martes, 29 de noviembre de 2011

Fósiles marinos prueban que mayas tenían, interes paleontologico.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) abrió este lunes una exposición temporal en la que se presenta media docena de fósiles marinos encontrados en diferentes puntos del sitio arqueológico de Palenque, como parte de ofrendas, lo cual hace pensar que ese pueblo prehispánico contaba con hombres especializados en la búsqueda y estudio de objetos antiguos para explicar el pasado, al igual que lo hacen los actuales arqueólogos.

Los fósiles y otros objetos de origen marino servían a los mayas de Palenque para argumentar que el mundo que ellos conocieron provenía de un Mar Primordial, lo cual justificaban cada vez que encontraban fósiles marinos en la zona que actualmente es montaña y selva.

La geología moderna ha mostrado que la presencia de rastros marinos en Palenque se debe a que hace millones de años, antes de que emergiera la Península de Yucatán, el norte del actual estado de Chiapas era una costa marina.

Entre las piezas exhibidas está una losa de roca con impresiones de esqueletos de pez, así como corales petrificados y un diente de tiburón prehistórico, mucho más grande que los dientes de tiburones contemporáneos.

El epigrafista Guillermo Bernal Romero, curador de la exposición Las eras, los dioses y los gobernantes, explicó a Crónica que esta exposición, preparada especialmente para acompañar el encuentro académico llamado VII Mesa Redonda de Palenque, contiene un conjunto de piezas selectas, que no habían sido exhibidas, pero que prueban cómo los mayas tenían gran interés en el estudio y comprensión de su pasado, para lo cual seguramente contaban con personas especializadas en el estudio de objetos.

Una prueba más de esta actividad parecida la arqueología es una figurilla olmeca fabricada con materiales marinos, cuyo origen es mucho más antiguo que la ciudad de Palenque, pero que fue enterrada al pie de la escalinata del Templo de las Inscripciones, edificio donde está la tumba de Pakal, uno de los más importantes gobernantes palencanos.

Esta pieza olmeca fue tallada en un material que, a simple vista, parece piedra, pero que en realidad es un bloque hecho con caparazones de foraminíferos, que son unos organismos marinos parecidos a las amibas, pero que crecen tan grandes que son visibles a simple vista.

“La selección de ese material estuvo relacionada con la creencia sobre la existencia de un mar antiguo y primordial. Su deposición en el edificio funerario de Pakal también parece estar vinculada con el ámbito acuoso primigenio (o mar primigenio) al que se pensaba que regresaban los gobernantes fallecidos”, indicó el curador de la exposición.

—Estos restos de fósiles marinos hallados por los mayas ¿nos hablan de alguna actividad especializada entre los mayas para buscar objetos que ya eran antiguos en su tiempo?— se le preguntó al doctor Guillermo Bernal.

—Sí. Todas las culturas han tenido inquietud sobre sus orígenes y las culturas que les han precedido.

Los mayas veían a los olmecas como grupos que habían creado grandes ciudades antes que ellos. Quizá no estaba consciente toda la población, pero sí los gobernantes y los ciudadanos principales. Por eso apreciaban los objetos que eran remantes de una cultura que reconocían y que ya había decaído o desaparecido. Esas personas que estudiaban esos objetos de culturas anteriores eran como anticuarios o arqueólogos.

En el caso de lo fósil marino, ellos tenían un razonamiento en el que sabían que los dientes de tiburón y las espinas de raya procedían del mar. Pero además sabían que eran de cierto tamaño, de modo que cuando encontraban piezas de este tipo pero de mayor tamaño y las veían aflorar entre rocas de la montaña, concluían que eran rastros del mar primigenio, del que surgió el mundo, según su cosmovisión.

Titulo original "Fósiles marinos prueban que mayas tenían “arqueólogos”"

Fuente: cronica.com.mx

lunes, 28 de noviembre de 2011

Paleontólogos identifican tres especies de équido 'hipparion' en Teruel


Paleontólogos de la Fundación Dinópolis y del CSIC han identificado tres especies diferentes de équido 'Hipparion' en un yacimiento de la zona de Puente Minero, en las cercanías de la ciudad de Teruel.

Se trata de un género extinto de mamíferos perisodáctilos de la familia 'Equidae' y cuyo hallazgo ha sido publicado en la revista 'Palaeontology' por la paleontóloga de la Fundación Dinópolis, María Dolores Pesquero, informa esta organización en una nota de prensa.

La más abundante de las especies corresponde a 'Hipparion laromae', con similitudes tanto morfológicas como biométricas con la especie encontrada en el yacimiento de La Roma 2 (Alfambra, Teruel) y que fue definida por el mismo equipo en 2006 en la revista 'Journal of Paleontology'.

Aunque más escasamente representada, se ha determinado una segunda forma como 'Hipparion matthewi', debido a las semejanzas encontradas con restos fósiles determinados en otros yacimientos españoles como el de Las Casiones, en Milagros (Teruel), o el de Venta del Moro (Valencia).

La tercera forma, y la más escasa, corresponde a un équido atribuido a la especie 'Hipparion longipes', caracterizada por la gran longitud de sus metápodos.

Este fósil presenta semejanzas con las formas de 'Hipparion longipes' registradas en Çalta y Akkasdagi (Turquía) y en Pavlodar (Kazajistán), con las que se las ha comparado.

Según señala Pesquero en su artículo, el hecho de encontrar tanto 'Hipparion longipes' como 'matthewi' en un yacimiento del Turoliense hace pensar que ambos son "inmigrantes de localidades euroasiáticas".

En opinión de la paleontóloga, el caso de 'Hipparion longipes' tuvo poca relevancia, mientras que la especie más pequeña, el 'Hipparion matthewi', "evolucionó dentro de la Cuenca de Teruel a otras formas de tallas todavía más pequeñas y muy abundantes en los yacimientos españoles del Turoliense superior".

En el estudio también han colaborado la profesora de Investigación del CSIC en el Departamento de Paleobiología del Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC María Teresa Alberdi y el director-gerente de la Fundación Dinópolis (Museo Aragonés de Paleontología), Luis Alcalá.

'Paleontology' es una revista internacional dedicada a la publicación de artículos relacionados con la Paleontología que incluye paleobotánica, paleoecología, micropaleontología, paleobiogeografía, morfología funcional, estratigrafía, taxonomía, tafonomía, reconstrucción paleoambiental, análisis paleoclimáticos o estudios de biomineralización.

La revista está editada por 'The Paleontological Association' de Londres.

Fuente: www.abc.es

domingo, 27 de noviembre de 2011

Se descubre cocodrilo prehistórico con cabeza de escudo

Un nuevo cocodrilo prehistórico que muestra una rara cabeza en forma de “escudo” ha sido encontrado en Marruecos, afirman paleontólogos. Apodado “cocodrilo escudo”, el apéndice de la cabeza del animal estaba rodeado por vasos sanguíneos y lo cubría una capa como la que se ve en los dinosaurios extravagantes, incluyendo el Triceratops.

De entre 9 y 11 metros de largo, el monstruo de río habría cazado otros animales gigantes del Cretáceo Tardío, como celacantos de 4 metros. Pero el cocodrilo escudo probablemente tenía quijadas relativamente débiles, al menos en comparación con las de los cocodrilos actuales.

“Se puede decir con bastante certeza que perteneció a un grupo de cocodriliformes -incluyendo los cocodrilos de cabeza aplanada-, que tenía quijadas realmente delgadas y débiles y articulaciones débiles en la barba”, dice el investigador Casey Holliday, un paleontólogo de la Universidad de Missouri.

Los cocodriliformes son parte de un grupo conocido como cocodrilia, que incluye a los cocodrilos, caimanes y más.

“Así que no peleaban con dinosaurios en los bancos de agua. Debieron haber sido depredadores rápidos que esperaban a que se acercaran sus víctimas para agarrarlas y tragarlas con su enorme boca tipo canasta, algo como lo que haría un pelícano”, explica Holliday.

¿El tocado del cocodrilo escudo era de exhibición?

Parte del cráneo del cocodrilo escudo aterrizó en el Museo Real de Ontario, Canadá, a principios de 2000, pero Holliday y sus colegas apenas empezaron a estudiar el espécimen y su extraño tocado.

Es difícil determinar qué propósito tenía el escudo cuando el animal vivía, hace aproximadamente 99 millones de años, señala Holliday.

Pero luego de una rigurosa evaluación del fósil y de estudios comparativos de comportamiento con cocodrilos modernos, los científicos sugieren que pudo haber ayudado al cocodrilo escudo a regular su temperatura y a comunicarse con otros de su especie.

Por ejemplo, algunos cocodriliformes y cocodrilos vivientes, como el cocodrilo cubano, tienen cuernos al costado de la cabeza, que los machos usan para impresionar a las hembras y espantar a otros machos.

“Creemos que el cocodrilo escudo podría haber tenido comportamientos similares con el techo de su cabeza”, explica Holliday.

Pese a estas posibles similitudes con los cocodrilos modernos, el animal parece haber sido único, opina Christopher Brochu, paleontólogo de la Universidad de Iowa que no participó del estudio.

“No hay nada como esto entre las aves o los cocodrilos, que son los familiares vivientes más cercanos de esta cosa”, precisa.

El cocodrilo escudo subraya “amalgama” africana

El descubrimiento en Marruecos del cocodrilo escudo podría sugerir que los cocodrilos modernos evolucionaron en el actual Mediterráneo, teoría que sigue siendo acaloradamente debatida entre los expertos en cocodrilos.

Pero no hay duda de que el animal aporta evidencia de sorprendente diversidad de cocodriliformes en el Hemisferio Sur durante el Cretáceo Tardío, considera Holliday, quien describió a la nueva especie durante la LXXI Reunión Anual de la Sociedad de Paleontología Vertebrada, celebrada la semana pasada en Las Vegas.

“Definitivamente señala a Africa como amalgama de distintos cocodriliformes viviendo en la misma región al mismo tiempo”, afirmó Holliday.

“Un linaje, incluyendo a los cocodrilos perro, a los cocodrilos jabalí y otros, tendió a ser terrestre, mientras que otro grupo, incluyendo al súper cocodrilo, eran cocodrilos depredadores acuáticos. El cocodrilo escudo representa otro grupo y un tipo mucho más moderno de cocodrilos”, acotó.

Cocodriliformes estrafalarios reinaron en el Hemisferio Sur

Con el descubrimiento del cocodrilo escudo y especies emparentadas, afirma Brochu, “estamos empezando a comprender lo diversos y estrafalarios que eran los cocodriliformes en el Hemisferio Sur”.

“El grupo estaba extremadamente diseminado y, en algunos lugares, los cocodriliformes pudieron haber estado entre los depredadores (e incluso los herbívoros) grandes. Y en algunos lugares simplemente eran raros”, considera.

Por ejemplo, ''en el sur del Mediterráneo, incluyendo el norte de África, estamos viendo estos animales que no se parecen en nada a ningún cocodrilo viviente”, agrega.
Fuente:losandes.com.ar

Paleontólogos rescatan fósiles de cementerio de ballenas en Caldera, Chile.

Los científicos del Instituto Smithsoniano hicieron escaneos en 3D de las piezas encontradas. El proyecto, liderado por David Rubilar, del Museo Nacional de Historia Natural (de rojo), cuenta con el financiamiento de National Geographic.

CALDERA.- Un importante descubrimiento de hizo en las afueras de Caldera producto de los trabajos de ensanchamiento de la Panamericana Norte: se encontró el más grande cementerio de ballenas del hemisferio sur, con cerca de 80 fósiles ballenas, con una parte importante de ellas en muy buen estado e incluso con algunas completas.

El sitio había sido descubierto por el curador del museo paleontológico de Caldera, Mario Suárez, a comienzos de la década pasada, pero sólo el año pasado se tomó conciencia de la importancia del lugar tras el inicio de los trabajos en la carretera. Tras los primeros estudios se concluyó que los fósiles datan de hace 7 millones de años, por lo que pertenecen al Mioceno Superior.

Actualmente se está haciendo un trabajo de rescate, llevado a cabo por paleontólogos del Museo de Historia Natural, del Museo Paleontológico de Caldera, la Universidad de Chile, el Instituto Smithsoniado y National Geographic.

Dentro de los trabajos que se realizan actualmente está el escaneo en 3D de las piezas encontradas para poder hacer un análisis digital de los fósiles. Otra parte importante del trabajo es un intento por comprender el entorno en que se han conservado los huesos.

Por los mismos trabajos de exploración y rescate se han descubierto restos de un periodo más reciente, el Pleitoceno, sobre el sitio del cerro Ballena. Ahí encontraron los restos del que sería el lobo de mar más antiguo de Chile y una gran diversidad de restos de peces.

Fuente: emol.com

Descubren un nido repleto de fósiles de dinosaurios recién nacidos

El nido mide cerca de un metro de diámetro y alberga los restos de 15 ejemplaresKh. Tsogtbaatar

Un equipo de investigadores ha descubierto un nido con los restos fósiles de 15 crías de dinosaurio en su interior que quedaron enterrados por un desprendimiento de tierra cuando todavía estaban vivos, según publica Journal of Paleontology.

El descubrimiento sugiere que los 'bebés dinosuario', del género Protoceratops, fueron criados en el interior del nido y recibieron la atención de sus progenitores en una cueva de la región de Tugrikinshire, Mongolia, donde han sido localizados.

Hasta la fecha un gran número de huevos se habían asociado con otras especies de dinosuarios, como los Oviraptor o ciertos Hadrosaurios -conocidos como dinosaurios de 'pico de pato'-, pero el hallazgo de múltiples ejemplares juveniles en un mismo nido no suele ser habitual.


El responsable de la investigación, David Fastovsky, ha reconocido que no asocia "ninguna otra especie de dinosuario que conserve 15 crías en su nido de esta manera", en declaraciones recogidas por Discovery News.

Tras analizar los restos del descubrimiento, los paleontólogos concluyeron que el nido medía cerca de un metro de diámetro y que era redondo, con forma de cuenco.
Rasgos juveniles

Todos los restos fósiles muestran las características de ejemplares juveniles, como el hocico corto o unos ojos proporcionalmente grandes respecto a la cabeza, y no tenían, por ejemplo, los grandes cuernos que poseían los ejemplares adultos de la especie.

El nido y su contenido implica, según los investigadores, que las crías de Protoceratops permanecieron y crecieron en su nido durante al menos las primeras etapas de su desarrollo, y que fueron atendidos por sus padres, como demuestra la distribución del nido.

El gran número de crías, sin embargo, también sugiere que la mortalidad de ejemplares juveniles era alta, no solo como consecuencia de la depredación, sino también por un entorno potencialmente estresante, aseguran los expertos.

"Las garras de gran tamaño pueden haber sido una manera de asegurar la supervivencia de los animales en ese entorno, incluso aunque contaran con la protección de sus progenitores", concluye Fastovsky.

Fuente:rtve.es

viernes, 18 de noviembre de 2011

Cementerio de ballenas en Chile, misterio para la ciencia


Hace más de dos millones de años, cantidades de ballenas se congregaron frente a la costa de Chile y murieron misteriosamente. Tal vez se desorientaron y quedaron varadas en la playa. O se vieron atrapadas en una masa de agua salada que quedó aislada del mar tras un desprendimiento de tierra o una feroz tormenta. Sea como fuere, terminaron muertas en un mismo sitio, separadas a veces por pocos metros, y sus cadáveres fueron enterrados con el correr del tiempo y las fuerzas geológicas.

Hoy, las ballenas reaparcieron en la cima de una colina desértica a más de un kilómetro del oleaje, donde los investigadores han comenzado a excavar uno de los cementerios de ballenas prehistóricas mejor conservado de que se tenga noticia.

Científicos chilenos e investigadores de la Smithsonian Institution están estudiando cómo fue que estas ballenas del tamaño de un autobús fueron a dar al mismo lugar.

“Esa es la máxima pregunta”, declaró Mario Suárez, paleontólogo y director del Museo Paleontológico de Caldera, una localidad vecina.

Los expertos dicen que ya se han hallado grupos de ballenas prehistóricas en Perú y Egipto, pero que el descubrimiento de Chile es inusual porque aparecieron los fósiles de más de 75 ballenas, incluidos los esqueletos intactos de 20 animales. Las enormes vértebras sobresalen de entre la arena bajo el sol abrasador del Desierto de Atacama.

Los fósiles dan pistas de la vida marina de la época e incluyen lo que bien pudo ser un grupo familiar, formado por dos ballenas adultas y una pequeña entre ellas.

“Creo que murieron más o menos al mismo tiempo”, expresó Nicholas Pyenson, curador de fósiles de mamíferos marinos del Museo Nacional de Historia Natural de la Smithsonian y quien dirige la investigación junto con Suárez.

En cuando a la cantidad de ballenas muertas en un mismo sitio, Pyenson dijo: “Hay muchas
formas en las que las ballenas pueden haber muerto. Estamos analizando todas las hipótesis”.

Los científicos todavía no han publicado su hallazgos. Los restos aparecieron el año pasado cuando se trabajaba en la ampliación de una ruta. Las obras fueron suspendidas temporalmente.

Pyenson dijo que en el sitio se percibe “un ambiente de lago de agua salada” y que las ballenas habrían muerto hace entre dos y siete millones de años.

La mayoría de los fósiles corresponden a ballenas desdentadas conocidas como rorcuales, que son los antepasados de las ballena azul, las fin y las jorobadas, y miden unos ocho metros (25 pies) de largo, indicó Pyeson.

Los investigadores encontraron asimismo el esqueleto de un viejo cachalote y restos de un delfín hoy extinto que tenía dos colmillos como los de una morsa. Muy pocas ballenas de ese tipo habían sido halladas en el pasado, todas en Perú, indicó el experto.

“Estamos muy entusiasmados con esto”, expresó Pyenson en una entrevista telefónica. “Es un animal muy extraño”.

Los restos de ballenas fueron encontrados en una parte del Desierto de Atacama donde abundan los fósiles marinos. En esa región aparecieron también otras criaturas inusuales, como perezosos acuáticos y enormes aves marinas con alas de cinco metros (17 pies).

Erich Fitzgerald, paleontólogo especializado en vertebrados del Museo Victoria de Melbourne, Australia, dijo que el hallazgo de las ballenas es muy importante.

“Los fósiles están excepcionalmente bien conservados y muy enteros, una combinación poco frecuente en la paleontología, y seguramente arrojarán luz sobre muchos aspectos de la ecología y la evolución de estas especies extintas”, afirmó Fitzgerald en un correo electrónico.

Indicó que a menudo es difícil determinar si varios animales murieron al mismo tiempo y hizo notar que “estos restos fosilizados bien podrían haberse acumulado a lo largo de un período prolongado de tiempo”.

Hans Thewissen, experto en ballenas de épocas remotas que no está involucrado en la investigación, coincide en que los animales pueden haber llegado al lugar en distintas épocas.

Otra posibilidad, expresó, es que hayan sido encerradas en un lago de agua salada luego de que fenómeno geológico como un terremoto o una tormenta haya cerrado su salida al mar.

“Posteriormenten el lago se seca y las ballenas mueren”, dijo Thewissen, profesor de anatomía en la Northeast Ohio Medical University de Estados Unidos. Agregó que la acumulación de tantos esqueletos enteros “es muy inusual”.

Pyenson dijo que es demasiado pronto para sacar conclusiones. Mientras tanto, él y otros investigadores tienen hasta diciembre para completar sus estudios en Cerro Ballena. Cumplido ese plazo, los fósiles van a ser trasladados a otro sitio, para que continúen las obras viales en la Ruta 5, que está siendo ensanchada.

Muchos fósiles han sido trasladados en envolturas de yeso al museo de Caldera. Investigadores del Museo Nacional de Historia Natural de Chile también los están analizando.

Pyenson dijo que espera que se pueda construir algún día un nuevo museo en Cerro Ballena para exhibir los esqueletos intactos que hay en el suelo, igual que se exhiben fósiles de dinosaurios en el Monumento Nacional al Dinosaurio de Utah y Colorado, en Estados Unidos.

El gobierno chileno alentó esas esperanzas este mes, cuando la ministra de Bienes Nacionales Catalina Parot anunció que unas 300 hectáreas de la región con fósiles serán declaradas zona protegida para asegurar su preservación. Ese podría ser un primer paso con miras a la creación de un parque nacional.

Dado que pronto habría que retirar los restos de aproximadamente una docena de ballenas para
permitir la continuación de las obras, Pyenson y su equipo trabajan a paso acelerado bajo tiendas para documentar los esqueletos intactos. El equipo de la Smithsonian, que usa fondos de la Sociedad Geográfica Nacional de Estados Unidos, emplea sofisticados equipos fotográficos y escáners con láser para tomar imágenes digitales 3D.

“Estamos escaneando en 3D muchas de estas ballenas para poder preservar esta información antes de que sea perdida”, dijo Pyenson. “Podemos hacer copias exactas en 3D, del tamaño real de las ballenas, para que alguien camine junto a ellas”.

Esa información puede ser usada para armar modelos tamaño real de los esqueletos, acotó.

Suárez sabía desde hacía años que había huesos de ballenas en Cerro Ballena porque algunos de ellos aparecieron en lo largo de la carretera. Cuando se comenzaron las obras de ampliación de la vía el año pasado, la empresa constructora le pidió a Suárez que supervisara los trabajos para evitar destruir los fósiles.

“Nos dimos cuenta durante la primera semana que había algo mucho más grande de lo que pensábamos, (porque) aparecieron seis o siete ballenas, prácticamente una ballena por día”, comentó el experto chileno. “Después ya comenzaron a aparecer más. Nos dimos cuenta que era un sitio realmente extraordinario”.

Cristian Varas González, biólogo marino y administrador del museo de Caldera, dijo que “cuando comenzamos a trabajar con la empresa, y ellos comenzaron a sacar la tierra superior de manera lenta, controlada y bajo supervisión nuestra, comenzaron a salir ballenas completas, pues, y prácticamente cada vez que avanzamos más, iban saliendo más”.

“Y no estaban muy distantes unas de otras. Todas estaban cercas. Entonces realmente la sorpresa nuestra fue la cantidad”, añadió.

Suárez sospecha que puede haber muchos más fósiles en el lugar, tal vez cientos más, porque por ahora se ha excavado una superficie relativamente pequeña de 240 metros a lo largo de la carretera.

“Tenemos una oportunidad única de desarrollar un gran proyecto científico y hacer un gran aporte a la ciencia”, dijo el chileno.

Acotó que hay tantos fósiles que “quizás me quede trabajando por el resto de mi vida” en ese sitio.

Fuente:pysnnoticias.com

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Un fósil hallado en Murero se convierte en el eslabón entre los gusanos primitivos y los artrópodos

El yacimiento de Murero ha sacado a la luz un fósil de hace 520 millones de años. Sus descubridores, un equipo de Zaragoza, Valencia y Moscú, afirman que es el nuevo eslabón entre los gusanos primitivos y los artrópodos. Mureropodia, representa un género desconocido y alude a la localidad en la que ha aparecido y a sus numerosas patas.


Murero es el yacimiento Cámbrico conocido como la "Capilla Sixtina de los trilobites"

Un primitivo y raro fósil de hace 520 millones de años ha sido recuperado en el yacimiento Cámbrico de Murero. Este hallazgo ha sido estudiado por un equipo de investigadores del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA) de la Universidad de Zaragoza, de la Universidad de Valencia y del Instituto Geológico de Moscú.

Según sus descubridores José Antonio Gámez, Eladio Liñán y Andrey Zhuravlev, el fósil representa un género desconocido que ha recibido el nombre de Mureropodia en alusión a la célebre localidad del hallazgo y a las numerosas patas que tiene el fósil.

El estudio de este ejemplar ha sido publicado como un capítulo del libro Evolutionary Biology, editado por Springer-Verlag. Se trata del único espécimen encontrado y ha sido depositado por la Dirección General de Patrimonio en el Museo Paleontológico de la Universidad de Zaragoza, donde será expuesto al público en un futuro.

Mureropodia apae

Mureropodia apae, como así se llama la nueva especie, es considerado como un animal del grupo extinto de los Xenúxidos e ilustra sobre cómo eran las formas intermedias entre los “gusanos” primitivos dotados de patas y los artrópodos. Sus caracteres lo representan como una especie de animal “puzle” que posee cuerpo de gusano cubierto por multitud de diminutas verrugas y por microplacas de donde salían “pelos” táctiles y quimiorreceptores, que tiene al menos cinco pares de patas cortas y telescópicas para una locomoción lenta y provistas de garras para excavar galerías en el fondo marino, que posee una larga trompa o probóscide para detectar y cazar presas ocultas en el fango, dotado de un sistema digestivo con boca y ano y, finalmente, con apéndices anteniformes insertados en la parte anterior de la probóscide.

La preservación es tan excepcional que permite observar al microscopio haces musculares entretejidos y distribuidos a lo largo de todo el cuerpo formando un saco dermomuscular.

Esta especie era, por lo tanto, un animal “todo terreno”, pero mejor adaptado a vivir y cazar en el medio marino endobentónico (subterráneo) mediante movimientos peristálticos y que seguramente no sería demasiado veloz pero muy eficaz como depredador.

La investigación ha sido financiada por el Ministerio de Ciencia e Innovación dentro del Proyecto Murero, dirigido por Eladio Liñán, en el que también participa el Gobierno de Aragón y el Programa CAI-CONAI Europa.

Con esta pieza única, el Museo Paleontológico de Zaragoza refuerza aún más su papel de ser uno de los museos más importantes del mundo por su contenido en fósiles excepcionales relacionados con el evento conocido como la “explosión de la vida en el Cámbrico”.

Éste fue un hito geológico y paleontológico único en la historia de la Tierra, por el que la biosfera pasó (en un lapso muy corto de tiempo) de estar dominada por un mundo microbiano a constituirse en otra con una estructura ecológica ya moderna donde, como en la biosfera actual, los animales eran los organismos predominantes y existía la depredación.

Murero es el yacimiento Cámbrico conocido como la “Capilla Sixtina de los trilobites” por la conservación, abundancia y variedad de estos fósiles, cuyo número se aproxima a la cifra de cien especies. También lo es por sus recientes y excepcionales hallazgos de animales primitivos de cuerpo blando fosilizados con una extraordinaria nitidez.

Esta asociación de fósiles de conservación excepcional es internacionalmente conocida como la biota de Murero. que comprende numerosos grupos de artrópodos, algas, esponjas, gusanos cefalorrínquidos, equinodermos, braquiópodos, pistas fósiles y otros grupos de asignación biológica incierta.

Su importancia científica consiste en ser una de las pocas ventanas abiertas que conocemos en la corteza terrestre donde se puede estudiar e interpretar cómo se produjo el origen y explosión de la vida animal en nuestro planeta.

El yacimiento celebrará el próximo año el 150 aniversario de su descubrimiento. Después de 35 años de excavaciones ininterrumpidas por parte del “equipo Murero”-IUCA de la Universidad de Zaragoza, su riqueza paleontológica y extensión es tal que se calcula apenas se conoce el 40 por ciento de las especies que contiene.


Fuente: aragondigital.es

Hallan en Alemania dos fósiles de escorpión de 290 millones de años

escorpion moderno

Un grupo de científicos alemanes anunció hoy el hallazgo cerca de la ciudad de Chemnitz, en el este del país, de dos huellas fósiles de escorpión de unos 290 millones de años.

Según el responsable de las excavaciones, Ralph Kretzschmar, las huellas completas de estos dos arácnidos de aproximadamente diez centímetros, en las que se reconocen perfectamente las fuertes pinzas, la cola y cuatro pares de patas completas, fueron descubiertas a cinco metros de profundidad.

La erupción de un volcán hace 290 millones de años petrificó y conservó a los animales y plantas en el lugar en el que habitaban entonces.

Según los paleontólogos, existen pruebas fósiles de escorpiones mucho más antiguos, pero éstas son las primeras de la era del Pérmico, que el Museo de Ciencias Naturales de Chemnitz tiene previsto presentar públicamente este miércoles.

El pasado verano científicos descubrieron en esta misma zona de excavaciones, con una superficie de 400 metros cuadrados, las huellas de un dinosaurio, mientras que el mes pasado descubrieron una raíz de árbol en buen estado de conservación.

Chemnitz tiene como objetivo lograr que su bosque petrificado, descubierto en el siglo XVIII en los cimientos de Hilbersdorf, actualmente uno de los barrios de la ciudad, sea declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco.

Fuente: EFE

domingo, 13 de noviembre de 2011

El fósil más pequeño escaneado hasta ahora

El fósil escaneado mide apenas 170 millonésimas de metro. Foto: gentileza Universidad de Manchester

Científicos en Inglaterra reconstruyeron una imagen tridimensional de lo que aseguran es el fósil más pequeño escaneado hasta ahora.


La imagen obtenida con un microscopio tradicional no habría permitido distinguir al fósil.


Tiene 50 millones de años, se encontraba sobre una araña fosilizada y es extraordinariamente diminuto: mide apenas 170 millonésimas de metro.

El ácaro fue hallado por investigadores de la Universidad de Manchester al hacer un escáner con rayos X de un trozo de ámbar proveniente del Báltico.

Los científicos utilizaron posteriormente técnicas de tomografía computarizada para reconstruir una imagen en 3D.

Primero obtuvieron múltiples imágenes planas con rayos X y luego combinaron la información en un sistema digital que genera una visualización tridimensional.
A cuestas de una araña

"No sólo el fósil es notable sino también la técnica que usamos para analizarlo", dijo a BBC Mundo el Dr. David Penney, experto de la Facultad de Ciencias de la Vida de la Universidad de Manchester.

"La mayoría de los fósiles en ámbar son insectos individuales o conjuntos de insectos sin pistas claras sobre cómo interactuaban entre ellos".

"Yo diría que un fósil como el que describimos en nuestro estudio aparece una vez cada cien mil especímenes, ya que existió una interacción directa entre los dos individuos".

Los ácaros no se desplazan con facilidad, por lo que utilizan mecanismos de succión para fijarse a otros animales.

La tomografía computarizada permitió separar digitalmente al ácaro de la araña para identificarlo, explicó Penney.

El hallazgo indica durante cuánto tiempo estos artrópodos han venido usando otros organismos como medio de transporte.

"Esos comportamientos son comunes actualmente y el estudio de fósiles como el que encontramos provee importantes pistas sobre cómo evolucionaron", señaló el científico.
Tecnología de punta

El otro aspecto que distingue a este hallazgo es el uso de la tecnología. "Realmente estamos empujando los límites. Se trata del fósil más pequeño que se haya escaneado hasta ahora y para lograr esto hemos venido refinando nuestras técnicas", dijo Penney a BBC Mundo.

El llamado ámbar del Báltico es la resina fosilizada de árboles de las zonas en torno al Mar del Báltico y contiene fósiles de artrópodos -insectos, arácnidos y crustáceos- preservados en extremo detalle, pero sólo en los últimos años los científicos han comenzado a escanearlos.

Recién en el año 2000 tuvieron lugar los primeros intentos para estudiar fósiles en ámbar con tomografías computarizadas, pero los resultados, según Penney, eran muy pobres.

"Muchas centros tienen ahora las máquinas necesarias, que cada vez son de menor tamaño, pero no pueden producir las imágenes que nosotros logramos. Y ello se debe a los métodos que utilizamos", explicó el científico británico.

"Uno de los investigadores en el equipo trabaja con técnicas de contraste, phase contrast, lo que permite reconstrucciones increíbles. Es un trabajo que lleva mucho tiempo y mucha práctica, pero en el futuro seguramente será más común", señaló Penney.

El estudio fue publicado en la revista de la Academia de Ciencias británica Royal Society Biology Letters.
Fuente: bbc.co.uk

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Antecesores de los caballos Appaloosa existían en España hace 25.000 años

caballos Appaloosa o caballos Leopardo

Una raza equina parecida a la actual 'Appaloosa', de librea blanca jaspeada con manchas negruzcas utilizada por los indios americanos, ya existía en España y el sur de Francia hace 25.000 años.

El hecho ha sido constatado por un grupo internacional de investigadores cuyo trabajo aparece publicado hoy en la revista "Proceedings of the National Academy of Sciences" (PNAS), tras estudiar restos óseos del Paleolítico Superior, algunos de ellos encontrados en cuevas españolas, y cotejar estos con pinturas rupestres de la misma época.

El investigador y jefe del Laboratorio de Arqueozoología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Arturo Morales Muñiz, explicó a Efe que la investigación aborda también una duda recurrente de quienes estudian el arte del Paleolítico y tratan de averiguar en qué medida es éste reflejo de una realidad pasada o producto de la imaginación humana.

Tal sería el caso de la cueva de Pech-Merle, en el sur de Francia y con más 25.000 años de antigüedad, donde aparecen, junto con otra fauna, grabados y dibujos de siluetas humanas y caballos con motas similares a la piel de un leopardo que se consideraban representativos de un mundo mágico desconectado de la realidad.

Sin embargo, tras secuenciar los genes de caballos encontrados en yacimientos paleolíticos de varios puntos del norte y centro de Europa, Asia y la Península Ibérica, los investigadores constataron que algunos de estos animales tenían un gen que "en doble recesivo" (copiado dos veces) es el responsable no sólo de estas manchas, sino también de la ceguera nocturna.

"Un caballo con ceguera nocturna sería presa fácil para los depredadores; por eso, pensábamos que estos caballos serían el producto de una selección artificial, iniciada tras la domesticación del caballo hace cinco mil años, mas que el resultado de la selección natural", explica Morales Muñiz.

El hecho de que caballos salvajes miles de años antes de la domesticación tuvieran ese gen apunta a que en su versión heterocigótica -no doble recesivo- el gen pudiera tener algún valor adaptativo que aún desconocemos y que, no obstante, ha posibilitado su persistencia, según el investigador.

Un hecho así no sería excepcional por cuanto existen genes, como el de la anemia falciforme, que si bien en su versión "doble recesivo" pueden resultar fatales, en su versión heterocigótica (con una sola copia) protegen al portador de la malaria.

"Es por tal razón -apunta Morales Muñiz- que numerosas poblaciones en zonas donde la malaria es endémica mantienen tal gen en frecuencias significativamente altas".

Estos caballos moteados, que seguramente fueron muy raros en condiciones naturales durante la prehistoria y que parecen incluso haber estado a punto de desaparecer en las primeras etapas de la domesticación, volvieron a ser relativamente frecuentes a partir de época histórica.

Entonces, su uso, más ornamental que utilitario, se puso de moda desde Persia a Europa occidental entre los dignatarios y notables de aquellas sociedades, "desembocando eventualmente en la aparición de una serie de razas entre las que encontramos al 'Appaloosa' americano"
Fuente: EFE

martes, 8 de noviembre de 2011

Hallan fósil de ardilla con dientes de sable en Argentina

paleontólogos indicaron que no es común encontrar mamíferos que hayan convivido con dinosaurios.

Un pequeño mamífero fósil de agudos colmillos parecido a una ardilla, que vivió hace 95 millones de años entre los dinosaurios en territorio rionegrino, fue presentado hoy en Buenos Aires por el paleontólogo Sebastián Apesteguía, cuyo hallazgo escaló la publicación en la revista especializada Nature.

De extraordinario parecido a la ardilla prehistórica que perseguía la avellana en la película "La era del hielo", el "Cronopios dentiacutus" -en homenaje al escritor Julio Cortázar y por la agudeza de su mandíbula- era un animal hocicudo que se alimentaba preferentemente de insectos, aunque también de carroña.

"Encontrar un mamífero en época de dinosaurios es muy difícil, y es muy revelador porque llena un bache de millones de años en los que no teníamos datos de mamíferos", afirmó Apesteguía durante una conferencia de prensa en la Universidad Maimónides.

Para toda Sudamérica se conocía hasta ahora el cráneo de una sola especie de mamífero mesozoico, el Vincelestes neuquenianus, del Cretácico Inferior -130 millones de años-, en Neuquén.

Apesteguía describió al animal como predominantemente "insectívoro, de dientes y hocico extremadamente largos, muelas con única raíz y mandíbula finita, de un parecido indiscutible con la ardilla de 'La Era del Hielo', aunque ese fenómeno ocurrió hace entre 10 mil y 20 mil años, y ya no había dinosaurios".

Dos cráneos y varios restos de mandíbulas del pequeño mamífero fósil, de unos 20 centímetros de largo desde el hocico a la larga cola cubierta de pelos, fueron encontrados en La Buitrera, una localidad fosilífera en el noroeste rionegrino cercana a El Chocón, en la que afloran rocas de unos 95 millones de años conocidas como Formación Candeleros.

Los antecedentes de búsqueda de fósiles en la región se remontan a 1922, y la historia del actual hallazgo comenzó con expediciones desde 1999.

"Tuvimos la ayuda de paisanos que estaban al tanto de hallazgos anteriores y de la asistencia de Raúl Abelaz, dueño del campo donde está La Buitrera", reivindicó Apesteguía.

En la Formación Candelero, de un gigantesco cañón tallado por agua en el que anidan los buitres, fue encontrado el mayor ejemplar mundial de dinosaurio carnívoro, el bípedo Giganotosaurus carolinii, además de cocodrilos terrestres, serpientes con patas y el esqueleto completo del Buitreraptor gonzalezorus.

"La Buitrera era una zona de ambiente parecido al de Chaco, con desbordes estacionales de ríos, que ahogan a los animales pequeños", contó Apesteguía.

La época corresponde "al último Cretácico, entre 144 millones de años y 65 millones, que es cuando mueren dinosaurios como el Giganotosaurio -fósil hallado a escasos 10 kilómetros del Cronopio- y tiene 95 millones la especie“, que existen en general durante un período de 5 millones, informó.

El naturalista especializado en paleontología planteó que “la extinción masiva de fines del Cretácico abarca a multitud de especies y se cree que fue provocada por uno o varios asteroides que impactaron en la península de Yucatán, fenómenos del que hay marcas como restos de tsunamis y esferas de rocas fundidas esparcidas por todo el mundo, que lleva a pensar que algo pasó".

Apesteguía lideró un equipo de exploración de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara -con científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, CONICET, y la Universidad Maimónides-, y paleontólogos de la Universidad de Louisville, Kentucky, y el Field Museum de Chicago.

El fósil fue estudiado entre Apesteguía, Guillermo Rougier, paleontólogo argentino residente en Louisville, y Leandro Gaetano, becario doctoral de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales.

Los materiales del Cronopio, así como todos los fabulosos fósiles hallados en La Buitrera, están en el rionegrino Museo Provincial Carlos Ameghino, en Cipoletti.

El Cronopio marca un hito en el estudio de los mamíferos mesozoicos de América del Sur y en el análisis de cráneo completo de los "driolestoideos" , grupo de mamíferos que se alimentaban algunos de insectos y otros, de frutos- (Télam)

Fuente: lagaceta.com.ar

martes, 1 de noviembre de 2011

Los ecosistemas colapsaron tras la gran extinción del Pérmico


Los cataclismos que marcaron el final del período Pérmico, hace 252 millones de años, fueron decisivos en la historia de la vida en la Tierra, según se desprende de un estudio de las universidades estadounidenses de Brown y Utah, que señala que este suceso provocó la extinción de hasta un 90 por ciento de los organismos marinos, dando paso a un nuevo orden de especies marinas, algunas de las cuales todavía observamos hoy en día.


Durante la investigación, publicada en 'Proceedings of the Royal Society B', los científicos llevaron a cabo un exhaustivo análisis, muestra por muestra, para confirmar que los vertebrados terrestres sufrieron pérdidas catastróficas cuando el Pérmico llegaba a su fin.

Según detalla el trabajo, los sobrevivientes, grupos de animales llamados "taxa desastre", se encontraron con pocos competidores en sus respectivos nichos ecológicos. Esta falta de competencia causó el auge y la caída de los ciclos de los ecosistemas. De este modo, según el registro fósil los ecosistemas terrestres necesitaron hasta 8 millones de años para recuperarse plenamente de la extinción en masa.

La profesora de ciencias geológicas de Brown y coautora del estudio, Jessica Whitesida, ha señalado que la situación descrita en el estudio "significa que los ecosistemas terrestres estaban sujetos a un mayor riesgo de colapso, debido al menor número de enlaces en la cadena alimentaria".

Así, los expertos señalan que los ciclos de auge y caída que marcaron la recuperación de los ecosistemas fueron como "mini-eventos de extinción y la recuperación".

Hasta ahora, algunos estudios han argumentado que el vulcanismo continuó después de la extinción de finales del Pérmico, sin embargo, Whiteside y el coautor del estudio y profesor de geología y geofísica de Utah, Randall Irmis, no creen que haya evidencia física de tal actividad.

Por ello, su equipo ha examinado cerca de 8.600 ejemplares, del final del Pérmico al Triásico medio, es decir, de aproximadamente hace 260 millones de años, que procedían de las montañas del sur de los Urales de Rusia y de la Cuenca Karoo en Sudáfrica.

El recuento de muestras y análisis indicó que, aproximadamente, el 78 por ciento de los vertebrados terrestres perecieron en la extinción masiva de finales del Pérmico. Sin embargo, también surgieron especies de "taxa desastre"; una de ellas fue el Lystrosaurus, un sinápsido dicinodonto (relacionado con los mamíferos) del tamaño de un pastor alemán. Esta criatura dominó los ecosistemas después de la extinción de finales del Pérmico. El motivo por el que el Lystrosaurus sobrevivió al cataclismo es todavía un misterio.

Según han destacado los expertos, los ecosistemas que surgieron de la extinción poseían una baja diversidad, lo cual los hacía especialmente vulnerables a los cambios ambientales. Sólo después de que la riqueza de especies fuese restablecida, los ecosistemas terrestres se recuperaron completamente.

Fuente: ecoticias.com

Grandes dinosaurios migraban cientos de kilómetros en busca de alimento


Científicos de la Universidad de Colorado encontraron que los saurópodos que vivían en Norteamérica a finales del periodo jurásico recorrían hasta 300 kilómetros cada año, siguiendo un recorrido cíclico.

Los dinosaurios saurópodos, los animales de mayor tamaño que han caminado sobre la Tierra, se desplazaban cada año cientos de kilómetros en busca de agua y alimentos, según un estudio publicado en la revista Nature.

Un equipo liderado por Henry Fricke, de la Universidad de Colorado (Estados Unidos), ha estudiado restos fósiles de dientes de dinosaurio para determinar que los saurópodos, que vivían en Norteamérica a finales del periodo jurásico, recorrían hasta 300 kilómetros cada año, siguiendo un recorrido cíclico.

Ese tipo de vertebrados, que podían alcanzar un tamaño de más de 35 metros de largo, requerían grandes cantidades de agua y alimentos, por lo que los científicos ya conjeturaban que debían trasladarse grandes distancias en busca de nutrientes, aunque no habían podido demostrarlo hasta ahora.

Los investigadores compararon los isótopos de oxígeno en los dientes de dinosaurio con aquellos hallados en muestras de tierra de hace millones de años y comprobaron cómo los saurópodos cambiaban de hábitat de manera estacional.

En las épocas de sequía, esos grandes animales herbívoros abandonaban las tierras bajas donde habitaban para desplazarse a terrenos más elevados donde el agua y los nutrientes eran más abundantes.

"Comprender el comportamiento de los organismos prehistóricos es muy difícil, pero la información geoquímica que se preserva en el registro fósil nos otorga esa oportunidad", comenta Fricke en el estudio.

La investigación se desarrolló a partir de restos de Camarasaurus, un género de dinosaurio saurópodo que vivió hace unos 150 millones de años en Norteamérica.

Fuente: EFE