Investigadores descubrieron fragmentos fósiles de la mandíbula de un cachalote gigantesco que vivió hace unos 12 o 13 millones de años y devoró a otros cetáceos, revelan los autores del hallazgo en un informe publicado en la revista Nature.
Olivier Lambert, del Real Instituto Belga de Ciencias Naturales, y Giovanni Bianucci, de la Universidad de Pisa, en Italia, hicieron el descubrimiento en el desierto de Ica, en Perú, escenario de otros muchos hallazgos paleontológicos. Los científicos bautizaron la especie descubierta como Leviathan melvillei, en homenaje a Herman Melville, autor de la novela "Moby Dick".
Según reveló la reconstrucción, L. Melvillei tenía una mandíbula de 3 metros de largo, y medía entre 16 y 18 metros desde el hocico hasta el extremo de la cola. Pero su rasgo más impresionante son unos enormes dientes de hasta 30 centímetros de largo y 12 centímetros de ancho, por lo que se trata de la especie con los dientes más grandes entre todos los depredadores que han existido jamás en la Tierra.
Los descubridores afirman que el monstruo usaba su poderosa dentadura para cazar a otros cetáceos que medían unos 10 metros al igual que las ballenas actuales.
El cachalote prehistórico resultó incluso más grande que el megalodón, famoso tiburón gigante extinto hace "tan sólo" 1,5 millones de años y que sembraba el terror entre los habitantes de los mares.
De los depredadores contemporáneos, los únicos que se asemejan al L. Melvillei por su tamaño son los cachalotes, de hasta 20 metros de largo, los cuales, no obstante, poseen unos dientes relativamente pequeños que además tienen sólo en la mandíbula inferior y aprovechan para cazar moluscos y peces.
Además de describir la nueva especie hallada, Lambert y Bianucci también intentaron ofrecer una nueva explicación para la función del misterioso órgano del espermaceti presente en la cabeza de los cachalotes. Durante mucho tiempo, el espermaceti, un aceite blanquecino, fue el principal objetivo de los cazadores de ballenas.
Se consideraba hasta ahora que este órgano permite a los cachalotes sumergirse a grandes profundidades. Pero L. Melvillei no tenía que hacerlo, ya que sus presas habituales vivían cerca de la superficie, por lo que los investigadores dedujeron que el monstruo pudo haberlo usado como un arma para aturdir a las presas o pelear con otros machos de su misma especie.
Olivier Lambert, del Real Instituto Belga de Ciencias Naturales, y Giovanni Bianucci, de la Universidad de Pisa, en Italia, hicieron el descubrimiento en el desierto de Ica, en Perú, escenario de otros muchos hallazgos paleontológicos. Los científicos bautizaron la especie descubierta como Leviathan melvillei, en homenaje a Herman Melville, autor de la novela "Moby Dick".
Según reveló la reconstrucción, L. Melvillei tenía una mandíbula de 3 metros de largo, y medía entre 16 y 18 metros desde el hocico hasta el extremo de la cola. Pero su rasgo más impresionante son unos enormes dientes de hasta 30 centímetros de largo y 12 centímetros de ancho, por lo que se trata de la especie con los dientes más grandes entre todos los depredadores que han existido jamás en la Tierra.
Los descubridores afirman que el monstruo usaba su poderosa dentadura para cazar a otros cetáceos que medían unos 10 metros al igual que las ballenas actuales.
El cachalote prehistórico resultó incluso más grande que el megalodón, famoso tiburón gigante extinto hace "tan sólo" 1,5 millones de años y que sembraba el terror entre los habitantes de los mares.
De los depredadores contemporáneos, los únicos que se asemejan al L. Melvillei por su tamaño son los cachalotes, de hasta 20 metros de largo, los cuales, no obstante, poseen unos dientes relativamente pequeños que además tienen sólo en la mandíbula inferior y aprovechan para cazar moluscos y peces.
Además de describir la nueva especie hallada, Lambert y Bianucci también intentaron ofrecer una nueva explicación para la función del misterioso órgano del espermaceti presente en la cabeza de los cachalotes. Durante mucho tiempo, el espermaceti, un aceite blanquecino, fue el principal objetivo de los cazadores de ballenas.
Se consideraba hasta ahora que este órgano permite a los cachalotes sumergirse a grandes profundidades. Pero L. Melvillei no tenía que hacerlo, ya que sus presas habituales vivían cerca de la superficie, por lo que los investigadores dedujeron que el monstruo pudo haberlo usado como un arma para aturdir a las presas o pelear con otros machos de su misma especie.
Fuente: sp.rian.ru
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