En 1928, paleontólogos descubrieron en el desierto de Nevada (EE.UU.) un cementerio de ictiosaurios, cuya muerte se atribuyó a un envenenamiento por plancton contamindo.
Sin embargo, para Mark McMenamin, un experto del Mount Holyoke College de Massachusetts (EE.UU.), los restos del lugar comprueban la vieja teoría de la existencia de un monstruoso cefalópodo que surcó los océanos del Triásico, hace más de 200 millones de años, que inspiró al mitológico kraken, un pulpo gigante que debora todo tipo de embarcaciones.
Aunque McMenamin nunca ha podido encontrar restos del animal, dice que este cementerio aporta evidencia indirecta de su existencia. Las marcas dejadas en los huesos fosilizados de los ictiosaurios muestran la presencia de las ventosas del animal, que era tan grande como para capturar con sus tentáculos a ictiosaurios de 15 metros, romperles el cuello y arrastrarles hasta su escondite para devorarlos. Además, dice, los restos de los ictiosaurios están en una disposición similar a como los pulpos modernos dejan a sus presas en las madrigueras. ¿Por qué no hay restos? Porque la bestia es como los calamares y pulpos de hoy, de cuerpo blando, que se descomponen rápidamente tras su muerte, impidiendo la fosilización.
Sin embargo, para Mark McMenamin, un experto del Mount Holyoke College de Massachusetts (EE.UU.), los restos del lugar comprueban la vieja teoría de la existencia de un monstruoso cefalópodo que surcó los océanos del Triásico, hace más de 200 millones de años, que inspiró al mitológico kraken, un pulpo gigante que debora todo tipo de embarcaciones.
Aunque McMenamin nunca ha podido encontrar restos del animal, dice que este cementerio aporta evidencia indirecta de su existencia. Las marcas dejadas en los huesos fosilizados de los ictiosaurios muestran la presencia de las ventosas del animal, que era tan grande como para capturar con sus tentáculos a ictiosaurios de 15 metros, romperles el cuello y arrastrarles hasta su escondite para devorarlos. Además, dice, los restos de los ictiosaurios están en una disposición similar a como los pulpos modernos dejan a sus presas en las madrigueras. ¿Por qué no hay restos? Porque la bestia es como los calamares y pulpos de hoy, de cuerpo blando, que se descomponen rápidamente tras su muerte, impidiendo la fosilización.
Fuente: diario.latercera.com
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