El mayor hallazgo se produjo en 2005 cuando se encontraron cinco huesos de la pata delantera izquierda de un dinosaurio saurópodo.
En el pasado la mayoría de la gente que iba a Angola buscaba petróleo, diamantes o minas. Ahora el país también es una atracción para los cazadores de fósiles –paleontólogos– quienes lo describen como “un museo en el suelo”.
Tres décadas de guerra civil (que terminó en 2002) mantuvieron cerrada a Angola durante muchos años. Por esa razón, pocos científicos han tenido oportunidad de visitarla.
Los que ahora tienen esa oportunidad no se van decepcionados.
Louis Jacobs de la Southern Methodist University de Dallas define a Angola como “la última frontera para la paleontología”.
“Pocas investigaciones se llevaron a cabo debido a la guerra, pero ahora que lo estamos haciendo, sabemos que hay mucho por encontrar”, afirma.
“En algunas áreas hay, literalmente, fósiles que salen de las rocas. Es como un museo en el suelo”, dice.
El mayor hallazgo
Louis Jacobs forma parte de “PaleoAngola”, un proyecto cuyo mayor hallazgo, hasta el momento, se produjo en 2005 en el acantilado de Iembe a 65 kilómetros de la capital, Luanda.
Ese año fueron descubiertos cinco huesos de la pata delantera izquierda de un dinosaurio saurópodo.
Desde entonces, la mayoría de las calaveras y esqueletos encontrados han sido de tortugas, tiburones, plesiosaurios y mosasaurios, de los cuales hay una especie de angolasaurio.
Plesiosaurios y mosasaurios no son técnicamente dinosaurios terrestres, sino reptiles marinos emparentados con los lagartos y las serpientes.
Según Octavio Mateus, de la Nueva Universidad de Lisboa, los huesos de los saurópodos son sólo el comienzo.
“Creemos que hay más dinosaurios para encontrar, sólo necesitamos las instalaciones y los medios para excavar”, dice.
“Angola es sorprendente en fósiles. Algunos de los lugares son los mejores del mundo en esa materia, ya que seguimos encontrando nuevos animales por lo que es emocionante estar aquí”, cuenta.
Además de desenterrar fósiles interesantes, el estudio de la paleontología trata también de entender cómo se formó la Tierra hace decenas de millones de años.
Por ejemplo, cuando Sudamérica se dividió de África y se formó el océano Atlántico Sur.
“Los fósiles pueden indicar cómo los animales migraron de un lugar a otro y cómo los continentes se movieron con el paso del tiempo”.
“A partir del estudio de los fósiles podemos calcular el momento en que los animales terrestres ya no eran capaces de cruzar desde África hasta América del Sur y cuándo estaban presentes los animales marinos”, explica Mateus.
Impacto de asteroide
Las rocas también son el punto de referencia del tiempo en que los dinosaurios se extinguieron.
Es generalmente aceptado por la comunidad científica que un asteroide golpeó la Tierra hace 68 millones de años, cayendo en el mar en algún lugar cerca de México.
“Se puede ver donde la lava ha avanzado sobre la arena húmeda y luego donde ha avanzado sobre la tierra seca. Eso nos da un indicio de diferentes cosas que estaban ocurriendo hace millones de años”, cuenta Mateus.
El proyecto “PaleoAngola” cuenta con financiación de la Sociedad Geográfica Nacional y la Fundación para la Investigación del Petróleo de América; también se lleva a cabo en colaboración con universidades de Luanda, Lubango y de Maastricht en los Países Bajos.
Las excavaciones en Angola se centraron en Iembe y también en la costa de Bentiaba, en el sur de la desértica provincia de Namibe, en la frontera con Namibia.
“Además de hacer esta investigación, la idea es formar a los científicos angoleños para que a largo plazo puedan ejecutar el programa”, afirma Louis Jacobs, ex director del Museo Nacional de Paleontología de Kenia.
“Angola debería ser capaz de aprovechar sus propios y únicos recursos para enseñar en los museos a las futuras generaciones cómo era su país y el mundo.
“Y, quién sabe, en un plazo mucho más largo podría ser una atracción turística”.
Los que ahora tienen esa oportunidad no se van decepcionados.
Louis Jacobs de la Southern Methodist University de Dallas define a Angola como “la última frontera para la paleontología”.
“Pocas investigaciones se llevaron a cabo debido a la guerra, pero ahora que lo estamos haciendo, sabemos que hay mucho por encontrar”, afirma.
“En algunas áreas hay, literalmente, fósiles que salen de las rocas. Es como un museo en el suelo”, dice.
El mayor hallazgo
Louis Jacobs forma parte de “PaleoAngola”, un proyecto cuyo mayor hallazgo, hasta el momento, se produjo en 2005 en el acantilado de Iembe a 65 kilómetros de la capital, Luanda.
Ese año fueron descubiertos cinco huesos de la pata delantera izquierda de un dinosaurio saurópodo.
Desde entonces, la mayoría de las calaveras y esqueletos encontrados han sido de tortugas, tiburones, plesiosaurios y mosasaurios, de los cuales hay una especie de angolasaurio.
Plesiosaurios y mosasaurios no son técnicamente dinosaurios terrestres, sino reptiles marinos emparentados con los lagartos y las serpientes.
Según Octavio Mateus, de la Nueva Universidad de Lisboa, los huesos de los saurópodos son sólo el comienzo.
“Creemos que hay más dinosaurios para encontrar, sólo necesitamos las instalaciones y los medios para excavar”, dice.
“Angola es sorprendente en fósiles. Algunos de los lugares son los mejores del mundo en esa materia, ya que seguimos encontrando nuevos animales por lo que es emocionante estar aquí”, cuenta.
Además de desenterrar fósiles interesantes, el estudio de la paleontología trata también de entender cómo se formó la Tierra hace decenas de millones de años.
Por ejemplo, cuando Sudamérica se dividió de África y se formó el océano Atlántico Sur.
“Los fósiles pueden indicar cómo los animales migraron de un lugar a otro y cómo los continentes se movieron con el paso del tiempo”.
“A partir del estudio de los fósiles podemos calcular el momento en que los animales terrestres ya no eran capaces de cruzar desde África hasta América del Sur y cuándo estaban presentes los animales marinos”, explica Mateus.
Impacto de asteroide
Las rocas también son el punto de referencia del tiempo en que los dinosaurios se extinguieron.
Es generalmente aceptado por la comunidad científica que un asteroide golpeó la Tierra hace 68 millones de años, cayendo en el mar en algún lugar cerca de México.
“Se puede ver donde la lava ha avanzado sobre la arena húmeda y luego donde ha avanzado sobre la tierra seca. Eso nos da un indicio de diferentes cosas que estaban ocurriendo hace millones de años”, cuenta Mateus.
El proyecto “PaleoAngola” cuenta con financiación de la Sociedad Geográfica Nacional y la Fundación para la Investigación del Petróleo de América; también se lleva a cabo en colaboración con universidades de Luanda, Lubango y de Maastricht en los Países Bajos.
Las excavaciones en Angola se centraron en Iembe y también en la costa de Bentiaba, en el sur de la desértica provincia de Namibe, en la frontera con Namibia.
“Además de hacer esta investigación, la idea es formar a los científicos angoleños para que a largo plazo puedan ejecutar el programa”, afirma Louis Jacobs, ex director del Museo Nacional de Paleontología de Kenia.
“Angola debería ser capaz de aprovechar sus propios y únicos recursos para enseñar en los museos a las futuras generaciones cómo era su país y el mundo.
“Y, quién sabe, en un plazo mucho más largo podría ser una atracción turística”.
Fuente: bbc.co.uk
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