El cráneo de las pájaros modernas corresponde al de dinosaurios jóvenes
La forma del cráneo aviario es un tipo adulta de los cráneos juveniles de los Terópodos, un amplio grupo de dinosaurios bípedos y carnívoros. Así lo asegura un estudio firmado por un cuadro internacional de científicos en el que participan paleontólogos de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).
Un estudio divulgado en la revista Nature comprueba que el cráneo de las pájaros modernas surgió a través de una secuencia de episodios asociados al acortamiento de las trayectorias de progreso en dinosaurios carnívoros (terópodos). Este fenómeno, recordado como pedomorfosis, involucra que la forma del cráneo aviario es —en términos generales— un tipo adulta de los cráneos juveniles de sus ancestros dinosaurianos.
Para arribar a esta conclusión, un cuadro multidisciplinar de científicos utilizó una serie de técnicas digitales y estadísticas de medición de la forma prestigiadas como técnicas de morfometría geométrica. Gracias a estas técnicas fue factible comparar la muestra más enteramente completa recogida hasta la fecha de embriones juveniles y adultos de dinosaurios, tanto fósiles como actuales —considerando a las pájaros como dinosaurios frescos—.
El estudio comprueba que aspectos físicos de las pájaros modernas tan familiarizados como el tamaño corporal reducido, los descomunales ojos y los intelectos globosos (encefalizados), son el resultado de como minimo cuatro episodios sucesivos de acortamiento en el progreso normal (desde el estado de embrión al estado adulto) de sus ancestros los terópodos.
Esto explica que los dinosaurios más primitivos tuvieran secuencias de progreso más largas que la de sus descendientes; acortamiento en tiempo de progreso que es enormemente evidente en las pájaros.
Cuatro etapas de transformació
Jesús Marugán, de la Unidad de Paleontología de la UAM y firmante del artículo, explica que el inicialmente de los cuatro episodios de acortamiento en el progreso de los Terópodos subraya un giro en la morfología general del cráneo: “Más cuadrangular en las especies más basales o primigenias, como el arcosauromorfo Euparkeria, hacia morfologías craneales con cráneos más ligeros y estrechos, como el tiranosaurido Guanlong”.
“La segunda etapa es ya el principio de la disminución de la secuencia de progreso asociada a un acortamiento de la cara: el emblemático Archaeopteryx, el género de pájaros más primitivo que conocemos. Al mismo tiempo de la disminución enérgica del tamaño corporal, a partir de esta etapa aparecerían los rasgos más distintivos de las pájaros: su pico, la cefalización y el progreso de las órbitas”, añade el investigador.
Como constata el artículo, son precisamente estos rasgos que se van acentuando sucesivamente hacia las pájaros modernas (reducción en talla y progreso cefálico) los que fueron decisivos en el procedimiento evolutivo que configuró el control mecánico y neuronal ineludible para perfeccionar el vuelo.
Para los investigadores este hallazgo no solamente es otra evidencia paleobiológica de que las pájaros son dinosaurios. Como resaltan, es así mismo “una demostración de que las claves para desentramar la naturaleza de los componentes evolutivos radican en estudios integrados, comparando especies extintas con sus especies descendientes vivas que habitan hoy el planeta”.
Desarrollo y transformación
La conexión entre las alteraciones en la secuencia del progreso (desarrollo embrionario) y el surgimiento de originalidades evolutivas en el tiempo, es un hecho largamente aceptado en biología. Esta conexión entre progreso y transformación queda divinamente enmarcada en la frase: “Ontogenia recapitula Filogenia”, iniciativa por el filósofo y biólogo alemán Ernst Haeckel en 1892, y conocida como “teoría de la recapitulación”.
Esta teoría sostiene que el progreso embrionario de cada especie (ontogenia) refleja la historia evolutiva de esta especie (filogenia); o, lo que es lo mismo: que cada uno de los etapas que el individuo de una especie atraviesa a lo largo de su progreso embrionario representa una de las formas adultas que apareció en su historia evolutiva.
Además de especialistas de la Unidad de Paleontología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), el cuadro de investigación que firma el estudio abarca a embriólogos de la Universidad de Harvard (EE UU) y a paleontólogos de las universidades de Texas y Nueva York y del Museo Americano de Historia Natural (EE UU).
Fuente: http://www.pysnnoticias.com
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