martes, 27 de septiembre de 2011

El origen de las uñas en los primates


El hallazgo de los restos más antiguos de uñas de primates confirma la idea de que éstas se desarrollaron en primates de pequeño tamaño, y refuta la teoría de que surgieron sólo cuando la evolución hizo aumentar el tamaño corporal de los primates.

Los restos de más de 25 nuevos especímenes de Teilhardina brandti, un primate extinto, incluyendo fragmentos de dientes superiores y huesos de tobillo, muestran que el mamífero vivió en los árboles. Sus uñas permitieron al animal, parecido a un lémur, sujetarse a las ramas y desplazarse por los árboles con más agilidad.

El estudio lo ha llevado a cabo el equipo de Jonathan Bloch, conservador de paleontología de vertebrados en el Museo de Historia Natural de Florida, ubicado en el campus de la Universidad de Florida, Stephen Chester (Universidad de Yale) y Ken Rose (Universidad Johns Hopkins).

Lo descubierto proporciona un mejor conocimiento sobre las relaciones evolutivas de uno de los más antiguos primates anatómicamente modernos de los que se tiene conocimiento, así como sobre el marco temporal y las condiciones medioambientales que permitieron el desarrollo de las uñas en los dedos de manos y pies, unas uñas anatómicamente exclusivas de los primates.

Los especímenes de T. brandti fueron recolectados durante los últimos siete años en la cuenca de Bighorn, en Wyoming. Los fósiles corresponden al Periodo Eoceno temprano, hace unos 55,8 millones de años, una etapa que coincide con un episodio de calentamiento global de 200.000 años conocido como el Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno. Los mamíferos evolucionaron hacia un menor tamaño corporal durante esa época.

La aparición de los primeros primates modernos en América del Norte coincidió en el tiempo con la aparición de otros mamíferos modernos, como por ejemplo los caballos.

Con menos de 15 cm de largo, el T. brandti era omnívoro. Mientras que los primates arcaicos mayormente tenían garras, algunas de las características de los primates anatómicamente modernos incluyen ojos orientados hacia adelante en vez de ubicados a los lados, un cerebro más grande, y uñas en todos los dedos.

Las uñas descubiertas son las más pequeñas conocidas de su tipo, tanto entre animales extintos como aún existentes.

Fuente: noticiasdelaciencia.com

Icnitas de estegosaurio en el Jurásico de Portugal

El último número de la revista polaca Acta Palaeontologica Polonica (56/3, septiembre de 2011) publica un trabajo sobre icnitas de estegosaurios del Jurásico Superior de Portugal
Fotografías de las nueve huellas de pie estudiadas. Imagen tomada de Mateus et al. (2011: Fig. 2). Pulsar sobre la imagen para ampliar.

El trabajo, liderado por Octavio MATEUS, de la Universidad Nueva de Lisboa y el Museo de Lourinhã, estudia 11 contramoldes procedentes de seis yacimientos: playa de Vale Frades, playa de Peralta norte, playa de Peralta sur, playa de Porto das Barcas norte, playa de Porto das Barcas Sur y Porto Dinheiro, todas pertenecientes al municipio de Lourinhã.

Son nueve huellas del pie, tridáctilo, y dos de la mano, con forma semilunar. La mayor icnita del pie mide 56 cm de longitud, más o menos como la mayor encontrada en Asturias (véase DinoAstur, 17-2-2009).

Una de las huellas preserva una conservación excepcional, con marcas de los tubérculos polígonales de la piel, de entre 4 y 8 mm de diámetro.

Fotografía de la huella PBS 2 (ML 1347) del yacimiento de la playa de Porto das Barcas, con impresiones poligonales de la piel. Imagen tomada del blog de Octavio Mateus: LusoDinos. Pulsar sobre la imagen para ampliar.

En este trabajo comentan que Deltapodus ibericus COBOS, ROYO-TORRES, LUQUE, ALCALÁ & MAMPEL 2010, definida a finales del año pasado en Teruel (veáse Aragosaurus, 10-1-2011), es un sinónimo de Deltapodus brodricki WHYTE & ROMANO 1994 de Inglaterra, publicada en 1995.

La referencia es:

Octávio MATEUS, Jesper MILÀN, Michael ROMANO & Martin A. WHYTE. 2011. New finds of stegosaur tracks from the Upper Jurassic Lourinhã Formation, Portugal. Acta Palaeontologica Polonica, 56 (3): 651-658. [PDF versión 1, PDF versión 2]

Fuente: dinoastur.com

lunes, 5 de septiembre de 2011

Hallado en Tíbet el abuelo del Rinoceronte Lanudo


La enorme calavera de un rinoceronte que vivió hace más de tres millones de años acaba de aclarar uno de los grandes misterios de la paleontología. Durante miles de años, las zonas frías del norte de Eurasia y Norteamérica estuvieron dominadas por mamíferos de enormes dimensiones a los que los expertos engloban en un temible grupo conocido como megafauna.

Entre ellos estaban el mamut y el rinoceronte lanudos, cuyos cuerpos estaban cubiertos de una generosa mata de pelo para sobrevivir a la glaciación. Las pruebas actuales sugieren que los ancestros de los mamuts llegaron desde zonas cálidas de África. En cambio, la cuna de los rinocerontes era un misterio hasta hoy.

Un estudio publicado en Science mantiene que el primer hogar del rinoceronte lanudo estuvo a los pies de la montaña más alta del mundo. Allí, en el Himalaya, un grupo de investigadores de China, EEUU y Europa ha descubierto al que, por ahora, es el rinoceronte lanudo más viejo que se ha hallado nunca.

Se trata del Coelodonta thibetana, una nueva especie de unos 1.800 kilos y hasta dos metros de altura, según explica Xiamoing Wang, investigador de la Academia China de Ciencias y uno de los descubridores del fósil. Su equipo desenterró en 2007 el cráneo de este gigante en una zona del suroeste de Tíbet que está a 4.500 metros de altura. Su antigüedad, de 3,6 millones de años, pone patas arriba la hipótesis más aceptada de cómo los rinocerontes conquistaron Eurasia durante la Edad de Hielo.

Esta señala que, durante el avance de los hielos polares por las estepas de Europa y Asia que comenzó en el Pleistoceno, hace unos 2,5 millones de años, los grandes mamíferos llegados de zonas más templadas comenzaron a cubrirse de pelo y crecer en tamaño para adaptarse al frío.

Pero un millón de años antes, el nuevo rinoceronte lanudo ya había inventado ese equipamiento, incluyendo las lanas y un largo cuerno aplanado por los lados con el que removía la nieve blanda en busca de la hierba y arbustos de los que se alimentaba, según explica Xang.

En España

Tras la llegada de la glaciación, los rinocerontes lanudos dejaron el Himalaya para conquistar Eurasia. En su avance dieron lugar a otras especies posteriores cuyos restos han sido hallados desde Siberia al norte de España, explica Dick Mol, investigador del Museo de Historia Natural de Rotterdam.

Xang y sus colegas mantienen que el rinoceronte no migró solo, sino con cabras montesas, leopardos de las nieves y antílopes cuyos restos han sido desenterrados en el mismo yacimiento. "Es una hipótesis chocante pero interesante", opina Bienvenido Martínez-Navarro, investigador del Instituto de Paleontología IPHES. Al final de la glaciación, hace unos 10.000 años, los rinocerontes y el resto de la megafauna se extinguió. Martínez-Navarro no tiene dudas del porqué: "Fue la llegada del Homo sapiens desde África lo que acabó con ellos".

Fuente:Publico.es