martes, 6 de octubre de 2009

Encontraron un gliptodonte nonato de 30 mil años de antigüedad,Tarija, Bolivia.


Alfredo Zurita y Ángel Miño Boilini dieron con este ejemplar en perfecto estado de preservación en un valle en Tarija, Bolivia. Es una especie de armadillo gigante.

Paleontólogos de la Universidad Nacional del Nordeste (Unne), del Centro de Ecología Aplicada del Litoral (Cecoal-Conicet) y del Museo de La Plata descubrieron un ejemplar nonato de gliptodonte, una especie emparentada lejanamente con los armadillos, que vivió hace 30 mil años y que de adulto tenía el tamaño de un auto pequeño. El hallazgo es considerado “excepcional”.

El doctor Alfredo Zurita y el licenciado Ángel Miño-Boilini realizaron un viaje en el año 2007 a Tarija (Bolivia), junto al doctor Esteban Soibelzon, del Museo de La Plata, y el ingeniero Freddy Paredes-Ríos, del Museo Arqueológico-Paleontológico de la localidad boliviana.

El equipo de trabajo visitó el Valle de Tarija, una zona paleontológica estudiada de finales del siglo XIX, para continuar con una serie de trabajos que Zurita y Miño-Boilini vienen realizando en cooperación con una universidad del vecino país. Mucha fue la sorpresa cuando dentro de una coraza de gliptodonte encontraron un ejemplar nonato de la especie en excelentes condiciones de preservación.

No era para menos, ya que según explicó el doctor Zurita a la revista Ciencia y Técnica, se trataba del primer hallazgo de este tipo. “El proceso de fosilización es casi un milagro, encontrar un ejemplar nonato de alguna especie es excepcional”, explicó el investigador.

Precisó que del gliptodonte nonato se encontró gran parte del cráneo, la mandíbula y algo del esqueleto poscraneano. Y que “se lo descubrió mientras personal del Museo de Tarija extraía el sedimento de la coraza dada vuelta de un gliptodonte adulto del tamaño de un auto chico”.

El doctor Zurita graficó cómo se ve el pequeño ejemplar descubierto. “El nonato tiene el tamaño de una mano humana”, dijo.

Respecto a qué conclusiones podrían arribarse a partir del descubrimiento, el doctor Zurita estimó que “una de las cosas más importantes es que esto abre la puerta para una serie de estudios acerca de la evolución ontogenética (las etapas en la vida de un organismo, desde que se concibe hasta que muere) de estos animales, una temática de la que se conoce muy poco”.

Los sedimentos del Valle de Tarija son conocidos por los paleontólogos desde principios del siglo XIX por la abundancia de los registros de mamíferos fósiles.

Los gliptodontes fueron un grupo de mamíferos acorazados, semejantes a los actuales armadillos, que en la zona del Litoral se conocen como tatú.

Éstos fueron muy comunes durante la mayor parte del Cenozoico de América del Sur. Es decir, durante los últimos 45 millones de años.

Pero también, durante los últimos dos millones de años (Pleistoceno), algunas formas alcanzaron tamaños gigantescos, de casi dos toneladas de peso, como es el caso del ejemplar en el cual se halló el nonato.

Hace aproximadamente 10.000 años, los gliptodontes, junto con casi todos los grandes mamíferos, se extinguieron, probablemente por la acción combinada de una serie de cambios climáticos y la presión ejercida por los antiguos habitantes a través de las cacerías.

El hallazgo de los investigadores del Cecoal-Conicet motivó la realización de un trabajo científico, que fue dado a conocer a través de una prestigiosa revista francesa, Comptes Rendus Palevol.

Fuente: diariolarepublica.com.ar

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