miércoles, 17 de marzo de 2010

Provocados por los erizos: cómo los lirios del mar aprendieron a irse a otra parte


En la naturaleza abundan los ejemplos de carreras armamentistas en la evolución. Por ejemplo, ciertos gusanos marinos desarrollaron en su evolución caparazones y espinas duras para evitar ser comidos, pero los cangrejos y peces a su vez desarrollaron pinzas y mandíbulas capaces de trizar las conchas. Aunque tales interacciones son comunes, a menudo es difícil trazar sus orígenes que se remontan en el tiempo de la evolución.

Ahora un estudio del paleontólogo Tomasz Baumiller, de la Universidad de Michigan, y sus colegas determinó que los erizos de mar han estado atacando a los animales marinos conocidos como crinoides por más de 200 millones de años, y sugiere que tales interacciones llevar a un tipo de crinoide –el lirio del mar- a desarrollar la capacidad de escapar arrastrándose sobre el fondo oceánico. El trabajo, que avanza la investigación anterior sobre los lirios y erizos del mar actuales, se publicará esta semana en la versión de Internet de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Con sus largos tallos y brazos sinuosos los lirios del mar se parece mucho a las flores de jardín de nombre similar. Quizá debido a ese parecido los científicos por mucho tiempo han creído que los lirios del mar permanecían arraigados en lugar de moverse como lo hacen sus familiares sin tallo, las estrellas de mar. Pero en los años 1980 Baumiller y su colaborador Charles Messing, del Centro Oceanográfico de la Universidad Nova Southeastern, en Dania Beah, Florida, observaron que los lirios se despojaban de los extremos de sus tallos para librarse de los puntos de anclaje y usaban sus brazos para desplazarse arrastrando sus tallos detrás.

Luego, estudiando cientos de horas de tomas de vídeo durante exploraciones submarinas, los dos investigadores encontraron escenas que ofrecían una explicación de por qué los lirios del mar pueden soltar anclas y zarpar. Los vídeos mostraban erizos de mar merodeando en los jardines de lirios del mar y algunos de estos parecían arrastrarse alejándose de los predadores. En algunas fotografías el fondo del mar en torno a los erizos estaba cubierto con brazos de lirios, como los restos de comida encima de una mesa tras un banquete. Más estudios efectuados por Baumiller, Messing y Richard Mooi, de la Academia de Ciencias de California, encontraron los erizos de mar no sólo devoran los trozos de lirios del mar muertos que encuentran en el fondo del océano sino que además arrancan a tarascones pedazos de sus presas, lo cual da a los lirios del mar razones más que suficientes para despojarse de los extremos de sus tallos, como los lagartos se despojan de sus colas, y mandarse mudar.

Cuando en 2005 se anunciaron estos descubrimientos los investigadores dijeron que el paso siguiente sería el estudio de fósiles de crinoides para determinar cómo y cuándo los lirios del mar desarrollaron la capacidad de librarse de los extremos de sus tallos y de moverse. En la nueva investigación de la cual da cuenta PNAS, eso es lo que han hecho junto con Forest Gahn, de la Universidad Brigham Young, y los colaboradores polacos Mariusz Salamon y Przemyslaw Gorzelak.

Primero los investigadores pusieron erizos de mar en un tanque con brazos desprendidos de crinoides, pedazos de tallos y brazos de crinoide, y crinoides vivos. A cada erizo que se le dio la oportunidad mordisqueó por lo menos a los crinoides, y uno incluso se comió toda una estrella de mar. Este experimento no sólo confirmó que los erizos se alimentan de los crinoides, sino que también reveló que las partes de crinoide que pasan por los erizos sin ser digeridas muestran surcos y hendeduras características que corresponden al tamaño y la forma de los dientes en la “boca” de los erizos.

Para determinar si los erizos se alimentaban de crinoides en el pasado distante los investigadores buscaron el mismo tipo de marcas de dentelladas en más de 2.500 fósiles de tallos de crinoide de Polonia, que datan de mediados del período Triásico, hace unos 225 millones de años. Más de 500 de los fósiles tenían las marcas delatoras.

Estos descubrimientos indican que el desarrollo de la motilidad en los crinoides, como asimismo otras estrategias de escape como la natación activa y la flotación, fueron esimulados por sus interacciones con los predadores. El marco de tiempo es significativo, también, dijo Baumiller, profesor de ciencias geológicas y un curador en el Museo de Paleontología de la UM.

Algunos de los mejores ejemplos de los efectos de interacciones cada vez más intensas entre predadores y presas provienen de la llamada Revolución Marina del Mesozoico, un período en el cual ocurrió un incremento enorme en la diversidad de predadores y sus presas y que comenzó durante la era Mesozoica tardía, hace unos 150 millones de años. Pero el nuevo estudio indica que, al menos en lo que hace a los crinoides y sus predadores, la carrera armamentista comenzó aún antes.

La investigación recibió fondos de la Fundación Nacional de Ciencias, la Sociedad National Geographic, y la Fundación de Ciencia Polaca.

Fuente: umich.edu

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