miércoles, 16 de noviembre de 2011

Un fósil hallado en Murero se convierte en el eslabón entre los gusanos primitivos y los artrópodos

El yacimiento de Murero ha sacado a la luz un fósil de hace 520 millones de años. Sus descubridores, un equipo de Zaragoza, Valencia y Moscú, afirman que es el nuevo eslabón entre los gusanos primitivos y los artrópodos. Mureropodia, representa un género desconocido y alude a la localidad en la que ha aparecido y a sus numerosas patas.


Murero es el yacimiento Cámbrico conocido como la "Capilla Sixtina de los trilobites"

Un primitivo y raro fósil de hace 520 millones de años ha sido recuperado en el yacimiento Cámbrico de Murero. Este hallazgo ha sido estudiado por un equipo de investigadores del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA) de la Universidad de Zaragoza, de la Universidad de Valencia y del Instituto Geológico de Moscú.

Según sus descubridores José Antonio Gámez, Eladio Liñán y Andrey Zhuravlev, el fósil representa un género desconocido que ha recibido el nombre de Mureropodia en alusión a la célebre localidad del hallazgo y a las numerosas patas que tiene el fósil.

El estudio de este ejemplar ha sido publicado como un capítulo del libro Evolutionary Biology, editado por Springer-Verlag. Se trata del único espécimen encontrado y ha sido depositado por la Dirección General de Patrimonio en el Museo Paleontológico de la Universidad de Zaragoza, donde será expuesto al público en un futuro.

Mureropodia apae

Mureropodia apae, como así se llama la nueva especie, es considerado como un animal del grupo extinto de los Xenúxidos e ilustra sobre cómo eran las formas intermedias entre los “gusanos” primitivos dotados de patas y los artrópodos. Sus caracteres lo representan como una especie de animal “puzle” que posee cuerpo de gusano cubierto por multitud de diminutas verrugas y por microplacas de donde salían “pelos” táctiles y quimiorreceptores, que tiene al menos cinco pares de patas cortas y telescópicas para una locomoción lenta y provistas de garras para excavar galerías en el fondo marino, que posee una larga trompa o probóscide para detectar y cazar presas ocultas en el fango, dotado de un sistema digestivo con boca y ano y, finalmente, con apéndices anteniformes insertados en la parte anterior de la probóscide.

La preservación es tan excepcional que permite observar al microscopio haces musculares entretejidos y distribuidos a lo largo de todo el cuerpo formando un saco dermomuscular.

Esta especie era, por lo tanto, un animal “todo terreno”, pero mejor adaptado a vivir y cazar en el medio marino endobentónico (subterráneo) mediante movimientos peristálticos y que seguramente no sería demasiado veloz pero muy eficaz como depredador.

La investigación ha sido financiada por el Ministerio de Ciencia e Innovación dentro del Proyecto Murero, dirigido por Eladio Liñán, en el que también participa el Gobierno de Aragón y el Programa CAI-CONAI Europa.

Con esta pieza única, el Museo Paleontológico de Zaragoza refuerza aún más su papel de ser uno de los museos más importantes del mundo por su contenido en fósiles excepcionales relacionados con el evento conocido como la “explosión de la vida en el Cámbrico”.

Éste fue un hito geológico y paleontológico único en la historia de la Tierra, por el que la biosfera pasó (en un lapso muy corto de tiempo) de estar dominada por un mundo microbiano a constituirse en otra con una estructura ecológica ya moderna donde, como en la biosfera actual, los animales eran los organismos predominantes y existía la depredación.

Murero es el yacimiento Cámbrico conocido como la “Capilla Sixtina de los trilobites” por la conservación, abundancia y variedad de estos fósiles, cuyo número se aproxima a la cifra de cien especies. También lo es por sus recientes y excepcionales hallazgos de animales primitivos de cuerpo blando fosilizados con una extraordinaria nitidez.

Esta asociación de fósiles de conservación excepcional es internacionalmente conocida como la biota de Murero. que comprende numerosos grupos de artrópodos, algas, esponjas, gusanos cefalorrínquidos, equinodermos, braquiópodos, pistas fósiles y otros grupos de asignación biológica incierta.

Su importancia científica consiste en ser una de las pocas ventanas abiertas que conocemos en la corteza terrestre donde se puede estudiar e interpretar cómo se produjo el origen y explosión de la vida animal en nuestro planeta.

El yacimiento celebrará el próximo año el 150 aniversario de su descubrimiento. Después de 35 años de excavaciones ininterrumpidas por parte del “equipo Murero”-IUCA de la Universidad de Zaragoza, su riqueza paleontológica y extensión es tal que se calcula apenas se conoce el 40 por ciento de las especies que contiene.


Fuente: aragondigital.es

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