lunes, 28 de septiembre de 2009

José Luis Sanz considera que las aves son "dinosaurios especializados"

El catedrático de Paleontología de la Universidad Autónoma de Madrid José Luis Sanz aseguró hoy que "las aves son dinosaurios especializados" según investigadores europeos, norteamericanos y españoles que consideran que "hay una evolución de estos ancestros hacia las aves más primitivas que finalmente consiguieron volar y sobrevivir".

En declaraciones a los medios con motivo de su participación en los cursos de verano de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), Sanz aseguró que el hecho de considerar a las aves como dinosaurios especializados "puede extrapolarse a la vida cotidiana de cada persona si se piensa que cuando alguien come un pollo está comiendo un dinosaurio".

Según indicó el catedrático, a finales de los años 60 "se produjo un cambio en el llamado 'paradigma del dinosaurio tonto', que consideraba a estas criaturas como errores de la naturaleza y simples objetos vivos sin capacidad intelectual" para pasar a ser concebidos como "elemento dominante terrestre".

"Según esta concepción, los seres humanos sólo seríamos meros oportunistas, pues a raíz de la extinción de los dinosaurios nos aprovechamos para abusar y mandar en el planeta", indicó Sanz, que puso de manifiesto que "como la desaparición de esta especie fue un factor contingente, nunca sabremos qué hubiera sido de nosotros si ellos no se hubiesen extinguido".

En este sentido, explicó que "existen datos empíricos que evidencian que un objeto extraterrestre", posiblemente un meteorito de unos cien kilómetros de diámetro, "impactó sobre la tierra y provocó la desaparición de los dinosaurios porque además originó al mismo tiempo una serie de tsunamis con olas de varios metros de altura".

Según este catedrático, esta teoría se confirmó cuando unos petroleros encontraron en la Península de Yucatán --al sureste de la República Mexicana-- restos de un meteorito que cayó sobre la Tierra creando el cráter 'Chicxulub.


Fuente: es.noticias.yahoo.com

viernes, 25 de septiembre de 2009

Llega la hora de los Mamíferos en Crónicas de la Vida Antigua, Santiago, Chile.


El 26 de Septiembre con la conferencia “El ascenso de los mamíferos: Diversificación ”, se da inicio al ultimo sub-bloques de nuestro ciclo anual de conferencias “Crónicas de la Vida Antigua”: “La hora de los Mamíferos”. Sobre como esta clase que vivió a la sombra de los dinosaurios llegó a dominar la Tierra, hasta el origen de los humanos serán abordados en este bloque.

Antes de la aparición de los dinosaurios, durante el periodo Pérmico (entre 300 y 250 millones de años atrás), los “reptiles mamiferoides” reinaron en la Tierra. Se trataba de un gran grupo de amniotas que se diversificó a lo largo del Pérmico, entre cuyas características destacadas se incluye poseer una apertura postorbital posicionada inferiormente: los sinapsidos. Sin embargo, la gran extinción pérmica redujo significativamente la variedad de sinapsidos y permitió a un nuevo linaje posicionarse como el dominante en los ecosistemas terrestres: los Arcosaurios. A fines del Triásico surgiría los mamíferos, el único linaje sobreviviente de sinapsidos, pero simultáneamente el auge de los arcosaurios se consolidó con el surgimiento de los dinosaurios, que reinarían durante los siguientes 160 millones de años.

El evento K/T que acabo con la era de los reptiles hace 65 millones de años, permitió a los sobrevivientes competir por ocupar los nichos vacíos a causa de la extinción masiva. Fue solo en este momento que los mamíferos pudieron radiar en las familias modernas y posicionarse como elemento dominante de la fauna continental. Sin embargo una primera radiación ya había tenido lugar durante el Mesozoico, dando origen a dos linajes tempranos de mamíferos: los monotremas (Prototheria) y los marsupiales. Hoy en día los monotremas están representados por dos familias de Australia y Nueva Guinea, caracterizados por reproducirse mediante huevos: los equidnas y los ornitorrincos. Por su parte, los marsupiales caracterizados por el uso de un marsupio en la fase final de la gestación, se dividen en dos grandes grupos: los Ameridelphia (que viven en las Américas e incluyen a las zarigüeyas) y los Australidelphia (que se encuentran principalmente en Australia, pero que también incluyen al monito de monte de Sudamérica).

El linaje más diverso de mamíferos son los placentarios, que poseen una gestación totalmente interna gracias al desarrollo de la placenta. Si bien aun hoy no existe un consenso absoluto sobre las relaciones entre los grandes grupos de placentarios, los estudios basados en el ADN sugieren su separación temprana en dos linajes. Los Atlantogenata son el linajes que incluiría entre otros a pequeños mamíferos africanos (como las cerdos hormigueros y musarañas elefante) y los elefantes (todos reunidos con el nombre Afrotheria), junto con los xenartros originarios de Sudamérica (que incluyen a los armadillos y perezosos). Pero el grupo más diverso son los Boreoeutheria, que se dividen a su vez en Euarchontoglires y Laurasiatheria. El primer grupo incluye a las tupayas, los lemures voladores y los primates (llamados en conjunto Euarchonta), junto con los roedores y conejos (agrupados en Glires). La importancia de este linaje es que incluye a dos de los ordenes más diversos de mamíferos: los roedores con más de 2200 especies y los primates con cerca de 400 especies. Por su parte los Laurasiatheria incluyen a algunos de los mamíferos más pequeños (como las musarañas) y a los más grandes que existen (las ballenas). Son también muy variados en formas y adaptaciones, pues incluyen a los rumiantes, los carnívoros, los murciélagos y los cetáceos. Los artiodáctilos (ciervos y camellos entre otros) y los cetáceos (ballenas y delfines) se reúnen con el nombre Cetartiodactyla; mientras que los restantes grupos se reúnen bajo el sugestivo nombre de Pegasoferae pues incluyen a los murciélagos (Chiroptera), los perisodáctilos (como los caballos) y los carnívoros (como felinos y perros). Un panorama general sobre la diversidad de los mamíferos sera abordado en la conferencia del 26 de Septiembre titulada “El ascenso de los mamíferos: Diversificación ”.

Si bien la mayoría de los grandes grupos de mamiferos poseen representantes en la actualidad, muchos de ellos estuvieron más ampliamente distribuidos en el pasado. Durante la era de los mamíferos, el Cenozoico, los continentes y el clima han variado considerablemente, afectando a los diferentes mamíferos del planeta. Durante la primera mitad de Cenozoico, llamada Paleogeno (entre 65 y 25 millones de años atrás) el clima era cálido y húmedo en la mayor parte del mundo, pero a fines del Paleogeno el clima cambio a causa de la formación del casquete glacial antártico, que condujo a climas mas fríos y secos. Este nuevo clima favoreció la formación de grandes pastizales y terrenos abiertos que permitieron la aparición de grandes herbívoros. Durante el Pleistoceno (entre 2 millones y 12.000 años atrás), los ciclos glaciales acentuaron estas condiciones y llevaron a un auge de los grandes mamíferos en todo el mundo. Esta abundancia de grandes mamíferos (que pesaban más de 44 kg) y mega mamíferos (que pesaban más de una tonelada) es lo que se denomina en conjunto como Megafauna. Mientras en el hemisferio norte los mamuts, mastodontes, rinocerontes lanudos y ciervos gigantes eran parte importante de la fauna, en nuestro continente la megafauna estaba compuesta por una mezcla de formas nativas e inmigrantes del hemisferio norte, llegados a través del recién formado Itsmo de Panamá. Entre los nativos se hallaban mamíferos herbívoros con pesuñas hoy totalmente extintos, como los notoungulados y los litopternos; así como una gran variedad de xenatros que incluían a los grandes perezosos terrestres (megaterios y milodones entre otros) y las formas afines a los armadillos (gliptodones y pampaterios). Sin embargo a fines del Pleistoceno estos grandes animales se extinguieron en la mayor parte del mundo, quizás a consecuencia de la interacción con el hombre. Hoy solo podemos hallar megamamiferos en las sabanas africanas y en algunas regiones de Asia. Conoceremos más sobre estos animales y su registro en Chile en la conferencia del 3 de Octubre titulada “Megafauna: Grandes mamíferos cuaternarios”.

El Pleistoceno fue también el momento en que nuestra especie (Homo sapiens), hizo su aparición y se expandió hasta alcanzar cada continente del planeta. Los humanos somos mamiferos euarcontos pertenecientes al orden Primates, en el cual se incluyen los lemures, monos y simios. Altiatlasius del Paleoceno Tardío de Marruecos es el primate más antiguo conocido hasta la fecha, con unos 60 millones de años de antigüedad. El registro del orden incluso podría extenderse hasta el Cretáceo Tardío, tiempo para el cual se conoce el género Purgatorius que ha sido relacionado con los ancestros de los primates e incluso con los Haplorhini, el linaje de los monos y simios. Ya para el Eoceno existían al menos cinco familias de primates: Omomyidae, Microchoeridae, Notharctidae, Adapidae y Tarsiidae (de ellas solo esta ultima posee representantes vivos actualmente, los tarseros que habitan en el sudeste asiático). Los primates se dividieron tempranamente en dos linajes, los prosimios o Strepsirhini que incluyen a los lemures y loris actuales; y los Haplorhini que incluyen a los monos del nuevo y viejo mundo y a los grandes simios. Hominidae, nuestra familia, se remonta al menos hasta el Mioceno Tardío con la aparición de Sahelanthropus de Chad en África central. Aun que en el pasado la familia fue relativamente diversa y con una distribución amplia en el viejo mundo, hoy la mayoría de sus integrantes están muy restringidos en distribución: los gorilas, chimpancés y bonobos en África ecuatorial y el orangután en Borneo y Sumatra, siendo sin duda el ser humano su representante más ampliamente distribuido.

Los estudios genéticos sugieren que nuestro linaje directo se separo del de los chimpancés (nuestros parientes vivos más próximos) hace unos 4 millones de años. El registro fósil muestra que hacia ese entonces, durante el Plioceno, se produjo una importante radiación de hominidos próximos a nuestro género en el este de África, que incluyen la aparición de los géneros Australopithecus, Kenyanthropus y Paranthropus. Finalmente nuestro género (Homo) hace su aparición hace unos 2 millones de años en África, con el surgimiento del Homo habilis y se expande por el viejo mundo a través de Homo erectus, que llega a Europa y Asia. Sin embargo, nuestra propia especie se originó en África hace unos 200.000 años posiblemente entorno al área de Namibia y Angola en la costa oriental. Desde allí se expandió paulatinamente, saliendo de África hace unos 70.000 años para ocupar la mayor parte de Eurasia y Oceanía hace unos 40.000 años y llegando a las américas hace unos 30.000 años. Sobre como el ser humano se origino y sobre sus relaciones con otros grupos de primates tratara la ultima conferencia del ciclo 2009, titulada “Los últimos en llegar: Origen y evolución humana” el 17 de Octubre.

Los dejamos invitados a asistir a estas conferencias, que como siempre son totalmente gratuitas y abiertas a todo publico. Les recordamos que se realizan los sábados a las 11:00 AM en la Biblioteca de Santiago.

Fuente: spach.cl , Sociedad Paleontológica de Chile

Hallan fósiles de dinosaurios emplumados

Así se hubiera visto el dinosaurio emplumado, según el profesor Xu Xing.

Científicos en China descubrieron fósiles "excepcionalmente bien conservados" de dinosaurios con el plumaje más antiguo que se conoce.

Los ejemplares tienen más de 150 millones de años de antigüedad, lo que comprueba -dicen los investigadores en la revista Nature- que las aves son descendientes directas de los dinosaurios.

Los restos fueron descubiertos por el profesor Xu Xing y su equipo de la Academia de Ciencias de Pekín en dos sitios separados en el noreste de China y el ejemplar mejor conservado, dicen los científicos, tiene cuatro alas, abundante plumaje y patas emplumadas.

Los fósiles de los cinco dinosaurios emplumados fueron presentados en la conferencia anual de la Sociedad de Paleontología de Vertebrados que se celebra en Bristol, Inglaterra.

Debatido

La relación entre las aves y los dinosaurios ha sido un tema acaloradamente debatido desde el hallazgo del Archaeopteryx en 1860 en Alemania.

Hasta ahora, éste era el ejemplar más antiguo que se había reconocido como un ave, y cuando fue descubierto -un año después de la publicación de El Origen de las Especies, algunos evolucionistas lo acogieron como el "eslabón perdido" entre los reptiles y las aves, que confirmaba que Darwin estaba en lo correcto.

Pero la teoría de que las aves descendían de los dinosaurios no había logrado ser confirmada porque todos los ejemplares descubiertos más antiguos que el Archaeopteryx carecían de plumas.

Los nuevos fósiles, sin embargo, tienen unos 160 millones de años, es decir 10 millones de años más que el pájaro alemán descubierto en el siglo XIX.

El profesor Xu describió como "espectacular" al dinosaurio mejor conservado, llamado Anchiornis huxleyi.

Éste cuenta con abundante plumaje que le cubre los brazos, cola y patas -que eran una estructura formada por cuatro alas- explicó a la BBC el profesor Xu.

"El primer espécimen que descubrimos a principios de año estaba incompleto" dice el investigador.

"Basados en ese espécimen, que llamamos Anchiornis, pensamos que podría ser un pariente cercano de las aves".

"Pero entonces descubrimos a un segundo ejemplar que estaba muy completo y hermosamente conservado".

"En todo su esqueleto se podía observar la presencia de plumas. Y con este segundo espécimen nos dimos cuenta de se trataba de una especie mucho más importante para el entendimiento del origen de las aves y de su vuelo", dice el científico.

Prueba definitiva

El profesor Xu cree que la estructura de cuatro alas que posee el ejemplar pudo haber sido una etapa muy importante en la transición evolutiva de los dinosaurios a las aves.

El científico dice que tiene otros especímenes de dinosaurios emplumados que están siendo analizados en su laboratorio.

Pero para muchos expertos la evidencia presentada hasta ahora es irrefutable y demuestra que las aves sí descienden de los dinosaurios.

El reconocido paleontólogo británico Michel Benton, profesor de la Universidad de Bristol, afirma que el anuncio es extremadamente importante.

"Si trazamos el árbol de la vida, es muy obvio que las plumas surgieron antes de que apareciera el Achaeopteryx en el registro fósil" explicó el científico a la BBC.

"Ahora este fantástico nuevo descubrimiento del profesor Xu Xing lo comprueba de una vez por todas".

"Porque este nuevo hallazgo es unos 10 millones de años más antiguo que el Archaeopteryx", agrega el paleontólogo.

Fuente: bbc.co.uk

Hallada nueva especie de dinosaurio en Níger

Paleontólogos alemanes y españoles han anunciado el descubrimiento de una nueva especie de dinosaurio en el Sahara nigeriana y presentado los primeros resultados sobre este animal que habitó África hace 170 millones de años.

Aunque es evidente que aún no se ha dicho la última palabra en el estudio de los dinosaurios, África es, probablemente, la última frontera de la dinosauriología. En este sentido, en 2006 se produjo el hallazgo casi simultáneo de dos ejemplares de dinosaurio cerca de Agadez, en Níger, por un equipo de paleontólogos españoles del proyecto PALDES (liderado por el Museo Paleontológico de Elche) y por miembros del State Museum of Natural History Braunschweig en Alemania.

Tras un largo tiempo de preparación y análisis, el último número de la revista científica PLoS ONE presenta ahora los primeros resultados sobre este animal que habitó África hace 170 millones de años. Spinophorosaurus nigerensis es uno de los representantes más primitivos de su linaje y su hallazgo abre la puerta a nuevas hipótesis sobre el origen y la distribución temprana de los dinosaurios saurópodos.

El nuevo dinosaurio descubierto en Níger es una de las evidencias más completas de saurópodos primitivos y la primera que se encuentra en África. Hasta el momento, la información sobre el origen de los saurópodos procedía fundamentalmente del registro chino, apoyada por algunos restos fragmentarios en América del Sur y la India. Pero, hasta el momento, no existían referencias en la costa norte de los continentes del Sur.

Spinophorosaurus nigerensis (“el saurio portador de espinas de Níger”), como se ha bautizado a éste dinosaurio, es una forma sorprendentemente primitiva que aporta datos sobre la distribución de estos dinosaurios durante los primeros momentos de la fragmentación del supercontinente Pangea.

Los primeros restos de Spinophorosaurus fueron extraídos en 2006, durante las actividades de prospección del proyecto PALDES (Paleontología para el Desarrollo en Níger) en una zona al sur de Agadez (centro de Níger) en la Comunidad rural de Aderbissinat. Poco después, un grupo de trabajo del Museo de Historia Natural de Braunschweig, rescataba los restos de un segundo ejemplar. La relevancia de ambos ejemplares fue evidente desde los primeros momentos. Las características anatómicas de los ejemplares y el contexto geológico en el que se encontraban no eran las esperadas, combinándose la presencia de un dinosaurio muy primitivo con evidencias de que los niveles que lo contienen son mucho más antiguos de lo previsto. Las rocas que contienen los restos del nuevo dinosaurio podrían pertenecer al Jurásico Medio (hace unos 170 millones de años) y, hasta ese momento, no existían este tipo de saurópodos en esta parte del mundo.

Además, los restos de Spinophorosaurus estaban muy completos. Mientras se conocen centenares de ejemplares del grupo en el Jurásico Superior y el Cretácico de todo el mundo, son muy escasos los restos más antiguos. De forma excepcional, el ejemplar preparado en Elche representa un animal de tamaño medio (casi 13 metros de longitud) que conserva toda su columna vertebral, incluyendo buena parte del cráneo, y restos de las extremidades. Esto ha permitido proponer con mucha precisión las relaciones de parentesco del animal y reconocer también algunos de los caracteres que permiten identificarlo como una nueva especie. En este sentido, alguno de los más evidentes se localizan en su larga cola, dotada de una potente estructura ósea y probablemente asociada a las espinas dérmicas que le dan nombre.

Pero además de su contenido científico, la descripción de Spinophorosarus es también importante para los objetivos de promoción del patrimonio paleontológico de Níger que persigue el Proyecto PALDES (Paleontología para el Desarrollo en Níger). Este proyecto agrupa desde 2003 a una serie de instituciones científicas y sociales que pretenden combinar la investigación y la gestión patrimonial de los yacimientos mesozoicos al sur de Agadez, con un programa de desarrollo regional. La riqueza del patrimonio paleontológico local queda subrayada por hallazgos como el de Spinophorosaurus, y proyectos como PALDES pretenden poner estos recursos al servicio de la población local.

En este sentido, los restos de Spinophorosaurus han sido preparados en los laboratorios que los equipos de investigación tienen en Elche y Braunschweig, pero serán devueltos en breve a Níger. PALDES prepara ya la adecuación de estos y otros restos, tanto en el Museo Nacional de Níger en Niamey, como en un pequeño museo, recientemente construido, próximo a los yacimientos en Tadibene. En ambos casos, se persigue la utilización de estos restos como un recurso cultural alrededor del que se puedan establecer otros proyectos de cooperación y la formación de personal local para la protección, gestión y divulgación de los mismos.

Por otra parte ya se están programando también las próximas actuaciones de investigación sobre la zona, de las que se espera que aporten información valiosa.

Fuente: afrol.com

viernes, 11 de septiembre de 2009

Medio centenar de expertos estudian el paleobosque carbonífero de Verdeña, Palencia, España.


Medio centenar de expertos europeos estudian en la Fundación Santa María la Real de Aguilar de Campoo los trabajos científicos realizados sobre el paleobosque carbonífero de Verdeña, en Palencia, único ejemplo conservado en el mundo de un bosque carbonífero de licófitas arborescentes.

Los expertos de España, Portugal, Francia, Bélgica, Italia, Inglaterra, México y Japón se encuentran en la localidad norteña palentina para participar en el Congreso Internacional "Presente y futuro de la paleonbotánica en el Suroeste de Europa", una reunión científica de carácter internacional en relación a los estudios en Paleobotánica del suroeste de Europa.

Esta reunión constituirá el evento más importante en esta especialidad entre el la Octava Conferencia Internacional de Paleobotánica, de ámbito mundial, celebrado del 30 de agosto al 5 de septiembre de 2008 en la universidad de Bonn (Alemania), y el Octavo Congreso Europeo, que se celebrará en Budapest (Hungría) del 6 al 10 de julio de 2010.

Fuentes de la organización han indicado hoy a Efe que en este evento también se pretende que los estudios en paleobotánica realizados en España se pongan en valor en el contexto de Europa, mostrando el avance y empuje realizado en esta materia durante la última década por los especialistas españoles y el importante patrimonio presente en la Montaña Palentina.

Las mismas fuentes han añadido que se ha elegido la villa de Aguilar de Campoo en honor del profesor Robert Wagner, cuyas investigaciones vienen desarrollándose en la Montaña Palentina desde 1951 y que están referidas al estudio de los materiales carboníferos de la región.

Entre sus trabajos destacan el Paleobosque Carbonífero de Verdeña (Cervera del Pisuerga), único ejemplo conservado en el mundo de un bosque carbonífero de licófitas arborescentes, y el afloramiento del estratotipo Barrueliense situado en las inmediaciones de la villa minera de Barruelo de Santullán, estratotipo que es utilizado para la caracterización de materiales de edad similar en todo el contexto europeo.

El Carbonífero es un periodo de la Era Paleozoica, que comenzó hace 360 millones de años y que perdura por espacio de 60 millones de años.

Durante ese periodo se acumularon los depósitos sedimentarios que originaron el carbón que fue explotado a lo largo del siglo XX en la Montaña Palentina y cuyo legado se pude ver en las explotaciones carboníferas de la cuenca del Rubagón y a nivel geológico en los denominados como estratotipos barrueliense y cantabriense.

Durante las labores de cata para localizar yacimientos de carbón en la zona norte de Palencia, a través de pequeñas excavaciones, se descubrió una pared casi vertical de arenisca donde se podían distinguir huellas de troncos y réplicas de las raíces de árboles de hace millones de años, que se denominó desde entonces como el bosque fósil de Verdeña.

Fuente: abc.es

Un patrimonio de 650.000.000 años.

Los científicos creen que el proyectado parque natural de O Courel debe proteger la riqueza geológica de la zona, que incluye rarísimos fósiles del período Precámbrico


Uno de los fósiles del Precámbrico hallados en el valle del Lóuzara, en una imagen publicada por la revista científica «Earth-Sciences Review»

El patrimonio geológico de O Courel no suele ser mencionado cuando se habla de la riqueza natural de la sierra, de la que se resalta sobre todo la importancia su vegetación y su fauna. Sin embargo, la zona posee una riqueza geológica excepcional que a juicio de numerosos científicos, como los responsables del Laboratorio de Xeoloxía de la Universidade de A Coruña, debería ser protegida con el mismo cuidado que los demás elementos que conforman su medio ambiente.

Juan Ramón Vidal Romaní, responsable del mencionado departamento, considera que la geología debería ser uno de los factores de mayor peso a la hora de planificar el parque natural que la Xunta planea crear en la zona. Este patrimonio incluye no solo incluye parajes bastante conocidos -como el plegamiento de Campodola o la laguna glaciar de Lucenza- sino también otros elementos de enorme valor científico que solo conocen algunos especialistas. Uno de los factores más destacados en este terreno es la existencia de yacimientos fósiles del período Precámbrico, la etapa más larga y antigua de la historia de la Tierra, que terminó hace 570 millones de años.

Se trata concretamente de fósiles de fauna ediacárica, de los que solo se conocen 41 yacimientos en todo el mundo. «En la Península solo hay otro yacimiento de este tipo en los Montes de Toledo y en el resto de Europa solo se encuentran en determinados lugares de las Islas Británicas y en muy pocos sitios más», explica Vidal Romaní. Las mayores concentraciones están sobre todo en Australia -donde el paleontólogo Reginald Spriggs los identificó por primera vez en los años 40- y en Canadá. «El Precámbrico es una etapa geológica de la que hay vestigios muy escasos y por eso tienen muchísima importancia científica los pocos lugares donde se pueden encontrar, como el es caso de O Courel», añade el director del laboratorio geológico coruñés.

Los fósiles ediacáricos de la montaña lucense solo fueron estudiados hasta ahora por el geólogo holandés Jean Jacques Dozy, quien los localizó en en valle del Lóuzara y los describió en una publicación científica en 1984. «Hay más fósiles de este tipo en otras zonas de la sierra, pero están aún sin investigar porque en España prácticamente no hay especialistas en el Precámbrico», precisa Vidal.

La antigüedad asignada a los fósiles precámbricos de la sierra es de unos 650 millones de años, una cifra mucho más espectacular que el sencillo aspecto físico de estos vestigios. Los fósiles ediacáricos no son cuerpos petrificados de animales -ya que estas especies primitivas carecían de caparazones, conchas o cualquier elemento duro-, sino que consisten simplemente en las huellas que dejaron sus cuerpos blandos en los sedimentos. En el caso de los fósiles del valle del Lóuzara, lo que se puede ver son las marcas de los túneles cavados en el limo por unos animales semejantes a gusanos, que quedaron impresas en la roca caliza en la que se acabaron por transformarse estos sedimentos. «Estos fósiles parecen simplemente unos surcos o arrugas en la roca caliza y pasan fácilmente desapercibidos para quien no sea especialista, pero tienen un valor extraordinario», señala Vidal Romaní.

A estos fósiles tan poco comunes hay que añadir otros menos antiguos, como los trilobites y los graptolitos del Paleozoico que se encontraron en diferentes lugares de la sierra. El patrimonio geológico de la zona comprende también cuevas calizas, numerosas huellas de los glaciares del Pleistoceno y el mencionado plegamiento tumbado de Campodola, entre otros elementos. A juicio de los científicos del laboratorio coruñés, todos estos valores merecen los máximos niveles de protección.

Fuente: lavozdegalicia.es

sábado, 5 de septiembre de 2009

El Museo de Historia Natural de Los Barrios cataloga un fósil de unos 340 millones de años


El Ayuntamiento de Los Barrios (Cádiz) anunció hoy que el Museo de Historia Natural del municipio ha catalogado un fósil del periodo Carbonífero de la Era Paleozoica que podría tener "unos 340 millones de años" y que fue encontrado en Tarifa (Cádiz) por Manuel Santos.

En un comunicado, el Consistorio barreño explicó que se trata de una piña de un 'lepidondendron', una conífera que crecía en terrenos pantanosos, una antigua araucaria que se ramificaba en la copa y alcanzaba los 40 metros de altura. Los fósiles de dichas piñas reciben el nombre de 'lepidostrobus', aclaró.

Este fósil en concreto mide aproximadamente 18 centímetros de diámetros y pesa algo más de dos kilogramos. El director del Museo de Historia Natural de Los Barrios, Juan José Castillo, propietario también de la mayoría de piezas que se exhiben, envió este fósil encontrado hace dos años a diversas universidades españolas, que no lo dataron.

Según dijo, también recurrió a expertos paleontólogos, que con sus aportaciones y la documentación gráfica que Castillo fue recopilando, permitieron catalogar el 'lepidostrobus', que ha quedado depositado en este museo municipal.


Fuente: europapress.es

Exponen restos de mamut de Baja California

Durante el mes de septiembre el Museo Histórico Regional del INAH le dedica un espacio como Pieza del Mes a un Molar de Mamut, con el fin de dar a conocer su contexto histórico y sus características formales.

Esta pieza proviene de la zona de Los Algodones y fue donada por ejidatarios del Ejido Colectivo Lázaro Cárdenas, al Instituto Nacional de Antropología e Historia a través del Proyecto “Registro y rescate de sitios arqueológicos de Baja California: Fase Municipio de Mexicali, informó el Arqlgo. Antonio Porcayo Michelini, responsable de este proyecto.

El molar lo encontraron los ejidatarios cuando estaban cribando arena y debido a que desde hace dos años el CINAH-BC ha instruido a los pobladores sobre la riqueza paleontológica en la zona, pusieron en practica los conocimientos adquiridos y le dieron el tratamiento adecuado hasta que el investigador pudo ir por la pieza el pasado mes de mayo, además le dieron grandes fragmentos de un colmillo o defensa de mamut que también encontraron en el lugar.

La pieza expuesta de aproximadamente 45 centímetro de largo y 15 de ancho, se trata de un molar de mamut, animal que habitó la región en la época del Pleistoceno (con registros desde hace aproximadamente 100, 000 años hasta hace unos 10, 000 años).

En ese tiempo la península prevalecía un ambiente frío y húmedo. Y donde era posible ver otros grandes mamíferos como mastodontes, camellos, cérvidos, caballos entre otros.

Los mamuts fueron mamíferos de dimensiones parecidas a los elefantes modernos, animales grandes y pesados, alcanzaban una altura de 4 metros y un peso de 8 a 10 toneladas, se alimentaban de pastos y frutos, y en un día se considera que llegaban a comer hasta 200 kg de plantas.

De la boca salían dos largos colmillos, que en realidad eran sus incisivos modificados, los cuales comenzaban a crecer al momento del nacimiento y continuaban creciendo a lo largo de toda su vida, en algunos casos llegaban a alcanzar los 3 m de longitud.

Estos animales, se distribuyeron a lo largo del estado de Baja California, de donde se han recuperado elementos de Los Algodones, Tijuana, San Vicente, El Mármol, San Quintín, entre otros.

Hace aproximadamente 10 mil años se da la entrada de los primeros pobladores a la península, los cuales presuntamente convivieron con estos grandes mamíferos, lo que marcó el inicio de las primeras etapas arqueológicas en la historia de Baja California, el Periodo Paleoindígena.

El Museo Histórico Regional se ubica en la Avenida Gastelum, entre Calle Adolfo López Mateos y Virgilio Uribe, centro histórico de Ensenada, abierto de martes a domingo de las 09:00 a las 16:00 horas y la entrada en gratuita.

En estos momentos también se expone en la exaduana marítima (Ryerson No. 99 zona centro), un humero y colmillos del mamut rescatado precisamente en la zona de San Quintín como parte de la Exposición Itinerante ´Al Rescate del Patrimonio Paleontológico de México¨.

Fuente: ensenada.net

jueves, 3 de septiembre de 2009

Angola: paraíso de fósiles

El mayor hallazgo se produjo en 2005 cuando se encontraron cinco huesos de la pata delantera izquierda de un dinosaurio saurópodo.

En el pasado la mayoría de la gente que iba a Angola buscaba petróleo, diamantes o minas. Ahora el país también es una atracción para los cazadores de fósiles –paleontólogos– quienes lo describen como “un museo en el suelo”.

Tres décadas de guerra civil (que terminó en 2002) mantuvieron cerrada a Angola durante muchos años. Por esa razón, pocos científicos han tenido oportunidad de visitarla.

Los que ahora tienen esa oportunidad no se van decepcionados.

Louis Jacobs de la Southern Methodist University de Dallas define a Angola como “la última frontera para la paleontología”.

“Pocas investigaciones se llevaron a cabo debido a la guerra, pero ahora que lo estamos haciendo, sabemos que hay mucho por encontrar”, afirma.

“En algunas áreas hay, literalmente, fósiles que salen de las rocas. Es como un museo en el suelo”, dice.

El mayor hallazgo

Louis Jacobs forma parte de “PaleoAngola”, un proyecto cuyo mayor hallazgo, hasta el momento, se produjo en 2005 en el acantilado de Iembe a 65 kilómetros de la capital, Luanda.

Ese año fueron descubiertos cinco huesos de la pata delantera izquierda de un dinosaurio saurópodo.

Desde entonces, la mayoría de las calaveras y esqueletos encontrados han sido de tortugas, tiburones, plesiosaurios y mosasaurios, de los cuales hay una especie de angolasaurio.

Plesiosaurios y mosasaurios no son técnicamente dinosaurios terrestres, sino reptiles marinos emparentados con los lagartos y las serpientes.

Según Octavio Mateus, de la Nueva Universidad de Lisboa, los huesos de los saurópodos son sólo el comienzo.

“Creemos que hay más dinosaurios para encontrar, sólo necesitamos las instalaciones y los medios para excavar”, dice.

“Angola es sorprendente en fósiles. Algunos de los lugares son los mejores del mundo en esa materia, ya que seguimos encontrando nuevos animales por lo que es emocionante estar aquí”, cuenta.

Además de desenterrar fósiles interesantes, el estudio de la paleontología trata también de entender cómo se formó la Tierra hace decenas de millones de años.

Por ejemplo, cuando Sudamérica se dividió de África y se formó el océano Atlántico Sur.

“Los fósiles pueden indicar cómo los animales migraron de un lugar a otro y cómo los continentes se movieron con el paso del tiempo”.

“A partir del estudio de los fósiles podemos calcular el momento en que los animales terrestres ya no eran capaces de cruzar desde África hasta América del Sur y cuándo estaban presentes los animales marinos”, explica Mateus.

Impacto de asteroide

Las rocas también son el punto de referencia del tiempo en que los dinosaurios se extinguieron.

Es generalmente aceptado por la comunidad científica que un asteroide golpeó la Tierra hace 68 millones de años, cayendo en el mar en algún lugar cerca de México.

“Se puede ver donde la lava ha avanzado sobre la arena húmeda y luego donde ha avanzado sobre la tierra seca. Eso nos da un indicio de diferentes cosas que estaban ocurriendo hace millones de años”, cuenta Mateus.

El proyecto “PaleoAngola” cuenta con financiación de la Sociedad Geográfica Nacional y la Fundación para la Investigación del Petróleo de América; también se lleva a cabo en colaboración con universidades de Luanda, Lubango y de Maastricht en los Países Bajos.

Las excavaciones en Angola se centraron en Iembe y también en la costa de Bentiaba, en el sur de la desértica provincia de Namibe, en la frontera con Namibia.

“Además de hacer esta investigación, la idea es formar a los científicos angoleños para que a largo plazo puedan ejecutar el programa”, afirma Louis Jacobs, ex director del Museo Nacional de Paleontología de Kenia.

“Angola debería ser capaz de aprovechar sus propios y únicos recursos para enseñar en los museos a las futuras generaciones cómo era su país y el mundo.

“Y, quién sabe, en un plazo mucho más largo podría ser una atracción turística”.

Fuente: bbc.co.uk

La prehistórica voracidad del tiburón


Los huesos fosilizados de la ballena tras se encontrados en el yacimiento y algunos de los dientes


Hallan restos del ataque de estos depredadores marinos a una ballena hace cinco millones de años. paleontologos Científicos encuentran marcas en una de las mandíbulas de la ballena causadas por una manada de tiburones.

Un equipo de paleontólogos dirigidos por Fernando Muñiz ha encontrado evidencias fósiles del voraz ataque de una manada de tiburones a una ballena hace cinco millones de años, en el marco de los trabajos de preparación del material del proyecto del Centro de Interpretación Paleontológica en Lepe, coordinados por el Ayuntamiento de Lepe y la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.



El equipo de paleontólogos, formado por científicos pertenecientes a las Universidades de Huelva, Copenhague y al Instituto de Investigaciones Geocientíficas de California, ha encontrado, según comenta Fernando Muñiz, en una de las mandíbulas inferiores de la ballena "extrañas marcas y fracturas en la superficie del hueso, así como numerosos dientes en la arena que lo cubría", por lo que interpretan que se trata de "un excepcional ejemplo de interacción trófica entre depredadores carroñeros (tiburones) y una presa (una ballena)". Los restos de la ballena, que están siendo objeto de estudio por parte de los paleontólogos, pertenecen a parte del cráneo de la misma recuperado en 2006 en Huelva capital.

Tras su análisis, los expertos han llegado a esta conclusión gracias a la excepcional conservación de las evidencias fósiles, que han quedado a modo de marcas en los huesos de la ballena. Según los paleontólogos, las marcas se produjeron posiblemente durante un brutal ataque por parte de una manada de tiburones, muy parecidos a la actual 'Cañabota Gata' o 'tiburón de siete branquias', a la hora de consumir carroña o carne del cadáver de la ballena, donde los puntiagudos, afilados y cortantes dientes de los tiburones llegaron a rozar o clavarse en los huesos.


Así lo explicó el director de la investigación, el paleontólogo Fernando Muñiz, "dejaron marcas posiblemente por las punzadas de tanteo, es decir, cuando uno o varios tiburones dieron simples mordisco al hueso de la mandíbula pero no para arrancar trozos de carne sino más bien para tantear la posible comida". Por otra parte, "hay marcas lineales de mordidas, como arañazos, que si reflejan una mordida con el posterior y típico movimiento lateral de la cabeza del tiburón para intentar separar la carne e ingerirla… y lo más espectacular es que se han hallado dientes clavados en el hueso de la mandíbula de la ballena".

Los científicos insisten en que se debe plantear la situación en su contexto hace cinco millones de años durante el periodo geológico conocido como el Plioceno, cuando la mayoría de la provincia onubense estaba sumergida bajo el mar. Entonces, un cadáver de una ballena de unos 6 metros de longitud debió quedar posado en un lecho marino de unos 60 metros de profundidad. Atraídos por el efecto de la descomposición de la carne, una manada de tiburones empezarían a devorar con una agresividad extraordinaria el cuerpo de la ballena.

Cuando todo terminó los huesos de la ballena tuvieron que enterrarse de manera rápida dando así comienzo el proceso de fosilización que permite hoy reconstruir la secuencia.

Fuente: huelvainformacion.es