jueves, 31 de diciembre de 2009

LA EXHIBICIÓN DE DINOSAURIOS MÁS GRANDE DEL MUNDO LLEGA A MADRID


Mundo Jurásico está compuesto por 34 réplicas robotizadas de dinosaurios recrean el hábitat natural de hace 65 millones de años. La muestra, que han visto siete millones de personas en todo el mundo, estará en Madrid hasta finales de enero.

La explanada del Puente del Rey de Madrid se ha convertido en un inmenso zoológico jurásico poblado por 34 especies robotizadas. Es la exhibición de dinosaurios más grande del mundo. Tras haber sido contemplado por siete millones de personas en lugares como Estados Unidos, Brasil, Australia o Hong Kong, llega por primera vez a Europa este proyecto que pretende recrear el hábitat natural en el que vivían los dinosaurios antes de desaparecer de la faz de la tierra hace unos 65 millones de años.

Entre todas estas especies robotizadas capaces de reproducir una gran variedad de sonidos y movimientos, la estrella de la exposición es el increíble Tiranosaurio Rex, realizado a escala real, con 14 metros de largo y 7 de alto.

Con un importante mensaje ecológico, la muestra trata de concienciar al público en general y, en especial, a los más pequeños, de la importancia de cuidar el planeta. Para ello se establece un paralelismo entre esas especies de animales que supieron desarrollarse en armonía con la naturaleza y el hombre que “abusa” de los recursos naturales del planeta. Pequeños y mayores tienen la oportunidad de aprender las particularidades de las diferentes especies que pueblan la exposición. Y lo pueden hacer a través de visitas guiadas por estudiantes de Paleontología.

El precio para entrar en esta zona será de 4 euros para niños de 3 a 12 años, mayores de 65 años, discapacitados y grupos de más de 20 personas; los mayores de doce años deberán pagar 6 euros y los menores de 3 podrán pasar gratis.

Fuente: ellibrepensador.com

martes, 29 de diciembre de 2009

Fósiles vegetales hallados en Chubut confirman que la región fue un verdadero vergel hace 50 millones de años

Fósiles vegetales de un género de coníferas hallados en yacimiento Laguna del Hunco en la provincia del Chubut confirman la hipótesis del carácter subtropical que tenía la región Patagónica hace 50 millones de años. Se trata del primer hallazgo en el registro fósil de la Argentina de un género de coníferas de la familia Cupressaceae cuya población actual crece en forma restringida en el sudeste asiático.

Los fósiles vegetales constituyen evidencias, que luego de ser minuciosamente analizadas ofrecen información de un sinfín de detalles de cómo era la Tierra hace millones de años.

El descubrimiento de fósiles vegetales en el yacimiento Laguna del Hunco en la provincia del Chubut, confirma el carácter subtropical del clima que caracterizaba a la región Patagónica hace 50 millones de años. Los resultados del hallazgo, realizado en conjunto por investigadores de la Argentina y de Estados Unidos, fueron publicados en la edición de noviembre de la revista American Journal of Botany.

Se trata del primer hallazgo en el registro fósil de la Argentina de un género de coníferas de la familia Cupressaceae, cuyo último remanente crece actualmente y en forma restringida en el sudeste asiático, pero que bien pudo haber tenido su origen en la Patagonia, hace 50 millones de años, para luego expandirse y llegar a colonizar la región de Australasia, a través del puente antártico que vinculaba a Sudámerica con Australia, señaló a la Agencia CyTA el doctor Rubén Cúneo, director del Museo Paleontológico Egidio Feruglio, en Trelew, y uno de los autores principales del trabajo realizado con colegas de la Argentina y de la Universidad de Pennsylvania.

En la actualidad en Nueva Guinea y las islas Malucas, donde se registra un clima tropical, crece una especie de planta – Papuacedrus paduana- que es similar a la que habitó en la región patagónica hace millones de años.

“Con respecto a la evolución de las plantas, en este caso de las coníferas, el análisis permitió reconocer la presencia de un género muy particular de las mismas denominado Papuacedrus y que está representado a través de una especie fósil que es casi indistinguible de la única especie actual. Es por ello que se puede sugerir de alguna manera que el hallazgo podría estar indicando un caso excepcional de ‘stasis biológico’, esto es organismos que a través del tiempo sufren muy escasas modificaciones morfológicas y se mantienen casi inalterables al no producir cambios genéticos de trascendencia que conduzcan a una nueva especie”, explicó Cúneo que también se desempeña como investigador del Conicet.

En este sentido, de acuerdo con Cúneo, el hallazgo confirma de manera incuestionable la hipótesis del carácter subtropical de la región Patagónica hace 50 millones de años, al tratarse de una planta que actualmente vive en condiciones de climas cálidos y húmedos.

Con respecto a las características morfológicas de los fósiles hallados en Chubut, consisten en su mayoría de ramas foliosas que se caracterizan por preservarse en excelentes condiciones, explica el co-autor del trabajo. Y agrega: “Sin embargo, este tipo de hojas y ramas no se diferencian mucho de otros géneros de cupressaceas, por lo que el elemento clave que permitió asignar los fósiles al género Papuacedrus fue el hallazgo de un diminuto cono femenino o piña de esta planta, en el cual se preservan las características principales para su clasificación.”

Este estudio se suma a una trayectoria de diez años durante los cuales un grupo de investigadores argentinos y de Estados Unidos vienen desarrollando proyectos en conjunto que han permitido avanzar de una manera sustancial en el conocimiento de la vegetación del pasado patagónico, “y de las características climáticas que tenía la región, confirmando numerosas hipótesis de índole biogeográfica y filogenética que colocan a las floras fósiles de la Patagonia en un elevado protagonismo en el esquema evolutivo del reino vegetal”, concluye Cúneo.

Foto: Argentina, Ciencia - Primer hallazgo en el registro fósil de la Argentina de un género de coníferas de la familia Cupressaceae cuya población actual crece en forma restringida en el sudeste asiático. / Autor: P. Wilf.

Fuente: argenpress.info

martes, 22 de diciembre de 2009

El 'dinosaurio serpiente'

Detalle de los colmillos del sinornitosaurio descubierto en China. | PNAS

Camuflado en las ramas de los árboles, sorprendía a sus presas por la espalda. Les inyectaba su veneno para inmovilizarlas y cuando entraban en estado de 'shock' las devoraba, a veces mientras seguían con vida. Así se cree que actuaba el sinornitosaurio, el primer dinosaurio venenoso estrechamente emparentado con las aves que se conoce hasta ahora y que ha sido descubierto en China. Su gran similitud con los pájaros convierte a este especie venenosa en la primera conocida en la línea de evolución hacia los pájaros actuales.

La investigación, que esta semana publica 'Proceedings of the National Academy of Sciences', fue llevada a cabo por un grupo de investigadores de la Universidad de Kansas (EEUU) junto a colegas chinos de la Universidad del Noreste, en Shenyang.

El sinornitosaurio es un pariente cercano al Velociraptor. Los científicos creen que vivió en los bosques prehistóricos del noroeste de China hace 128 millones de años junto a otros animales entre los que había pájaros primitivos y dinosaurios.

Un ágil depredador

Tenía aproximadamente el tamaño de un pavo y era un ágil depredador: los pequeños dinosaurios y los pájaros eran su presa favorita. Los científicos creen que muy probablemente tenía plumas ya que es un pariente cercano del llamado microraptor, un pequeño dinosaurio con espectaculares plumas y cuatro alas cuyo estudio ha resultado muy útil a los investigadores para determinar las relaciones evolutivas entre aves y dinosaurios.

Esta nueva especie de dinosaurio tenía cavidades especiales a los lados de la cara donde los científicos creen que se encontraba una glándula venenosa que suministraría el líquido a los colmillos superiores. Su sistema venenoso es similar al de los actuales lagartos y a algunas serpientes.

"Cuando lo examinamos advertimos que su dentadura no era la habitual en este tipo de animales así que estudiamos la estructura entera, dentadura y mandíbula, y entonces descubrimos que era muy parecida al de las serpientes de hoy en día", explica Larry Martin, paleontólogo y profesor de la Universidad de Kansas.

El sinornitosaurio está representado por al menos dos especies. Los investigadores de este estudio afirman que hallaron un sistema de baja presión para distribuir el veneno, similar al del lagarto moteado mexicano actual. El prehistórico Sinornitosauro, sin embargo, estaba dotado de colmillos más largos para penetrar a través de las capas de plumas de los pájaros que cazaba.

El hallazgo ayudará a profundizar en el conocimiento de otras especies ya que los investigadores sospechan que el microraptor pudo tener también un sistema similar para distribuir el veneno.

Fuente: elmundo.es

lunes, 21 de diciembre de 2009

Un paleontólogo argentino halló en Bolivia un cocodrilo de la era de los dinosaurios

El Yacarerani boliviensis (“primer yacaré de Bolivia”, en guaraní) fue descubierto por el paleontólogo argentino Fernando Novas. El hallazgo confirma que los cocodrilos prehistóricos fueron mucho más variados y extraños que sus parientes actuales.

El descubrimiento, efectuado en rocas de unos 80 millones de años aflorantes en la zona central de Bolivia, fue realizado por Novas en compañía de su esposa Roxana Lo Coco y del paleontólogo uruguayo Alvaro Mones cuando exploraban afloramientos cretácicos en el Parque Nacional Amboró, ubicado a unos 50 kilómetros al oeste de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.

Los fósiles encontrados incluyen dos esqueletos de cocodrilo con sus cráneos y cinco huevitos que formarían parte de un nido.

Novas contó a Télam que “el hallazgo del Yacarerani fue increíble”. Era agosto de 2002 y el paleontólogo se encontraba de viaje en plena selva amazónica. Debido a la espesa cubierta vegetal, “era casi imposible identificar allí algún fósil en las rocas”, contó el especialista.

“Pero en un momento nuestro paseo atravesó el cauce seco de un arroyo en el que podía verse la capa de areniscas rojas que subyacía al resto de la selva. El tipo de roca me recordaba a las famosas ‘Capas con Dinosaurios’ de la provincia de Neuquén, con la diferencia de que a ambos lados del cauce del arroyo se encontraba la espesura de la selva”, relató Novas.

Su colega Alvaro Mones lo alentó a sacar una foto del paisaje que se apreciaba desde ese punto y al dejar su mochila en el suelo vio una pequeña mandíbula repleta de dientes que yacía empotrada en la roca.

“Los huesos eran de color crema, por lo que resaltaban nítidamente de la matriz rojiza que los contenía. Al arrodillarnos para apreciar más de cerca de qué se trataba, nos percatamos de que había más huesos alrededor. No podíamos creer la suerte que habíamos tenido: descubrir los huesos y dientes de una criatura prehistórica en plena selva, un sitio que, acostumbrado a la árida estepa patagónica, jamás hubiera elegido para buscar fósiles”, explicó.

El nuevo cocodrilo es un representante de los notosuquios, un linaje extinguido de cocodrilos que prosperó en América del Sur, Africa y Madagascar a fines de la era de los dinosaurios.

A diferencia de los cocodrilos vivientes -todos ellos de hábitos acuáticos-, los notosuquios poseían cabezas altas con los ojos orientados lateralmente y las fosas nasales proyectadas hacia delante, rasgos que revelan que se trataba de reptiles que llevaban una vida en tierra firme.

Los Yacareranis adultos no superaban los 80 centímetros de largo y, aparentemente, vivían en grupos. Es muy probable que construyeran galerías para refugiarse y depositar sus huevos.

Lo más llamativo de su anatomía era su dentición, formada por dientes de forma y disposición muy compleja, muy diferentes de los dientes cónicos y sencillos de los cocodrilos vivientes. El Yacarerani poseía en el extremo de su hocico un grupo de dientes puntiagudos y proyectados hacia adelante que recuerdan a los incisivos de un conejo. Hacia atrás, su boca estaba equipada con dientes parecidos a muelas, provistos de tubérculos aptos para cortar y triturar. Se ignora si se alimentaba sólo de pequeños animales (por ejemplo, artrópodos y crías de otros vertebrados) o si en su dieta también incluía vegetales.

Según Novas, está muy difundida la idea de que los cocodrilos son “fósiles vivientes” cuyo aspecto y costumbres variaron muy poco a lo largo de su evolución. Sin embargo, la paleontología demuestra que hacia fines de la era de los dinosaurios los cocodrilos fueron muy abundantes en tierra firme y cumplieron roles ecológicos muy dispares. Algunos fueron carnívoros que compitieron con los dinosaurios por conseguir alimento, en tanto otros tuvieron el aspecto de corpulentos armadillos.

La importancia del Yacarerani es que amplía todavía más el abanico de adaptaciones de los cocodrilos, al demostrar que también eran pequeños animales con dientes muy raros y complejos cuyas costumbres resultan difíciles de dilucidar.

Fuente: telam.com.ar

CURSO DE PALEONTOLOGÍA PARA NIÑOS,Valdivia, Chile.

Curso orientado para niños de 8 a 13 años.

-¿Que son los fósiles?
- Conoce la diversidad de dinosauriosextintos… y los no extintos
- ¿Quieres ver fósiles reales?
- Y después de los dinosaurios vinieron los mamíferos…
- ¿Qué es la megafauna?
- Aprende a excavar un fósil con nosotros (Ejercicio de excavación usado porpaleontólogos).


Profesionales a Cargo:

Erwin González
Lic. Cs Biológicas

Patricia Canales
Estudiante de Lic. Cs. Biológicas

Omar Recabarren
Lic. Cs. Biológicas

Todos miembros del Laboratorio de Paleoecología del Instituto de Geociencias de la Universidad Austral de Chile.

Fecha y hora:
11 y 12 de Enero del 2010, de 15:00 a 17:00 hrs.

Lugar:
UACh, Instituto de Geociencias (a un costado del cine UACh)

contacto:
cursopaleontologia@hotmail.com
F: 78431260

valor: $ 10.000 por niño

jueves, 17 de diciembre de 2009

Hallan en Perú cráneo de ballena dentada de era mioceno



Por primera vez en la historia de la paleontología peruana, fue hallado el cerebro fosilizado al interior del cráneo de una ballena dentada que habría vivido hace 16 millones de años, del periodo geológico mioceno, informó hoy el descubridor del hallazgo, Klaus Hinninger.

Los restos fueron encontrados en el desierto de la provincia de Palpa, departamento de Ica, a 400 kilómetros al sur de Lima, tras una expedición emprendida hace algunas semanas.

No obstante, Hinninger indicó que mientras realizaban los trabajos de rescate no se anunció el hecho para evitar que sujetos inescrupulosos depreden la zona.

El cráneo mide 30 centímetros desde la nuca hasta el hocico del cetáceo.

"Lo extraño es que al interior de éste se puede apreciar la masa encefálica también fosilizada", refirión, agregando que "los cerebros son tejidos blandos y no se fosilizan, pero en este caso sí logró fosilizarse porque el animal murió y cayó en el fondo marino, luego fue cubierto por sedimentos que contenían carbonato de calcio lo que conllevó a su preservación".

Aseguró también que junto al cráneo fueron halladas algunas vértebras y huesos.

El nombre científico del mamífero marino es Kentriodon, similar a una pequeña ballena, aunque hay especialistas que lo comparan con los delfines por su gran parecido.

El especialista señaló que tras el rescate, las piezas fueron transportadas a la provincia de Chiclayo, departamento de Lambayeque, a 750 kilómetros al noroeste de la capital peruana en donde son exhibidas en la muestra paleontológica denominada Mundo Jurásico.

El Kentriodon es una especie extinta de ballenas dentadas, que se alimentaba de peces pequeños y otros organismos hidrobiológicos, y se han encontrado fósiles en Europa, Asia, Nueva Zelanda y los Estados Unidos.

Fuente: cctv.com

Hallan restos de dinosaurios en Chubut, Argentina.

Un campaña integrada por paleontólogos de Argentina, Europa, Norteamérica y de América Latina descubrieron en Chubut tres esqueletos de dinosaurios que habitaron la región hace 190 millones de años.

La Dra. Laura Codorniú, paleontóloga de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas y Naturales de la Universidad de San Luis (UNSL) e investigadora del CONICET, junto a la Lic. Guillermina Giordano participaron de una campaña paleontológica realizada en la provincia de Chubut, con un grupo de 18 científicos de diversos países de Europa, Norteamérica y de América Latina.

La campaña organizada por el Museo Paleontológico Egidio Feruglio se realizó del 16 de noviembre al 4 de diciembre y fue financiada por la Sociedad Científica Alemana (Deutsche Forschungsgemeinschaft), por el Museo de Munich y dos proyectos de investigación de los que participa la Dra. Codorniú vinculados a los vertebrados jurásicos de la Patagonia.

Los trabajos se realizaron en dos grupos, divididos en vertebrados y botánicos, en la zona denominada Cuenca de Gastre, ubicada a 600 Km al Noroeste de Trelew. En el Cerro Bayo Chico, los especialistas en vertebrados encontraron restos de tres esqueletos de dinosaurios muy probablemente del tipo prosaurópodos. Estos dinosaurios eran de enormes proporciones, presentaban un característico cuello largo, una cabeza pequeña, patas gruesas, una cola robusta y vivieron en la zona hace aproximadamente 190 millones de años edad que corresponde al Jurásico inferior de la Era Mesozoica.

Durante la prospección en el Cerro Barro, cerro vecino a la zona donde se encontraron los dinosaurios, y en el último día de campaña se encontraron varios huesos pertenecientes a diferentes esqueletos de pterosaurios o reptiles voladores. Estos reptiles voladores aparentemente son más primitivos que los encontrados en la provincia de San Luis y de menor tamaño, probablemente medían entre 1mt o 1,50 mts, mientras que los de San Luis alcanzaban los 3 mts de envergadura alar. Este hallazgo es importante para la Argentina ya que existen escasos registros de pterosaurios en nuestro país, fundamentalmente debido a que estos animales poseían los huesos huecos, para alivianar el peso y favorecer el vuelo.

El grupo de los científicos especialistas en vertebrados estuvo integrado por Codorniú y Giordano, el curador del Museo de Munich, Oliver Rauhut y el investigador del CONICET Diego Pol.

El equipo de los paleobotánicos contó con especialistas como Kirk Johnson del Museo de Denver, Peter Wilf de Pennsylvania State University, Alejandra Gandolfo Nixon de Cornell University (Estados Unidos) y Ari Iglesias de la División Paleobotánica de la Facultad de Ciencias Naturales, de la Universidad Nacional de La Plata e investigador del CONICET, quienes realizaron un hallazgo excepcional a unos kilómetros de donde trabajaron los especialistas en vertebrados. Encontraron la fructificación de la estructura reproductiva del eucaliptos, proveniente del jurásico lo que echa por tierra la teoría de que este árbol fue traído desde Australia por los colonizadores.

Los hallazgos permanecerán en el laboratorio del Museo Egidio Feruglio de Trelew, para ser investigados por los científicos que realizaron los descubrimientos, quienes volverán a la región el año entrante para continuar con las prospecciones.

Fuente: Prensa, USNL.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Antiquísimos Seres Con Concha, Más Grandes de lo Creído


Los restos fósiles de algunas de las primeras criaturas con concha, seres marinos que datan de hace unos 520 millones de años, proporcionan una ventana a la evolución en aquellos tiempos. Una nueva investigación indica que estos animales eran más grandes de lo que se pensaba con anterioridad.

John Moore de la Universidad de California en Santa Bárbara, y sus colaboradores, analizaron fósiles del Período Cámbrico Temprano. Durante esta importante época en la historia de la Tierra, hubo una diversificación tremenda de la vida animal en los océanos. Muchos de los grupos principales de animales que aún existen aparecieron en aquel momento, así como muchos grupos inusuales que se extinguieron.

En particular, el Cámbrico marcó la primera amplia aparición de animales con conchas u otras partes duras. Muchos de estos animales antiguos tenían armaduras externas complejas que contenían desde docenas hasta miles de piezas pequeñas. Cuando los animales morían, sus armaduras se desintegraban. A partir de las desordenadas piezas de rompecabezas resultantes, Moore y su equipo de investigación han descifrado cómo eran estos animales, y cómo se relacionaban con otras criaturas.

Los autores del estudio se concentraron sobre todo en una extraña criatura del Cámbrico, llamada Cambrothyra. Los fósiles de este ser parecen pequeñas jarras o jarrones, de unas pocas décimas de milímetro de longitud. Han sido encontrados sólo en algunos lugares de China central.

Aunque algunos científicos creyeron en su día que cada pequeña estructura de Cambrothyra era la concha de un pequeño protista unicelular, el nuevo trabajo apoya la hipótesis de que el Cambrothyra era un animal, probablemente de varios centímetros de longitud, que estaba cubierto por una armadura compuesta de cientos de piezas diminutas independientes con forma de jarra.

Moore completó el trabajo en colaboración con Susannah Porter de su misma universidad, Michael Steiner de la Universidad Libre de Berlín, y Guoxiang Li del Instituto de Geología y Paleontología de Nanjing, dependiente de la Academia China de Ciencias.

Fuente: amazings.com

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Encuentran un fósil de 65 millones de años cerca de El Calafate


Los restos encontrados en una propiedad de la familia Povazsan pertenecen a un plesiosaurio, un enorme reptil carnívoro que habitó los océanos entre 65 y 70 millones de años atrás.

El anuncio del hallazgo fue realizado por Fernando Novas, paleontólogo argentino reconocido a nivel mundial por la comunidad científica.

En los estudios de la radio FM Dimensión de la ciudad de El Calafate, el científico explicó que el hallazgo se produjo tiempo atrás y, por cuestiones de seguridad, se mantuvo en reserva hasta que el equipo de profesionales pudo extraerlo de la roca.

Según informó un medio local, Novas calificó como "fantástico y novedoso" el descubrimiento efectuado, ya que "no hay este tipo de hallazgo en la provincia de Santa Cruz".

Incrustado en una roca se puede observar claramente la columna articulada de un plesiosario, de considerable tamaño, que tendría entre 8 y 10 metros de largo.

Además se percibe una aleta de este animal, de un metro de largo, y las costillas, pero no así el cráneo y gran parte del extenso cuello que tenían estos reptiles.

"Es el hallazgo más austral en el continente de este tipo de dinosaurio", aseguró el paleontólogo, y destacó que "el estado de preservación es hermoso".

Novas recordó que ya se habían encontrado restos de estos animales en la península antártica, y el descubrimiento de este ejemplar podría ayudar a relacionar datos científicos.

Marcelo Isasi, técnico especializado en desenterrar fósiles y uno de los integrantes del equipo de trabajo que lidera Novas, contó que la tarea de extracción de este ejemplar fue todo un desafío.

Por un lado, por la extremada dureza de la roca en la cual está inserto, y por otro porque el esqueleto fósil se encuentra semi sumergido en el agua.

Debido a que esta época coincide con la creciente del lago Argentino, el tiempo de rescate fue escaso, ya que el fósil, de alcanzar su máximo nivel las aguas, quedaría sumergido a unos tres metros de profundidad.

Ya los restos fueron preservados y se dispuso su traslado al Museo de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia", de la ciudad de Buenos Aires, con el permiso de la Subsecretaría de Cultura de la provincia de Santa Cruz, para iniciar las investigaciones correspondientes, y con el compromiso de ser devuelto una vez que culminen los trabajos de laboratorio.

fuente: 24HTinfo.com

los grandes mamíferos de Norteamérica desaparecieron entre hace 13800 y 11400 años


J. Tyler Faith yTodd Surovell de University of Wyoming revelan ahora que esta extinción masiva se dio en un instante desde el punto de vista geológico.

Desde hace tiempo se viene debatiendo en los círculos académicos sobre qué causó esta extinción. Se han elaborado distintas teorías que tratan de explicarlo: un cambio climático abrupto, un impacto cometario, una epidemia, una explosión supernova cercana, la aparición del ser humano y sus hábitos de caza. Algunos creen que incluso se pudieron varios de esos factores a la vez o incluso ninguno de ellos.

La posibilidad de que los humanos contribuyeran a la extinción de estos animales no es tan descabellada como parece. De todos es sabida la ley de optimización del forrajeo, que aplicada al ser humano viene a decir que primero se da caza a los grandes animales, pues una vez cobras una pieza se tiene comida para mucho tiempo, compensando holgadamente a la energía gastada en su caza. Una vez se dado cuenta de los animales más grandes de la región se pasa a cazar los animales más grandes que quedan, pues ya es rentable cazarlos al no quedar otros. Y así sucesivamente. Con el tiempo se van eliminando especies hasta que el ecosistema es tan pobre que los habitantes de la región consumen insectos de manera habitual.

Las distintas causas pueden además estar relacionadas. De este modo un impacto cometario puede que esté relacionada con el cambio climático, pues un impacto levantaría polvo y ceniza a la atmósfera cambiando la irradiación solar y los ciclos meteorológicos.

Un dato importante que puede ayudar a aclarar este misterio es la cronología de las extinciones, pues no es lo mismo que las especies vayan desapareciendo durante millones de años que lo hagan de la noche a la mañana. Es decir, podría ser un proceso gradual o súbito, dependiendo de si es uno u otro las causas que lo provocaron serían distintas.

Pero el registro fósil siempre está incompleto y no es fácil establecer esta cronología. En este caso en particular no se sabe si las especies ya habían desaparecido al final del Pleistoceno o simplemente todavía no se han descubierto fósiles de esa época o posteriores que demuestren lo contrario.

Según las investigaciones realizadas por Faith y Surovell todo apunta a que los datos encajan mejor con una súbita desaparición de estas especies entre hace 13800 y 11400 años. Esto apoyaría las teorías que afirman que esta extinción se debió al impacto de un cometa o a la actividad de caza de los humanos, que llegaron al continente por esas fechas. También se podría deber a un cambio climático abrupto. Según Faith es posible que incluso se dieran todos estos factores a la vez.

El caso es que ya no podemos ver más mamuts, mastodontes o perezosos gigantes. Todos ellos desaparecieron para siempre de la faz de la Tierra. Pero sobrevivieron los bisontes, los mismos que nuestros antepasados pintaban en las paredes de las cuevas, animales que llegaron a formar manadas gigantes, ahora absolutamente diezmadas.

En nuestras manos está evitar más extinciones. Trabajar por ese objetivo es mucho más productivo que lamentarse por las especies que ya nunca volverán. Aunque siempre sea interesante estudiar las extinciones del pasado.

Fuente: laflecha.net