Esta reconstrucción se realizó en base a los fósiles de dos esqueletos de estos animales prehistóricos, cuyos restos completos fueron hallados por primera vez en 1977 en Nueva Zelanda, y tomando como modelo la estructura ósea de otro pingüino rey moderno.
Este animal, de “tronco delgado, aletas largas” y “patas cortas y gruesas”, hubiera medido parado “alrededor de 4 pies y dos pulgadas (1,25 metros), unos 30 centímetros más que el pingüino emperador“, explicó el líder de esta investigación, Dan Ksepka, en declaraciones citadas hoy por la cadena de televisión TVNZ.
”Pero si hubiéramos hecho la reconstrucción mediante la extrapolación del largo de sus alas, mediría más de 6 pies (1,8 metros) de altura“, acotó Ksepka, quien es investigador de la Universidad del Estado de Carolina del Norte de Estados Unidos.
Hace 25 millones de años, la mayor parte del territorio neozelandés se encontraba sumergido bajo el agua y había pequeñas porciones de masas rocosas que protegían a Kairuku de sus depredadores y proveían a este pingüino gigante de suficiente comida para sobrevivir. Kairuku, una de las cinco especies de pingüinos que se cree habitaron Nueva Zelanda en el período del Oligoceno, ha sido inscrito formalmente en el catálogo científico tras la reciente publicación de esta investigación en la Revista de Paleontología Vertebrada.
Chris Gaskin, quien trabaja para el Museo de Geología de Nueva Zelanda y de la Universidad de Otago, ha recreado una imagen de dos de estos pingüinos Kairuku parados en la orilla junto a un delfín Waipatia varado. Esta reproducción ”prácticamente te hace sentir cómo (en ese momento) azota el viento, cómo la arena y el mar se rocían en el aire mientras los dos pingüinos vienen a la orilla", describió Ksepka en un blog citado por TVNZ.
Ksepka consideró que Nueva Zelanda almacena fósiles excepcionales que pueden dar claves importantes a la historia de los pingüinos y otras criaturas marinas. El primer fósil del esqueleto completo de un Kairuku fue descubierto en el país oceánico por el paleontólogo neozelandés Ewan Fordyce de la Universidad de Otago en 1977. Desde entonces se han hallado otros restos de este animal.
En 2009 y 2011, Ksepka y otro colega estadounidense, Paul Brinkman, viajaron a Nueva Zelanda para trabajar junto a Fordyce y dos ex estudiantes de la Universidad de Otago, Tatsuro Ando y Craig Jones, en la reconstrucción de estos animales marinos.
Este animal, de “tronco delgado, aletas largas” y “patas cortas y gruesas”, hubiera medido parado “alrededor de 4 pies y dos pulgadas (1,25 metros), unos 30 centímetros más que el pingüino emperador“, explicó el líder de esta investigación, Dan Ksepka, en declaraciones citadas hoy por la cadena de televisión TVNZ.
”Pero si hubiéramos hecho la reconstrucción mediante la extrapolación del largo de sus alas, mediría más de 6 pies (1,8 metros) de altura“, acotó Ksepka, quien es investigador de la Universidad del Estado de Carolina del Norte de Estados Unidos.
Hace 25 millones de años, la mayor parte del territorio neozelandés se encontraba sumergido bajo el agua y había pequeñas porciones de masas rocosas que protegían a Kairuku de sus depredadores y proveían a este pingüino gigante de suficiente comida para sobrevivir. Kairuku, una de las cinco especies de pingüinos que se cree habitaron Nueva Zelanda en el período del Oligoceno, ha sido inscrito formalmente en el catálogo científico tras la reciente publicación de esta investigación en la Revista de Paleontología Vertebrada.
Chris Gaskin, quien trabaja para el Museo de Geología de Nueva Zelanda y de la Universidad de Otago, ha recreado una imagen de dos de estos pingüinos Kairuku parados en la orilla junto a un delfín Waipatia varado. Esta reproducción ”prácticamente te hace sentir cómo (en ese momento) azota el viento, cómo la arena y el mar se rocían en el aire mientras los dos pingüinos vienen a la orilla", describió Ksepka en un blog citado por TVNZ.
Ksepka consideró que Nueva Zelanda almacena fósiles excepcionales que pueden dar claves importantes a la historia de los pingüinos y otras criaturas marinas. El primer fósil del esqueleto completo de un Kairuku fue descubierto en el país oceánico por el paleontólogo neozelandés Ewan Fordyce de la Universidad de Otago en 1977. Desde entonces se han hallado otros restos de este animal.
En 2009 y 2011, Ksepka y otro colega estadounidense, Paul Brinkman, viajaron a Nueva Zelanda para trabajar junto a Fordyce y dos ex estudiantes de la Universidad de Otago, Tatsuro Ando y Craig Jones, en la reconstrucción de estos animales marinos.
Fuente: abc.com
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