resultado ser el pariente más lejano de los terribles seres jurásicos. Este especimen, al que han denominado Asilisaurus kongwe, vivió hace 243 millones de años, 10 millones de años antes de que lo hiciera el primero de los dinosaurios conocidos y, aunque comparte con ellos muchas de sus características, los científicos lo sitúan justo en el exterior de su árbol geneaológico. Es decir, que no acaba de entrar en la foto familiar, como los chimpancés tampoco aparecen en la nuestra. El descubrimiento sugiere que los dinosaurios y los reptiles voladores pudieron haber pisado la Tierra mucho antes de lo que se creía.



Reconstrucción del nuevo dinosaurio con una silueta humana a escala / Sterling Nesbit


Los restos del Asilisaurus kongwe (el nombre significa, más o menos, anciano antepasado del lagarto en Swahili), descritos en la revista Nature por Sterling Nesbitt, investigador de la Universidad de Texas, fueron descubiertos al sur de Tanzania. En el yacimiento aparecieron huesos fósiles de 14 individuos, lo que hizo posible la reconstrucción de un esqueleto casi entero, con la excepción de porciones de la calavera y la mano. Los ejemplares medían entre medio metro y un metro de alto y de uno a tres de largo. Pesaban de diez a treinta kilos. Caminaban sobre cuatro patas y lo más probable es que comieran plantas o una combinación de plantas y carne.

Ancestros comunes

El Asilisaurus es parte de un grupo de hermanos de los dinosaurios conocidos como Silesaurus, que comparten muchas de las características de los dinosaurios pero que todavía carecen de un gran número de sus rasgos clave. La relación entre los Silesaurus y los dinosaurios es análoga al estrecho parentesco entre los seres humanos y los chimpancés. A pesar de que los dinosaurios más antiguos descubiertos hasta ahora tienen sólo 230 millones de años, la presencia de sus parientes más cercanos 10 millones de años antes implica que los Silesauros y el linaje de los dinosaurios ya se había separado de ancestros comunes hace 240 millones de años. Los Silesaurus continuaron viviendo junto a los primeros dinosaurios durante gran parte del Período Triásico.

En sendos casos, las ramas evolucionaron de animales que eran originariamente carnívoros y que después optaron por una dieta más saludable. Aunque es difícil de demostrar, los científicos creen que este cambio pudo haberles aportado una ventaja evolutiva, ya que un ecosistema sustenta con más facilidad a los comedores de plantas que a aquellos que se alimentan de carne.
En el yacimiento de Tanzania fueron descubiertos junto al Asilisaurus kongwe una serie de primitivos parientes de los cocodrilos. La presencia de estos animales juntos en el mismo momento y lugar sugiere que la diversificación de los familiares de los cocodrilos y las aves fue rápida y ocurrió antes de lo que se creía. «Todo el mundo ama a los dinosaurios- dice Nesbitt-, pero esta nueva evidencia sugiere que en realidad eran sólo uno de los grandes grupos de animales del Triásico». A juicio del experto, «esto demuestra que hay grupos enteros de animales por ahí de los que aún no hemos encontrado ni siquiera indicios. Es emocionante saber que todavía hay oportunidades de nuevos descubrimientos»

Fuente: abc.es

martes, 2 de marzo de 2010

Un fósil registra el ataque de una serpiente india a un nido de dinosaurios

Los fósiles hallados en Gujarat / PLoS Biology

Serpientes que vivieron hace 67 millones de años en el oeste de la India se alimentaban de dinosaurios recién salidos del cascarón, según revela un fósil que capta el dramático momento del ataque al nido.

"Fue emocionante descubrir un momento tan portentoso congelado en el tiempo", dijo Dhananjay Mohabey, del Instituto Geológico de la India, uno de los autores del estudio publicado este martes en la revista científica PLoS Biology.

El hallazgo "cumple nuestro sueño -como paleontólogos- de interpretar animales que ya no están aquí", dijo a Efe Jeff Wilson, de la Universidad de Michigan, que encabezó el estudio del fósil hallado a principios de la década de 1980 por Mohabey.

El fósil, hallado en el estado occidental de Gujarat, es del esqueleto casi completo de una serpiente, de la especie como Sanajeh Indicus, dentro del nido de un saurópodo, el grupo de dinosaurios mayores del mundo, uno de cuyos ejemplares adultos podía pesar hasta 100 toneladas.

Los restos incluyen los esqueletos de ambos animales y las cáscaras del huevo.

Los científicos reprodujeron con figuras de plástico la escena en la que la serpiente -con la boca abierta en el momento de su muerte- rodea el huevo de dinosaurio recién roto, y a la cría de saurópodo en el preciso momento en que ambos quedaron sepultados por un alud de arena.

Según Wilson, en el lugar donde fue hallado el fósil son frecuentes las tormentas de arena, lo que hace pensar a los investigadores que una de ellas provocó una muerte rápida a los dos animales.

Además de la rapidez con la que quedaron enterrados -que permitió conservar la expresión de la serpiente con la boca abierta-, la profundidad bajo los sedimentos contribuyó a que los huesos se mantuvieran intactos a lo largo de los años.

Gracias a los huesos encontrados, los investigadores han estimado que las serpientes Sanajeh Indicus -de 3,5 metros de longitud- tenían un cráneo de 12 centímetros de diámetro, mientras que el de los saurópodos que comían era de 50 centímetros aproximadamente.

El estudio ha permitido a los científicos conocer características de las serpientes que vivieron en esa zona de la India durante el período Cretácico (hace entre 145 y 60 millones de años) y cuya boca y mandíbulas se cree que eran más pequeñas que las de especies actuales, como la pitón o la boa.

A pesar de que el tamaño de sus mandíbulas limitó a esas serpientes a la hora de comerse los huevos de dinosaurio, parece que "las crías de dinosaurio eran el tamaño de presa adecuada para una serpiente grande" de esa especie, explicó Jason Head, paleontólogo de la Universidad Mississauga de Toronto.

Fuente:EFE