Diente de un ictiosaurio utilizado en el trabajo.| Science
Los grandes reptiles marinos que habitaron en los mares, hace entre 251 y 65 millones de años, eran de sangre caliente, una característica que les permitía vivir a grandes profundidades y desplazarse nadando a largas distancias para capturar sus presas.
Esta es la conclusión a la que ha llegado un equipo de investigadores de la Universidad de Lyon y otras instituciones científicas francesas, que han analizado el isótopo 18 de los dientes fosilizados de tres de los linajes más significativos de aquellos monstruos marinos.
Los científicos, según publican en la revista 'Science', comprobaron que las temperaturas oceánicas en aquella era llegaban a ser muy frías, casi a punto de la congelación. Si los reptiles de entonces hubieran tenido la sangre fría, es decir, que su organismo se hubiera adaptado a la que había a su alrededor, su supervivencia habría sido muy complicada.
Para averiguar cómo funcionaba su organismo eligieron fósiles dentales de tres linajes: los plesiosaurios, los ictiosaurios y los mosasaurios, y compararon sus isótopos de oxígeno con los dientes de peces que viven en el mismo medio ambiente para descartar desviaciones en la temperatura corporal.
El resultado fue que los plesiosaurios y los ictiosaurios tenían una temperatura corporal que oscilaba entre los 35º y los 39º C. No está tan claro si los mosasaurios también mantenían su sangre caliente, aunque es algo que no descartan.
La explicación de esta adaptación evolutiva estaría en que los dos primeros linajes de reptiles marinos iban a la captura de sus presas y tenían que recorrer grandes distancias a una velocidad muy alta, como hacen los atunes, por lo que su metabolismo requería una temperatura alta para estar activo.
En el caso de los mosasaurios, por lo que ya se sabía, eran reptiles que permanecían al acecho cuando salían de caza y, por tanto, solo puntualmente alcanzaban grandes velocidades y en distancias cortas.
Para el catedrático de Paleontología José Luis Sanz, este trabajo "es muy interesante porque confirma las hipótesis que había sobre el comportamiento y el hábitat de estos reptiles marinos".
Todos ellos fueron grandes depredadores de dimensiones gigantescas, como también eran las de sus vecinos terrestres, los dinosaurios.
Esta es la conclusión a la que ha llegado un equipo de investigadores de la Universidad de Lyon y otras instituciones científicas francesas, que han analizado el isótopo 18 de los dientes fosilizados de tres de los linajes más significativos de aquellos monstruos marinos.
Los científicos, según publican en la revista 'Science', comprobaron que las temperaturas oceánicas en aquella era llegaban a ser muy frías, casi a punto de la congelación. Si los reptiles de entonces hubieran tenido la sangre fría, es decir, que su organismo se hubiera adaptado a la que había a su alrededor, su supervivencia habría sido muy complicada.
Para averiguar cómo funcionaba su organismo eligieron fósiles dentales de tres linajes: los plesiosaurios, los ictiosaurios y los mosasaurios, y compararon sus isótopos de oxígeno con los dientes de peces que viven en el mismo medio ambiente para descartar desviaciones en la temperatura corporal.
El resultado fue que los plesiosaurios y los ictiosaurios tenían una temperatura corporal que oscilaba entre los 35º y los 39º C. No está tan claro si los mosasaurios también mantenían su sangre caliente, aunque es algo que no descartan.
La explicación de esta adaptación evolutiva estaría en que los dos primeros linajes de reptiles marinos iban a la captura de sus presas y tenían que recorrer grandes distancias a una velocidad muy alta, como hacen los atunes, por lo que su metabolismo requería una temperatura alta para estar activo.
En el caso de los mosasaurios, por lo que ya se sabía, eran reptiles que permanecían al acecho cuando salían de caza y, por tanto, solo puntualmente alcanzaban grandes velocidades y en distancias cortas.
Para el catedrático de Paleontología José Luis Sanz, este trabajo "es muy interesante porque confirma las hipótesis que había sobre el comportamiento y el hábitat de estos reptiles marinos".
Todos ellos fueron grandes depredadores de dimensiones gigantescas, como también eran las de sus vecinos terrestres, los dinosaurios.
Fuente:elmundo.es
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